Querido lector, ya estamos en Navidad y ¡qué mejor que celebrarla a la italiana! Si bien hay platos comunes de norte a sur, cada región tiene sus preparaciones especiales que sirven para alimentar el alma de las familias en las fiestas decembrinas: dependiendo de la zona geográfica se come pasta rellena, lentejas, cotechino (especie de salchicha, pronunciado cotequino), platos a base de pescado u otras especialidades gatronómicas.
Lo que sí es común en toda la Bota es la bebida zabaione que es una especie de ponche crema pero en vez de ron, lleva Marsala (vino dulce y especiado originario de Sicilia). También el panettone y su primo el pandoro no pueden faltar en una mesa navideña.
Muy común también es el vin brulé: vino caliente cocinado con diversas especias que sirve para calentar el cuerpo y el espíritu. Su historia es milenaria, tan lejana como el Imperio Romano donde se preparaba con miel y azafrán; luego en la Edad Media se le fueron agregando las especias que le dan ese sabor característico. En este caso, también dependiendo de las regiones se usan vinos diferentes: puede ser un Pinot Noir, o un Lambrusco (que le da una simpática efervescencia), un Barolo, un Sangiovese, etc. Pero la característica común es la calidad del vino: debe ser alta porque es la base para una buena preparación
Como ya se anunció que el fenómeno de El Niño se está alejando para dar paso a La Niña que nos regalará temperaturas más bajas, le invito a que se prepare un buen vin brulé para que introduzca en su casa un pedazo de ese sabor italiano tan característico (si bien es oriundo de diversas partes de Europa y no específicamente de la bota itálica). Acá van los ingredientes: 1 litro de vino rojo, bastones de canela, enebro (opcional porque es bien dificil conseguirlo por estos lares), 100 gramos de azúcar, concha de limón y de naranja, clavos de olor y anís estrellado.
Y ahora, ¡manos a la obra!: luego de vertir el azúcar y todas las especias en una olla, añada el vino y colóquela sobre la hornilla con fuego fuerte hasta que hierva; baje la llama y cocínelo por 30 minutos revolviendo de vez en cuando. Posteriormente, cuele la mezcla y degústela caliente. ¡Créame que sentirá su espíritu elevarse!
Hoy lo invito a un paseo que me es muy cercano porque involucra mi ciudad paterna en Romaña (al noreste de Italia, al este de Boloña): Faenza la cual, desde el Medioevo, está consolidada como el centro cerámico por excelencia no solo de Italia sino de Europa y del mundo. Es de tal importancia que en Francia se acuñó el término faïence para denominar -en tierras galas y anglosajonas – este tipo de cerámica vidriada realizada artesanalmente.
Visite su Museo de la Cerámica para que admire piezas centenarias y el 5 de enero diríjase a su plaza central para que participe de su fiesta tradicional: La Notte del Bisò (denominación faentina del vin brulé) que consiste en una gran fogata sobre la cual se cocina el vino en un caldero gigante. Es una gran celebración donde todos se reúnen para socializar y conversar sobre cualquier tema, con un vaso de bisò (pronunciado bizó) en la mano para calentarse. La ocasión es tan tradicional que hasta han creado unas típicas tazas de cerámica para tomarlo (aunque en la plaza no las usen).
Se celebra el 5 de enero ya que es la vigilia del Día de la Befana quien es la viejecilla que, como se arrepintió de no ayudar a los Reyes Magos a llegar a donde estaba Jesús, comenzó -todos los 6 de enero- a peregrinar por las casas para buscar al Niño de Dios mientras dejaba regalitos para los demás niños que se portaban bien y pedazos de carbón para los que no.
Entonces vaya a Faenza, comparta con los faentinos, salude de mi parte a mi familia que es bien simpática y tómese un rico bisò. Eso sí, con moderación, no vaya a ser que la Befana dictamine que abusar de él sea “portarse mal” y en la mañana se encuentre con un pedazo de carbón en vez de un regalito.
No me queda más que desearle una Feliz Navidad y que el año 2024 sea muy próspero para usted.
Auguri di buon Natale e un meraviglioso anno 2024!
Cin cin
