La Ribollita: la zuppa fiorentina

Querido lector, en esta entrega seguimos en Florencia, ya que es una ciudad que reviste una importancia, no solo para Italia y Europa, sino para el mundo entero. El Renacimiento vino para romper esquemas y establecer otro modo de ver la realidad. Además de que nos regaló obras de arte que nos quitan el aliento al admirarlas por su perfección y por imaginarnos las condiciones en las que fueron concebidas varios siglos atrás.

Siguiendo con la gastronomía, les contaré que otro de los platos emblema de Firenze es la Ribollita (re-hervida: del verbo bollire, hervir). Se trata de una sopa (zuppa) contundente y restauradora cuyos ingredientes principales son: repollo morado rizado, caraotas y pan duro, hervida dos o más veces para que los sabores se amalgamen y concentren con más contundencia.

Es acertado pensar que su origen se gestó más bien en los estratos pobres, en los cuales, se preparaba una sopa que resultaba ser bastante económica ya que se usaban los restos de verduras de anteriores comidas Ya en el Medioevo era preparada por los campesinos generalmente los viernes ya que la religión y la pobreza no permitían comer carne (en ocasiones se le agregaba pescado). Se hacía durar hasta el domingo y cada vez que se iba a consumir, se hervía nuevamente:: de allí su nombre.

El pan entró en un segundo tiempo, pero siempre en el Medioevo. En sus banquetes, los señores feudales solían comer carne sobre pedazos de focaccia para no usar cubiertos. Los sobrantes eran otorgados a sus trabajadores quienes los incorporaron a sus Ribollite para hacerlas aún más contundentes y alimenticias.

Como muchos otros platos, la Ribollita, con el tiempo, saltó de las cocinas pobres campesinas a todos los hogares florentinos y tomó su sitial de honor en la gastronomía tradicional de la Toscana y de toda Italia.

Como ya usted está paseando por Florencia (desde nuestro precedente artículo) no deje de caminar a lo largo del Arno (rio que atraviesa la ciudad) en los paseos peatonales llamados lungarrno. Recorra el del norte para que pueda observar una panorámica del Pontevecchio (“puenteviejo” pronunciado pontevecquio) el puente medieval más antiguo de la ciudad. Cuando llegue a él, visite sus joyerías y luego cruce a la derecha (hacia el Norte). Recorra las calles del Centro Histórico hasta llegar a la Piazza della Signoria que es un “museo al aire libre” en donde podrá apreciar varias obras de arte de diversos artistas. Si tiene suerte, se topará con el mismísimo Dante Alighieri (uno de los padres de la lengua italiana) en forma de estatua humana, quien le hará una reverencia si lo recompensa monetariamente por su trabajo.

Para mantener la energía mientras camina, pruebe otra especialidad fiorentina: un tentempié de calle llamado La Schiacciata (“aplastada” en italiano, pronunciado “squiachiata”) toscana que viene a ser como un pan aplastado de forma redonda, con huecos en la masa, que se impregna con aceite de oliva y sal gruesa. Tenga cuidado si va caminando mientras la come, porque hay lugares en los que está prohibido ingerir alimentos y transgredir esa norma acarrea multas de hasta 500 euros.

Siga con la visita de Firenze hasta que el cuerpo realmente le pida algo sustancioso y en ese momento sí, busque algún restaurante típico (aléjese de los turísticos) y deguste una auténtica Ribollita que le calentará el cuerpo porque, si siguió el consejo del artículo anterior, fue en época fría a visitar la ciudad Cuna del Renacimiento.

Buona passeggiata e buon appetito!

Lascia un commento