Walter Martín Fernández en el libro “La migración como revolución interior” nos habla del valor de los cambios


El joven autor argentino llegó a España pocas semanas antes de la pandemia – Escribió este libro tras conocer el lado más oscuro del vivir en un país nuevo y sin poder trabajar – Resiliencia y creatividad como claves de sobrevivencia y rescate social y personal 


MADRID.- Es joven Walter Martín Fernández. En sus ojos claros y delicadas facciones vemos la herencia de la madre, originaria de Ucrania, quien vive en Argentina, país en el cual se estableció su familia, se casó y nacieron sus hijos.

El espíritu de aventura, el profundo deseo de conocer mundo y de crecer como ser humano llevó Martín a dejar la pequeña ciudad en la cual vivía en las afueras de Buenos Aires. Llegó a Madrid con una maleta llena de sueños, poco dinero en los bolsillos, pero con una gran fuerza de voluntad y disposición al trabajo. 

– No me sentía a gusto en Buenos Aires, no encajaba en la juventud de allí y, además, desde pequeño, me gustaba el flamenco y tocaba guitarra flamenca. Aprendí solo porque mi familia no tenía la posibilidad de pagarme estudios de música.

Aprendió gracias a una gran disciplina interna y fue gracias a esa misma disciplina y a su testarudez que logró encontrar trabajo al día siguiente de su llegada. En el mundo de la construcción, como albañil, oficio que le gusta y en el cual tiene una experiencia y capacidad que fue apreciada por sus jefes. Sin embargo, cuando pensó que había empezado a alcanzar su sueño, llegó una pandemia que paralizó el país, paralizó su trabajo y lo dejó en la calle solo y sin recursos.

– Fue difícil porque me había venido con poco dinero, dispuesto a trabajar para mantenerme. En ese momento estaba viviendo en Vallecas. Me quedé sin dinero para pagar el alquiler y estuve dando vueltas por allí. No sabía qué hacer. No podía tampoco arreglar mi documentación. Fue realmente una etapa muy dura.

En esos días de penuria y angustia Martín se enfrentó al lado peor de la sociedad, a las injusticias que golpean la parte más frágil, esa en la cual se encontraba él mismo. 

Todo lo que había planeado se trastocó. Los trámites para arreglar mis papeles tardaron tres años. No por mi culpa, obviamente. Sin embargo, cuando traté de inscribirme en la Universidad Pública, como deseaba desde que llegué, me lo impidieron por falta de documentación. Lo viví como una gran injusticia porque no tenía la posibilidad de inscribirme en una Universidad privada. Creo que el acceso a la educación, a la cultura, debería estar abierto a todos.

Una etapa difícil, pero que no quebró ni su fuerza, ni su voluntad y cuando la ciudad empezó a cobrar vida de nuevo, Walter Martín volvió a encontrar trabajo, empezó a tramitar la documentación y encontró dónde vivir. Y no solo. Como bien dice en su canción Via del Campo el cantautor italiano Fabrizio De André, muchas veces de los diamantes no nace nada y del estiércol nacen las flores. De esa rabia, de esa frustración nació el deseo de escribir un libro. Un libro que logró transformar el estiércol en flores.

 – En mi libro quise hablar de emigración sin caer en los estereotipos de siempre, sin hablar solo de nostalgia y tristezas. Quise mostrar lo positivo de cualquier experiencia, obviamente sin banalizar las dificultades.

Podríamos pensar que fue una venganza sofisticada y elegante frente a quien había tratado de cortarle las alas. Sin embargo, no fue ese el sentir de Walter Martín Fernández. Más bien buscó en la escritura un espacio en el cual decirse a sí mismo que tras todos los muros puede haber un horizonte diferente y que vale la pena luchar para explorarlo. 

Su amor por la cultura le acompaña desde niño. 

– Amo el arte en todas sus facetas. Soy músico y aprendí desde pequeño a tocar batería y guitarra por mi cuenta. Me encantan el teatro y la literatura. La escritura es parte de mi vida desde siempre. Escribía poemas y sobre todo los textos de mis canciones. Nunca pensé que llegaría a escribir un libro.

 

 

Ese libro ahora existe y su título es “La migración como revolución interior”. Lo ha publicado el grupo editorial Dauro y desde hoy podemos encontrarlo en todas las plataformas.

