Con los tonos del agua y de la ciudad de los médanos, seguimos pintando el sueño

 

Domingo 29 de octubre del 2017, luego del mediodía y al finalizar la misa en Casa de Italia de Maracay, en honor a la Madonna de Pompei, patrona de los inmigrantes, Carlos me pasa buscando para iniciar nuestro camino rumbo a la ciudad que honra la madre de la Virgen María y cuya etimología le rinde honor a los vientos alisios, la ciudad de Santa Ana de Coro, fundada un 26 de julio de 1527, convirtiéndose así en la primera capital de la Provincia de Venezuela, y reconocida el 09 de diciembre de 1993, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Región que se enmarca ya, como el estado número 18 que visitamos en nuestro viaje onírico al mundo de Dante, iniciado en enero del 2015. Puntualmente a las 14 horas tomamos la autopista regional del Centro rumbo a Valencia y ya el cielo nos hacía presagiar que el recorrido estaría decorado con tonos grises y abundante humedad, pero cuando descendíamos por los perímetros del Parque de San Sebastián, rumbo a Puerto Cabello la cantidad de agua que desde el cielo caía, nos hacía pensar que a alguien allá arriba había dejado abierta alguna llave de paso. Impresionante eran los torrentes llenos de turbulenta espuma que descendían por las laderas, con extrema furia y con inusitada fuerza que erosionaba el suelo tiñendo de un color marrón con leche las aguas.

Todo el trayecto mostraba el verdor que la bendición del riego entregaba a las plantas, así fue en Mirimire, la tierra de las arepas peladas, así fue en el valle de Ricoa que desde lo alto se ve lleno de espejos delineados con líneas rectas y donde pululan crustáceos de todos los tamaños al cuidado del ser humano, y así íbamos Carlos y yo, conversando, y mientras lo hacíamos le indicaba señalando el sur, que aquella cima que se veía a lo lejos tenía toda la fisionomía de una pirámide, al estilo Maya o incluso egipcia.

Con esa inquietud seguimos rumbo a Puerto Cumarebo, sede de la empresa de Cemento y recuerdo como hace tiempo en ese mismo trayecto, el polvillo que salía de los molinos y los transportadores, todo lo cubría y sabía a muerto, pero desde hace algunos años, avances tecnológicos con filtros más eficientes han permitido que los seres vivos vuelvan a respirar.

Caía ya la noche, y literalmente todo se oscureció, incluso cuando bordeábamos el sitio histórico donde con la bandera venezolana, Francisco de Miranda desembarcó. Tan negro estaba el camino que ni siquiera, el Jardín Botánico, aquel famoso sitio fundado por Rene Croizat, ejemplo de la versatilidad de genio italiano, que en Coro se encuentra enterrado, pudimos encontrar.

Pocos kilómetros después llegamos por fin a la entrada de la Circunvalación Sur de la capital del estado Falcón, y nos adentramos por la avenida buscando nuestro hotel llamado Urumaco (en honor al famoso sitio ubicado a 75 km de la ciudad, donde se encuentra el yacimiento de fósiles más rico del norte del continente y que según la bibliografía se encontraron restos humanos de hace más de 14.000 años a.C.).

Un poco improvisando y otras veces asistidos por la fortuna, llegamos de alguna manera a la avenida independencia, donde luces y movimientos nos dieron la bienvenida, y entendimos por el primer letrero que vimos, que en línea recta entraríamos al Casco histórico de la ciudad, testigo de páginas memorables de la historia latinoamericana y de una arquitectura única donde se funden los estilos autóctonos, holandeses y españoles (sobre todo de la zona de Andalucía con fuerte influencia árabe) y que hoy, el primer patrimonio de la humanidad declarado en el país, se encuentra incluido por la UNESCO, desde el 2005, en peligro entre otras cosas por la intensidad de las lluvias acaecidas en los últimos años, un nuevo signo inequívoco del cambio climático. Una vez allí, ubicamos el lugar donde nuestro albergue se encontraba que estaba sobre la misma avenida Manaure, bautizada en honor al famoso Cacique líder de la población indígena de los Caquetios que alguna vez pobló toda esta región.

Nos registramos en el hotel, decorado con cuadros y esculturas en madera, que le daban verdadero sentido a su nombre. Una vez hospedados, nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad para también cenar algo. Nos encontramos con una capital sumergida por las aguas, y la respuesta nos la dio el director de nuestra sede de exposición, el merideño de origen abruzzese, profesor Armando Gagliardi, quien nos confesó que esta urbe carece de drenajes y que es solo con el proceso natural de evaporación y percolación, como paulatinamente las calles regresan a su normalidad

El colapso fue tal, que a la mañana siguiente, habían serias limitaciones en el transporte público que hacía difícil la movilización, por las pocas unidades disponibles para atender la gran demanda de la gente que iba a sus trabajos y/u obligaciones. Bien temprano y con una mañana soleada salimos caminando, y nos topamos de frente con el Centro Social Italo Venezolano, fundado en la década de los 50, pero en decadencia desde hace 15 años, de hecho mis recuerdos lo pintaban con tonalidades oscuras y abandonado y lo que vimos fue más bien algo vivo y con los colores típicos.

