Amaretto di Saronno: cinco siglos de historia en un vaso

Si usted no es como yo, pero sí como mis padres, a usted le encanta el Amaretto Di Saronno. Ese licor dulce hecho de almendras amargas y azúcar es uno de los productos embajadores de la bandera “blanca, verde y roja” que está presente en todo el planeta. Según los gustos, se puede consumir solo, con hielo o en cocteles que lo tienen integrado en sus recetas.

Aquellos sibaritas entusiastas del Amaretto quizás no sepan que se están deleitando con ¡5 siglos de historia! Y esto da para pensar: si un producto es capaz de permanecer en el gusto de los consumidores por tanto tiempo, significa que debe ser bueno (¡Tendré que reconsiderar mis gustos!).

El Renacimiento (mitad del siglo XIV al XVI), esa época en la cual toda Europa, luego de padecer el oscurantismo del Medioevo, vivió un período primaveral durante el cual los artistas se volcaron a la antigüedad clásica para integrarla en todas las manifestaciones culturales. Atrás quedó la interpretación puramente religiosa que había imperado en la época medieval, e Italia se abrió al florecimiento de las artes, la literatura y la modernidad que luego se expandiría a Europa.

Florencia fue el epicentro de todo este torbellino cultural gracias a la visión de la familia Medici quien supo ver más allá y apoyó a los artistas para que crearan obras que se han erigido como patrimonio cultural mundial. Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Tiziano son los representantes más icónicos de esta “primavera”.

Precisamente en el siglo XV, en medio de esta revolución cultural, un discípulo de Leonardo Da Vinci, el pintor Bernadino Luini fue contratado para realizar un fresco de la Virgen de los Milagros en una ciudad al norte de Milán, en la región de Lombardía: se trataba de Saronno y corría el año de 1525.

Habiéndose quedado prendado de la joven que atendía la pensión en la cual se hospedaba, Bernadino le pidió que posase para él y fuera la modelo para la Virgen que él debía pintar. La historia cuenta que ella, para agradecerle tremendo honor, le preparó un licor con azúcar tostado, almendras amargas y brandy. Su sabor nada amargo (aunque su nombre indique lo contrario, amaretto viene de amaro: amargo en italiano) y que recuerda al mazapán (por compartir el mismo ingrediente principal: las almendras) gustó mucho y se expandió rápidamente por toda Italia y luego por Europa.

Bottiglie di Amaretto
Botellas de Amaretto. (Di Infrogmation of New Orleans – Photo by Infrogmation, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17715761)

Como el Amaretto no es un destilado, en la actualidad muchas personas lo realizan en casa por su fácil preparación; sin embargo, si usted quiere saborear el verdadero y original, debe probar el de la familia Reina quien ostenta la receta original que ha pasado de generación en generación y, para otorgarle un nombre propio lo bautizó como Amaretto Disaronno (todo junto que denota marca y no un lugar de procedencia, como vendría a ser si fuera separado: “Di Saronno”). Hay otra familia que también lo produce desde los años 1800 (Lazzaroni) y esas son las dos grandes compañías que en la actualidad producen sus marcas de amaretto en Saronno.

Querido lector, he aquí otro plan que le propongo: váyase a Italia a pasear; diríjase a Milán y luego de embelesarse con su Duomo, continúe hacia el noroeste hasta llegar a Saronno. Visite los frescos de Bernadino en el Santuario de la Beata Virgen de los Milagros, siéntese en un café en la plaza principal y pida un Amaretto (pero, cuidado, indique que es el licor, porque si no, corre el riesgo de que le traigan una galleta que lleva el mismo nombre y que está preparada con harina de almendras).

Cincin e buon appetito!

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