No es una galleta, no es una torta, no es un ponqué… ¡es una ciambella!

Querido lector, si hay un dulce que está presente en toda Italia, este es la ciambella (pronunciado chiambel’la) y, como dice el título, no se parece a nada que conozcamos porque no tiene la textura ni de una torta, ni de una galleta, ni de un ponqué… es sencillamente una ciambella o un ciambellone (en su tamaño grande).

La región testigo de su nacimiento es Las Marcas, al noreste de la bota, entre los Apeninos y el Mar Adriático. No hay una historia bien definida de la ciambella ya que no hay registro de dónde proviene el nombre ni de quién la inventó; probablemente esto se deba a que es de origen campesino ya que para prepararla hacen falta escasos y básicos ingredientes: huevo, harina, azúcar, limón y mantequilla. Lo que sí es cierto es que ya desde el Medioevo se consumía a gran escala en los estratos más pobres y estaba siempre presente en sus fiestas tales como bautismos, cumpleaños, comuniones y otros condumios festivos pero especialmente el banquete final para celebrar la trilla del trigo; por esta razón se la denominaba “el dulce de las masas”.

Como siempre sucede, de las casas campesinas la ciambella saltó a las mesas más refinadas, suponemos que fue debido a su versatilidad, simpleza y rico sabor. No pasó mucho tiempo para que desde Las Marcas, la ciambella “rodara” hacia toda la península itálica y tomara su sitial de honor como el dulce típicamente italiano que se come en cada rincón del país.

La ciambella siempre es redonda con un hueco en el medio, ese es su sello distintivo; tanto es así que hay un dicho que reza: Non tutte le ciambelle riescono col buco (no todas las ciambelle se logran hacer con el hueco) que es utilizado como consuelo cuando alguien no logra exactamente lo que se propone.

Le voy a contar algo curioso que recordé al comenzar a escribir este artículo: en mi casa se preparaba en forma de pan alargado (plano del lado de abajo) y se comía en tiras (como los famosos biscotti). ¿Cómo era posible esto, si el hueco es imprescindible en la ciambella y hasta mi papá siempre rezaba el mencionado proverbio? Resulta que en mi investigación para esta entrega, aprendí que en la única región que, generalmente, no se prepara de la típica manera es la de Romaña, que es la natal de mi papá y que colinda al noreste con la de Las Marcas. ¡Con razón esa era la ciambella de mi infancia!

Sea como sea, yo la hago de la manera tradicional y para eso tengo un molde grande en forma de volcán para el ciambellone o uno con seis volcancitos, para las ciambelline.

Como siempre, querido lector, hoy lo invito a que pasee por Italia, bien sea por el norte, centro o sur, tierra firme o islas y, cuando le asalten las ganas de comer algo dulce, se detenga en cualquier pasticceria, pida una ciambella y degústela mojándola en un café o mismo en vino. En todos los rincones sabrán a qué se refiere; sin embargo, verá que habrá diferencias en las distintas regiones porque hay variedad en su preparación. Pero tenga cuidado de que no le vayan a servir una dona porque las llaman las ciambelle americane, y ¡no tienen nada que ver! la único que tienen en común es el hueco porque ni la textura ni la forma de cocinar (la italiana es al horno mientras que la estadounidense es frita). Cuidado y no se lleve un chasco.

Si dentro de sus planes inmediatos no está el viajar pero le vino l’acquolina in bocca y desea continuar con una tradición italiana medieval que aún perdura…hágase de un delantal, de los siguientes ingredientes y …manos a la masa.

 

 

Para un ciambellone (molde volcán de 20 cm de diámetro)

300 gr de harina

200 de azúcar 

100 de mantequilla

16 gr de polvo de hornear

La concha de 1 limón

2 huevos

Algunas cucharadas de leche

Preparación: 

Antes que nada, caliente el horno a 250 °C; luego mezcle todos los ingredientes secos, haga un hueco en el medio, vierta los huevos y la mantequilla derretida y vaya amalgamando todo con la ayuda de un tenedor. Una vez mezclados, continúe con las manos y si ve que le cuesta unir todo, échele una o dos cucharaditas de leche.

Una vez que tenga una masa grumosa bien amalgamada, colóquela con las manos dentro del molde engrasado y enharinado y ¡al horno! En aproximadamente 40 minutos tendrá su ciambellone listo. Déjelo reposar un rato antes de desmontar.

Si lo desea puede personalizarlo a su gusto: le puede añadir cacao en polvo para hacerlo marmoleado, o colocar guindas, o azúcar impalpable en forma de decoración, etc. Yo a veces lo “tropicalizo” y le echo coco rallado que le queda muy rico. Sinceramente no sé qué piensen mis antepasados y familia, pero en mi defensa diré que la mezcla de culturas todo lo enriquece.

No me queda más que desearle un buon lavoro e buon appetito!

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