Con extrema curiosidad entramos siendo recibidos por Mario Hernández, el encargado, un ciudadano mexicano quien muy amablemente y con prontitud nos puso en contacto con el actual presidente, el falconiano de origen siciliano Corrado Richiusa y que durante la jornada de la mañana tuvimos la oportunidad de conversar personalmente y de contarme el infierno vivido pero que desde hace un año el Centro comienza su ascenso para rescatar ese legado dejado hace tantos años por los italianos en esta ciudad.

Corrado el escultor, músico y constructor, se acercó al museo para participar junto a nosotros en la jornada que fue bautizada con el título de tres miradas sobre la Divina Comedia, él me confesó la devoción que su madre tenía por la Divina Comedia. Interesante experiencia en un histórico edificio del siglo XVIII, y donde pernoctó Simón Bolívar, El Libertador, e incluso resguarda una réplica de su espada.

Recorrimos esos pasillos respirando su legado, hasta llegar a la biblioteca donde daríamos nuestra conferencia. Me sentí transportado, allí estaban presentes una diversidad de público desde estudiantes y profesores de literatura hasta representantes de la iglesia y seminaristas (no hay que olvidar la tradición cristiana de esta ciudad que se remonta al año de 1531 cuando fue nombrada como la sede del primer obispado de América del Sur), quienes estaban allí motivados por profundizar en el misterio de Dante, bautizado por el Papa Francisco como el profeta de la esperanza, al punto que invoca a sus fieles para que lean la Divina Comedia. Este hecho fue reafirmado en la reciente conversación que sostuvo el Papa con los seis cosmonautas de la Estación Espacial Internacional a 400 km de la Tierra, una charla hecha en italiano y donde se habló de filosofía, de amor, del cosmos y del ser humano y en determinado momento les preguntó a ellos que pensaban del verso que estaba dibujado en un cuadro a su espalda y con el cual Dante concluye su Poema Sacro: “L’Amor che muove il sole e le altre stelle

Luego del debate inicial sobre la vida y obra del padre de la lengua italiana, nuestras almas se sobrecogieron y nuestros corazones fuertemente latieron con las emociones que vivimos al dejarnos llevar por la poesía de Leonard Cohen y por la película de Vincent Ward: Más allá de los sueños (texto original del escritor Richard Matheson), donde entre ilusión y fantasía entremezclados con la realidad nos transportaron a los oscuros meandros del infierno descrito por Dante, y al mensaje que solo el verdadero amor nos hará eternos, de cómo el amor incondicional nos puede salvar, tal y como Chris Neilsen lo hace con su amada esposa Annie cuando decide arriesgar la eternidad en el averno por una pequeña posibilidad de llevarla con él al cielo. Inevitable analogía con la historia de Paolo y Francesca: Amor, ch’al cor gentil ratto s’apprende,prese costui de la bella persona che mi fu tolta; e ‘l modo ancor m’offende.Amor, ch’a nullo amato amar perdona,mi prese del costui piacer sì forte,che, come vedi, ancor non m’abbandona. Amor condusse noi ad una morte.Caina attende chi a vita ci spense

Ni tiempo de comentar esta extraordinaria proyección que ya pasado el mediodía junto al director subimos todos a transitar por las aulas donde se exponía orgullosa la propuesta plástica del artista Ricardo García, siendo testigos entusiasmados de cómo después de 750 años, el máximo poeta, sigue inspirando, sigue ofreciendo respuestas a las inquietudes, tormentos y dudas de tantas personas, incluso a más de 10.000 km de su ciudad natal. Es que recorriendo el mapa Dantesco que muchos de nosotros con nuestros sueños construimos nuestros momentos, es así que allí mientras caminábamos por el recorrido que Ricardo hizo, recordábamos que en el poema Sacro nos rencontramos con nosotros mismos haciendo un único y personal recorrido, por eso mismo la exposición acertadamente lleva por nombre: Dante soy yo.

Así nos despedimos tomando la derecha de la encrucijada que hacia el norte nos lleva al desierto con sus dunas de arena, hacia al sur a la misteriosa y húmeda Serranía de San Luis y hacia al oeste a la tierra del sol amada, dejando en físico nuestro libro; Viaje Onírico al mundo de Dante, para emprender raudamente el regreso a la Ciudad Jardín, esta vez acompañados por un cielo pintado de azul, pero delineado por lluvia y nubes al sur, y cuando a la altura de Yaracal superábamos los puentes veíamos como los ríos bajaban hinchados arrastrando el suelo que quedaba expuesto por la deforestación que en sus cabeceras las colinas sufrían. Un sedimento que terminaría en el mar, allí donde la límpida agua le da vida al sitio declarado Parque Nacional, para proteger toda su biodiversidad y que a la base están los miles y miles de pólipos que durante siglos han construido uno de los arrecifes más hermosos del Caribe.

Y así caminando, caminando llegamos a nuestro estado, desviándonos por la ciudad de la Aguas Termales, para evitar el tráfico del viaducto que por enésima vez en pocos años lo están reparando y mientras por la carretera de abajo cruzábamos veíamos el avance inexorable del lago que ya cubre totalmente las bases reclamando tierra y espacio.

Estado dieciocho visitado, ciudad 23, etapa 28, del recorrido nacional para compartir en el país la vida del genio universal que plasmó en sus famosas “terzinas”, el pasado, el presente y el futuro.

Mariano Palazzo

@marianopalazzo