¡Brindemos con una copa de grappa!

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Querido lector, por ser esta nuestra primera entrega del 2024, permítame desearle lo mejor para este año; que venga cargado de cosas buenas y mucha gastronomía italiana que nos eleve el espíritu con sus sabores y texturas.

Por nuestra parte, seguiremos desde esta tribuna en La Voce d’Italia, desentrañando las historias y secretos de la cocina itálica, una de la más ricas y bien posicionadas del mundo.

Luego de las fiestas decembrinas, viene la calma: tuvimos un período híbrido lleno, entre otros, de panettoni, pandori, tortellini, cappelletti, vitel tonné más otras preparaciones venezolanas tan típicas de estas épocas: ¿Quién no se comió una hallaca con pernil, ensalada de gallina y pan de jamón? Eso es lo delicioso de las mezclas de culturas: amplían la gama culinaria y las papilas gustativas lo agradecen; sin embargo, a veces el estómago queda algo resentido. Por ello ¡ayudémolo! Y ¿de qué mejor manera que con un bajativo o pousse café italiano?

Le propongo una grappa, el drink más perfecto para bajar la comida y sentirse como nuevo luego de haberse deleitado con una opípara comida. Su origen es incierto, en varios países se toma lo que se conoce como orujo de uva y está hecho con el hollejo, es decir el bagazo que queda luego de la producción de vino (piel, semillas, tallos y pulpa). Es un hecho que, al igual que sucede con la aceituna, todo de la uva se aprovecha para distintos usos.

Como dato curioso le diré para que para que se le pueda denominar grappa, tiene que ser producido, vinificado y destilado únicamente de uvas italianas o de la Suiza italiana: el Ticino (pronunciado “tichino”), esto tras un acuerdo entre la Unión Europea y la Confederación Helvética. Es importante decir que el término grappa- que deriva de la palabra latina grappolus con la que se denominaba el racimo de uvas- es una indicación geográfica protegida: su uso para referirse a cualquier otro destilado similar es ilegal.

 

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La Mesopotamia de los siglos VIII al VI a.C. fue testigo de la invención de los métodos de destilación que fueron aplicados a la producción del aguardiente. Hay registros medievales (del siglo XII d.C.) que los mencionan. En cuanto a la historia registrada de la grappa per se, hay algunas leyendas que la datan en la Antigua Roma; sin embargo, en estos artículos preferimos ceñirnos a los datos históricos y no a “cuentos de camino” y así encontramos que el primer registro de su producción realizado por un historiador, se remonta al año 511 d.C. en la región del Friuli ubicada en la zona más noreste de Italia pegada con Austria y Eslovenia; y fue de manos de la tribu de los Burgundios que llegaron de Austria y se establecieron brevemente en dicha zona. Ellos aplicaron sus métodos de destilación de la sidra de manzana al hollejo de la uva consolidando así el germen de la grappa. Su historia moderna se sitúa en el año 1779 con la instalación de la primera fábrica de destilado a vapor. 

 Desde que el hombre descubrió, por casualidad, la fabricación de las bebidas espirituosas siempre ha buscado la forma de mejorarlas, producirlas de ingredientes variados y de disfrutarlas. ¿Quién se hubiera imaginado que del desecho de la fabricación del vino, se produciría una bebida que ha calado tanto en el gusto mundial? 

Querido lector, obviamente hoy le invito a que deguste una buena copa de grappa; puede ser tanto en Italia como en Venezuela o en su país de residencia: en su casa o en algún buen restaurante italiano y para mantener el ambiente itálico, pida o prepárese algunos platillos de la gastronomía italiana: antipasti, primero, segundo, queso y/o dulce y riéguelos con buenos vinos también de la Bota: pueden ser un chianti, un barolo, un prosecco, un sangiovese, un trebbiano y pare de contar. Luego de tan abundante condumio, el cuerpo le pedirá ayuda para digerir, así que, como broche de oro, sírvase (o hágase servir) una copa de la bebida estrella de esta entrega.

Si quiere seguir con la rigurosidad italiana, deberá respetar las siguientes instrucciones para degustarla: las copas deben ser abombadas al fondo y más estrechas hacia la parte superior para propiciar la concentración de aromas; la cantidad de líquido, 40 ml (por lo que la copa debe tener capacidad para el doble). Ármese de un termómetro de cocina ya que las grappas jóvenes, deben estar entre unos 8 y 12°C de temperatura y las envejecidas entre 15 y 20°C.

Una vez seguidos estos pasos, ¡a brindar por la vida! Pero eso sí, con moderación ya que nuestra grappa no es muy light que digamos: por ley debe tener una graduación alcohólica de entre ¡37,5 y 60°! Así que vaya piano, piano, sorbito a sorbito.

Buon anno, buon appetito e cin cin!

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