El pepperoni y la fusión entre Italia y Estados Unidos

(Foto di zuzana gazdikova da Pixabay)

Estimado lector, si yo le digo que pinte lo primero que le viene a la mente al escuchar la palabra “pizza” quizás usted sea como la mayoría de las personas que la representan con rodajas de pepperoni encima. Con o sin bordes, en triángulos o enteras, mordidas o completas pero siempre con aquellos discos de ese embutido color cobre de rico sabor concentrado algo picante.

Ahora bien, imagínese que usted sigue en Roma y va caminando por el Trastevere, aquel barrio romano de excitante vida nocturna, en el que locales y turistas deambulan por sus callejuelas empedradas en busca de alguna trattoria o bar en los que pasar un buen rato y consigue una linda pizzería en la que saciar su hambre. Se le antoja una pizza con pepperoni y la pide tratando de imitar el acento napolitano para hacerse pasar por un italiano. Y cuando el mesonero se la ponga en frente y diga: “Eccola qua!”, ¡lo que verá son tiras de pimentón encima del queso derretido!

El pepperoni no es un ingrediente italiano más bien, es el típico ejemplo de cómo la gastronomía italiana se fusionó con otras culturas para crear nuevos sabores que son del agrado de mucha gente pero que no son originarios de la Bota. ¿Y cuál es el porqué de la confusión?, en italiano pimentón se llama peperone (con una sola “p”, el plural sería peperoni). Esta salchicha de color rojizo y sabor entre picante y ahumado fue desarrollada en los Estados Unidos a inicios del siglo XX con carne de cerdo, especias picantes y mucha pimienta (pepper en inglés). Para italianizar el nombre lo bautizaron como pepperoni (que no tiene nada que ver con los peperoni italianos).

 

(Foto di Djahongir da Pixabay)

 

 

Si usted quisiera comer algo parecido en Italia, recuerde pedir una pizza alla diavola: que viene con una salchicha (salsiccia en italiano) típica del sur de Italia que además de picante- gracias a la adición de peperoncino (pimentoncito, en italiano)- es muy sabrosa: ¡mi nonna calabresa preparaba unas que eran para chuparse los dedos!

Hoy le recomiendo que, luego de dirigirse al barrio romano Celio (pronunciado “chelio”) para visitar el Coliseo y el Foro Romano, atracciones imprescindibles en las que es posible imaginar a esos antiguos romanos caminando y haciendo vida por allí: es realmente una sensación sobrecogedora.

Habiéndose dado un baño de antigüedad, diríjase al barrio del Trastevere (que significa “más allá del Tíber”- rio que baña la ciudad capital del Imperio Romano). Como su nombre lo indica, está del otro lado del río, a mano izquierda del Centro Histórico y su principal característica son las callejuelas laberínticas salpicadas de lugares muy simpáticos para compartir un buen plato o una buena pizza.

Le recomiendo entonces que si quiere un sabor picante y penetrante, pida una pizza alla diavola pero si quiere algo más ligero y vegetariano, se decante por la de peperone, recuerde, con una “p”.

Buona passeggiata e buon appetito!

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