Reflexión:
Una decisión difícil y compleja de tomar en la vida, es la de emigrar a otro país.
Dejar tu familia, tu origen, tus costumbres, tus amigos e ir hacia lo desconocido no es nada fácil, es un gran reto.
De hecho, al principio se siente como una acción de sacrificio y de dolor en el alma.
Ser inmigrante es una experiencia además multifacética que varía mucho de una persona a otra.
Todos los inmigrantes, independientemente de su origen o estatus migratorio, deben ser tratados con dignidad, respeto y derechos humanos.
Démosle una mano amiga, a todos los inmigrantes que llegan a nuestros países a asentar bases para un mejor futuro para ellos, sus familias y para nosotros también, ya que con el tiempo aprenderán a amar y agradecerle al país, que les abrió las puertas de la esperanza hacia una mejor vida.