Venecia: el mar en la mesa

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Querido lector, hoy llegamos a Venecia: ciudad sin parangón en el mundo que fue construida sobre el agua y no posee calles, sino canales. Como es de suponer, su gastronomía típica se basa en los productos de mar y realmente no es muy conocida fuera de la zona: si usted nombra las sarde al saor o el fegato alla veneziana quizás no le evocará nada pero a los venecianos los hace salivar.

Si el pescado no es de sus ingredientes favoritos, mejor decántese por otros platos italianos al visitar la ciudad. Pero si los frutos del mar le llaman la atención y/o quiere exponer sus papilas gustativas a sabores típicos venecianos, adéntrese en su gastronomía marítima que tanto gusta a los lugareños.

Uno de los platillos más populares son las sardinas y el más emblemático es las sarde in saor (sardinas con sabor, según el dialecto veneciano). Se trata de una preparación de origen más bien pobre por sus sencillos ingredientes originales: sardinas, cebolla y vinagre.

Su consolidación comienza en el año 1300 como requerimiento de los marineros para conservar sus alimentos por largo tiempo: la sal, la cebolla y el vinagre cumplían con esa misión. Su preparación es muy sencilla: luego de lavarlas y abrirlas, se fríen y se colocan en un sofrito realizado aparte con cebollas y vinagre. Para que se impregnen más de sabor, se dejan reposar fuera de la nevera por 24 horas y eccole qua! pronte per mangiare.

Cuando este plato saltó a las mesas de los nobles se le agregaron ingredientes más costosos tales como las pasas y los piñones y adquirió así, un sabor agridulce muy apreciado por algunos.

Otro plato veneciano que debe probar es el Baccalà mantecato (bacalao mantecado) que consiste en preparar dicho pescado como una “espuma” y va acompañado con una polenta tostada a la grilla.

 

(Foto di Faiz Dila da Pixabay)

 

Ahora bien, si usted no es amante de los frutos de mar, pero sí del hígado, le sugiero que pida el fegato alla veneziana cuya preparación consiste en cortar el ingrediente principal en tiras y cocinarlo junto a cebolla cortadas similarmente. El gusto dulzón de esta última le confiere un sabor particular.

Hay muchos más platillos pero estos son los más recomendados por los habitantes de Venecia o de La Serenissima, como se le conoce también.

Querido lector, si se quiere dar otro gustazo, tome un avión que lo deposite en Roma o Milán. De allí diríjase en tren hasta Venecia ya que es la mejor manera de llegarle. De la estación de tren, camine o tome un vaporetto que lo lleve hasta la isla principal navegando por el Gran Canal y vaya admirando su arquitectura típica (mezcla de gótico con estilo otomano y bizantino). Le recomiendo que comience su periplo en la Plaza San Marcos, una de las más bellas y grandes de Europa. Maravíllese en la Basílica de San Marcos, visite el Palacio Ducal, pasee en góndola (imperdible aunque sea costoso) y admire sus puentes que conectan, por encima de los canales, los paseos peatonales.

Cuando el cuerpo le pida un descanso, le recomiendo que, primero se tome un aperol o un bellini en algún café en plena Plaza San Marcos: ¡es una experiencia sobrecogedora estar en un sitio cuya nacimiento data del año 421!

Luego, cuando el hambre lo asalte, diríjase a algún bacaro (“bar de tapas”) y pida sus mejores cichetti o tapas venecianas (pronunciadas “chiquetti”). Le sugiero que pruebe las típicas que mencionamos en este artículo y muchas otras que podrá compartir con sus acompañantes. Una cerveza, vino o coctel marinarán muy bien con ellas y, al brindar, le harán decir: la vita è bella!

Cin cin e buon appetito!

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