En Italia, los regalos navideños los trae La Befana el día de la Epifanía

(Foto di sara150578 da Pixabay)

Una viejecilla con cara de pocos amigos, vestida de negro, con una escoba de estambre y un sombrero de punta, es la encargada de repartir los regalos -el 6 de enero-, a los niños italianos: si han sido buenos, recibirán algún dulce o regalo; si, por el contrario, se han portado mal encontrarán, en su media que cuelga en la chimenea, un pedazo de carbón.

El día de la Epifanía (de allí el nombre de La Befana) marca el final de las fiestas decembrinas: todos retiran el arbolito, el pesebre y demás adornos de sus hogares y, como no podían faltar, se degustan dulces típicos.

Lógicamente, de norte a sur, la variedad es diferente: cada región tiene sus postres que habitualmente se preparan para celebrar esa festividad. Por ser muy original y simpático, en esta entrega profundizaremos sobre el dulce típico de la Campania (región al suroeste cuya capital es Nápoles): los Struffoli (pronunciado Strúfoli). Se trata de un dulce atípico ya que son bolitas (tipo ñoquis) que se fríen, se bañan en miel, se colocan en forma de pirámide o bien en forma de rosca y luego, se decoran con perlitas de colores. Es realmente muy llamativo a la vista y, por ende, muy festivo. Su nombre proviene del término griego Strongoulos que significa de forma redonda. La historia cuenta que los griegos, en la época de la Magna Grecia, desembarcaron en el Golfo de Nápoles y trajeron un dulce similar que aún se come en Grecia. Más al sur, en Calabria y en Sicilia, los Struffoli se conocen también como Pignolata ya que, si se presentan en forma piramidal, evocan una piña.

El primer registro que se hizo de este postre en Italia data de 1600 y se encuentra en dos tratados de cocina; sin embargo, como vimos antes, la tradición de servirlo viene de mucho tiempo atrás y ha pasado de generación en generación. Y así ha sido: mi nonna lo preparaba, luego mi mamma pero confieso que ¡no he seguido el rito! Este año, sí lo haré.

Querido lector, haga como yo, celebre esta fiesta de Reyes a la italiana, con unos Struffoli y cuelgue su media, ¡quizás La Befana le traiga algún dulce o caramelo! Si, por el contrario, recibe carbón, no se amilane y prepare una carne a la parrilla. Pero eso sí, acompáñela con el dulce más típico del Sur de Italia. Abajo encontrará la receta. ¡Manos a la masa!

(Foto di Nat Aggiato da Pixabay)

 

Para 10 personas:

Ingredientes:

– Harina 600 gr,
– Huevos 4 + 1 yema,
– Azúcar 2 cucharadas,
– Mantequilla 80 gr
– 1 vaso pequeño de Limoncello (licor de limón) o de ron,
– Ralladura de medio limón
– Una pizca de sal
– Aceite para freír

Para condimentar y decorar:

-Miel 400 gr

Opcional:

-Chispas (o perlitas) de colores
-100 gr de naranja confitada

Preparación:

Coloque la harina en la superficie de trabajo, amásela con los huevos, mantequilla, azúcar, corteza rallada de medio limón, un vaso del licor de su escogencia y un poco de sal hasta obtener una masa homogénea. Dele forma de bola y déjela reposar.

Luego de media hora, amásela de nuevo y divídala en pelotas del tamaño de unas naranjas, para luego estirar enrollándolas con ambas manos hasta lograr unos tubos del grosor de un dedo. Con la ayuda de un cuchillo, córtelos en trocitos del tamaño de una pelotita y colóquelos en un colador para eliminar el exceso de harina.

Mientras tanto, ponga una olla con aceite sobre el fuego y, cuando esté a punto, fría las pelotitas hasta que se hinchen y adquieran un color dorado (cuidado con quemarlas). Escúrralas y colóquelas sobre papel absorbente

Licúe la miel a baño maría, retírela del fuego y añada los Struffoli fritos y escurridos, revolviendo suavemente hasta que estén bien empapados. Luego, si lo desea, vierta aproximadamente la mitad de las chispas y la fruta confitada cortada en trozos pequeños y revuelva nuevamente.

Para servir, tome un plato grande, coloque un frasco de vidrio vacío en el centro (utilizado para facilitar la formación del agujero central) y coloque los Struffoli alrededor para formar una rosquilla. Luego, con la miel aún caliente, coloque las chispas restantes y la fruta confitada sobre las pelotitas para tratar de obtener un efecto estéticamente agradable.

Cuando la miel se haya solidificado, retire suavemente el frasco del centro del plato y llévelo a la mesa a la cual estarán ya sentados sus invitados: ¡observe sus caras de sorpresa cuando vean llegar tan simpática preparación! Puede degustarse de varias maneras: cortado y servido en trozos, o bien, cada comensal utilizará sus dedos para pellizcar las pelotitas y llevárselas a la boca. Por lo divertido, le recomiendo lo segundo, sobre todo si hay niños entre sus invitados.

Buen divertimento e buon appetito!

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