– No, el libro no es una autobiografía -nos dice Martín respondiendo a una pregunta-. Leí muchos libros sobre emigración y todos reflejaban sentimientos de nostalgia, de tristeza. Yo quise dar una visión diferente, partiendo de mi experiencia, es verdad, pero luego recogiendo otras historias, y sobre todo después de leer y estudiar, siempre por mi cuenta, muchos textos de psicología y neuropsicología. Esos textos me ayudaron a entender que había estudios que habían llegado a las mismas conclusiones a las que había llegado yo con mi intuición. Las injusticias existen desde siempre y siempre existirán. Sin embargo, hay que aprender a usar lo malo para salir adelante con más fuerza. De lo contrario no se avanza. Básicamente el libro trata de decir que los cambios generalmente surgen de la capacidad de transformar lo negativo en positivo. Y la emigración también hay que analizarla desde ese punto de vista.

Walter Martín con emoción nos habla de la sorpresa positiva que acompañó su descubrir en los libros de psicología y neuropsicología la confirmación a sus teorías, teorías que se había formulado a través del análisis de sí mismo y del mundo a su alrededor.

– Yo no tengo títulos académicos así que considero muy importante encontrar respaldo en los libros de quien sí tuvo esos títulos y realizó investigaciones basándose en sus conocimientos-.

Muchas son las personas quienes escriben libros, pocas muy pocas, las que logran su publicación.

– Cuando terminé de escribir mandé el manuscrito a muchísimas editoriales. Nadie se mostró dispuesto a escucharme, a tomarme en cuenta. Desmoralizado guardé el libro.

Lo que más entristeció a Walter Martín en esa búsqueda de una editorial fue el darse cuenta de que una de las cosas que le estaba cerrando puertas era su trabajo de albañil. Una vez más tuvo que enfrentar las injusticias sociales. Injusticias determinadas no por el dinero sino por los estereotipos de una cierta intelectualidad.

– En los ambientes intelectuales y universitarios consideran imposible que un simple albañil pueda ser capaz de escribir. Son preconceptos absurdos, terribles. Más bien deberían aprender a valorar quien trabaja con sus manos, quien como yo no solamente trabaja con las manos, sino que ama su trabajo. Deberían respetar a la gente que aprende un oficio y quiere crecer. Debo a la destreza de mis manos el haber podido aprender la música y a mi oficio la consciencia de la necesidad de hacer bien cualquier cosa, de aprender y hacer todo lo mejor posible. 

Hay un dejo de amargura en la voz de Martín, que desaparece cuando nos habla del encuentro con un amigo en Granada que cambió el destino del libro.

– Le leí unas páginas y le gustaron tanto que me prometió hablar con una persona que tiene una editorial. Lo hizo y me llamaron. ¡No lo podía creer!

El Grupo Editorial Dauro firmó un contrato para la publicación del libro y un editor acompañó a Martín en el trabajo de mejoría de su escrito. Es evidente que en esa editorial hubo personas que supieron superar prejuicios y, tras leer el manuscrito, vieron las potencialidades de un escritor en el joven autor. Como buen músico Martín también creó y ejecutó una música que puede acompañar la lectura de su libro.

 

 

Hoy finalmente “La migración como revolución interior” de Walter Martín Fernández del Grupo Editorial Dauro, está en la venta en todas las plataformas. Pronto habrá una presentación con copias impresas. Es solo el primer paso. Walter Martín está decidido a estudiar en la Universidad, pasaje que considera necesario. Y también espera poder regresar a casa para las fiestas navideñas ya que no ve a su familia desde que se fue hace cinco años.

Tengo mucho deseo de ver a mi familia. Mis sobrinas y sobrinos están creciendo y ver sus fotos me da la medida del tiempo que pasa.

Pensando en el futuro, confiesa que quiere seguir estudiando, viajando, conocer, escribir. Quiere sentirse libre de explorar y de dar riendas sueltas a su fantasía, desea vivir todas las experiencias, tanto las positivas como las negativas.

– Si a una persona que le gusta el arte no le pasan cosas, si no deja que la vida lo sorprenda para bien y para mal, ¿cómo puede alimentar su creatividad? 

 Mariza Bafile

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