El Lambrusco: en las mesas italianas desde la antigüedad hasta nuestros días

El Lambrusco es un vino italianísimo, tanto que el eslogan que inventaron para él, cuando lo comenzaron a exportar a los Estados Unidos en los años 70, fue ¡La Coca-Cola italiana! Por su color rojo y su carácter burbujeante.

Veamos un poco su historia: el Lambrusco está presente en Italia desde mucho antes de los Romanos. Hay menciones entre los antiguos Egipcios, Sumerios, Griegos y Etruscos. Esto eleva al Lambrusco al más antiguo vino de Italia.

El nombre surge del latín: labrum: orilla y ruscum: planta salvaje. Fueron los Romanos quienes acuñaron el término Labrusca al vino producido con base en esas uvas que crecían en los márgenes de los caminos y campos: en definitiva eran uvas “no domesticadas”. Para producirlo, usaban ánforas en las cuales maceraban el mosto: las llenaban, las tapaban bien y enterraban en la tierra fría o las sumergían en agua helada para que se fuera fermentando. Una vez realizado este proceso, las dejaban reposar en lugares más cálidos para que adquiriera ese carácter chispeante (frizzante, en italiano).

La producción del Lambrusco se da principalmente en las regiones de Emilia- Romaña (capital,
Bolonia) Lombardía (capital, Milán) ubicadas en el norte de la Bota y dependiendo de la zona de producción, se clasifican los diversos tipos de vino. De las vides más importantes hay, en la actualidad, más de 9.000 hectáreas cultivadas en las provincias de Módena, Reggio Emilia y Pádova. En otras regiones, también norteñas, existen viñedos de menor tamaño que producen seis otras variedades de Lambrusco.

 

(Foto di Jill Wellington da Pixabay)

Algunas de estas variedades: el Lambrusco di Sorbara, el Lambrusco Salamino di Santa Croce y el Lambrusco Grasparossa di Castelvetro obtuvieron la DOP (Denominación de Origen Protegido) desde 1970, mientras que en el 2009, se certificó también el Lambrusco de Módena y poco a poco se fueron agregando más. El ente encargado de otorgar dichas certificaciones es el Consorcio del Lambrusco que se ocupa de controlar que la producción se haga de manera homogénea según cada territorio y de promover sus vinos. En la actualidad hay 25 Denominaciones de Origen Controlado y 2 Denominaciones de Origen Controlado y Garantizado.

El Lambrusco es el vino de mayor exportación, seguido del Chianti (del cual hemos hablado en otra entrega) y de tercero, el Montepulciano (pronunciado montepulchiano). En Caracas se consiguen algunas marcas en los negocios especializados o incluso en la sección de vinos de los supermercados.

Sin embargo, si usted quiere probar un buen Lambrusco en tierras italianas le propongo este plan: tome un avión que lo haga aterrizar en Roma. Pasee por la capital del Imperio Romano pero deje espacio para la siguiente aventura. Puede alquilar un carro o también puede ir en tren o autobús, pero se hace más largo el viaje.

Diríjase a la ciudad de Tarquinia (pronunciado Tarcuinia), al noreste de Roma y luego de recorrer 102 kilómetros, llegará a unos de los asentamientos de ese pueblo denominado Los Etruscos (900 años a.C.) que fue absorbido por los Romanos a finales del siglo IV a.C.

En Tarquinia usted podrá visitar una de las necrópolis etruscas más importantes de toda Italia, compuesta de más de 6.000 sepulcros cavados en la roca, 200 de los cuales están decorados con pinturas rupestres. La sensación de bajar a los sepulcros que datan del siglo VII a.C., es espeluznante pero bien vale la pena.

Luego de la visita, siéntese a la mesa de alguna linda trattoria, pida un Lambrusco y degústelo con alguna pasta seca aderezada con una rica salsa, lasaña, risotto o pasta fresca rellena ya que maridan muy bien. Las legumbres también se acompañan bien con un Lambrusco, pero le aconsejo no pedirlas ya que es un exabrupto ir a Italia ¡a comer un plato de lentejas!

Buona passeggiata e cin cin!

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