Roma a la carbonara

(Foto di Hans da Pixabay)

Primerísimo primer plano de chispas de tocineta mezcladas con espaguetis; se abre la toma para mostrar un plato de pasta de un color amarillento, de aspecto cremoso y muy apetitoso. Zoom back para verlo a usted sentado a una mesa apreciando maravillado la escena que se desarrolla frente a usted; y finalmente Dolly Out vertical para lograr una toma abierta en picado que lo sitúa sentado en un café frente a una de las plazas más hermosas del mundo: la Piazza Navona en la Ciudad Eterna: Roma.

Es una escena perfecta, salvo por un detalle de percepción: la tocineta no es tal, es guanciale (pronunciado “guanchiale”) que es carne de la mejilla del cerdo (de guancia: mejilla en italiano): ingrediente principal de uno de los platos emblema de la ciudad: Pasta alla Carbonara. Preparación elevada al estatus de patrimonio mundial.

Veamos el porqué usted tiene esa mirada maravillada. La razón es porque, además de estar saboreando esos sabores tan bien marinados de la carbonara, usted está admirando esa plaza rectangular, en el Centro Histórico de la ciudad de las 7 colinas que desde tiempos de los Romanos Antiguos ya era un lugar crucial para su vida cotidiana; de hecho, había un estadio en donde los ciudadanos iban a ver carreras y demás juegos de esparcimiento. A finales del siglo XV, el papa Sixto IV lo definió como espacio público (ya el gimnasio había sido demolido en el Medioevo; sin embargo, algunos restos aún permanecen). Posteriormente, en la época Barroca (siglo XVI), bajo el auspicio del papa Inocencio X, adquiere su actual diseño: con impresionantes fuentes diseñadas principalmente por el multifacético artista del siglo XVI Gian Lorenzo Bernini.

 

(Foto di Jan Vašek da Pixabay)

 

Regresemos a la escena inicial: usted sentado frente a sus spaghetti alla carbonara. Quizás se esté preguntando cuál es la historia de este plato. En este artículo, resumiremos su evolución. Los recetarios son los que establecen el nacimiento de una receta y por ende, debemos decir que el primer registro de la carbonara se dio en una guía de restaurantes en los Estados Unidos, específicamente en Chicago, en el año 1952.

En Italia, la primera entrada de receta con pasta, huevo, queso gruyere y ajo se da dos años después en 1954 en la icónica revista: La cucina italiana (que no falta en los hogares itálicos). Como verá, no son los ingredientes actuales; estos se consagraron recién en los años 90: espaguetis, amarillo del huevo, queso pecorino, guanciale y pimienta. En esos cuarenta años la receta fue registrada de varias maneras: con tocineta (el guanciale entró en los 60); con crema de leche, con parmesano, con peperoncino, vino, cebolla, ajo y hasta ¡pimentón!

En fin, una larga historia que tuvo su base en recetas italianas tales como pasta con huevo y queso (uova e cacio); pasta con bacon (que trajeron los soldados estadounidenses a Italia, durante la Segunda Guerra Mundial). Por ende, no se puede decir que sea una receta que surge específicamente en los Estados Unidos sino que fue una amalgama de sabores italianos y americanos que fueron uniéndose e intercambiándose hasta que, finalmente, se consagró (hace muy poco tiemplo) en Italia tal como la conocemos ahora.

Y ahora, de regreso a nuestra película: habiendo terminado de restaurarse, camine por la plaza y contrate a alguno de los caricaturistas apostados por allí para que le haga la suya: será un souvenir original y simpático. Luego diríjase hasta la fuente principal (la Fontana di Nettuno) y exclame: Che meraviglia!: final de la producción. Ha cumplido con su trabajo: a seguir paseando.

Pero en ese momento, el director pega un grito y visiblemente molesto, le pide repetir la escena porque se ha dado cuenta de que la cámara tenía un problema y no registró nada de lo rodado.

No se preocupe, no se contagie del mal humor reinante, vuelva a sentarse en el restaurant, pida otro plato de pasta alla carbonara y vuélvalo a degustar. ¡Dos platos de Carbonara son mejor que uno!

Eso sí, no lo pida con tagliatelle o con cualquier pasta corta, solo con espaguetis: corre el riesgo de que lo boten del restaurant y estropee la película.

Buon appetito!

¡Y ahora sí!: Fine.

 

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