Cruz Ruiz: “La única certidumbre es la incertidumbre”

MADRID – Para Juan Cruz Ruiz actualmente “la única certidumbre es la incertidumbre”. Está convencido de que “hay una campaña de opinión en la prensa, en la radio y en la televisión orientada a desacreditar al líder del gobierno”. Analista político atento, escritor apreciado en los círculos literarios, periodista analítico a quien, en un entorno cada vez más líquido y en continua evolución, le inquieta lo obvio, no se conforma con lo evidente y busca entender lo que hay detrás de cada hecho para explicarlo a sus lectores. Se desenvuelve con naturalidad en el terreno cenagoso de la información política sin perderse en su laberinto, como suele suceder a quienes no conocen los tejemanejes del poder.

– Las encuestas indican que el Partido Popular no logra despegar y el Psoe no logra crecer para superar el “gap” que supuestamente lo separa de los conservadores. José Luis Rodríguez Zapatero, en 2008, y Mariano Rajoy, en 2013, aplicaron políticas contractivas para salir de las crisis económicas. El presidente Sánchez, en cambio, ha optado por políticas expansivas y de ayuda a la clase media y trabajadora. Las encuestas, sin embargo, parecieran no hacerle justicia. Indicarían que no le es reconocido ese esfuerzo para evitar que el peso de la crisis recaiga sólo en las familias. ¿Por qué?

– Cuando Zapatero ganó las elecciones, inmediatamente comenzó una campaña de opinión para desautorizarlo – recuerda -. Nunca he visto una campaña de descrédito como la que acompañó a Felipe González, en su segunda experiencia como presidente de Gobierno. Tampoco he visto una tan intensa como la que se ha desatado contra Pedro Sánchez. Fíjate, ganar la mayoría de las votaciones parlamentarias puede parecer un milagro. Considero que se está montando la destrucción del presidente del Gobierno… hasta en la manera de pronunciar su nombre. La gente dice “Sánchez” como si fuera un insulto. Su nombre se ha vendido como si, ya de por sí, indicara un deterioro.

Sostiene que la argumentación de la oposición representa una “exageración” y señala como en ella “confluyen el Partido Popular, Vox, partidos menores y cierta prensa”.

– Llama la atención que se impute a Sánchez toda la responsabilidad. Casi nunca se nombran a los ministros…

– Todo lo que el Gobierno hace mal – admite –se atribuye únicamente a Sánchez.  Se está exagerando su antipatía, su ineficacia. En España – subraya -, vivimos una exageración enorme. Por ejemplo, los datos económicos… en Europa alaban la fortaleza de España. Y, sin embargo, en la radio, en la televisión, en la prensa hay quién los desmiente. Tengo 74 anos, como ciudadano me parece que los periodistas están tomando demasiado partido. No encuentro la misma actitud en la prensa francesa, en la inglesa o en la norteamericana.

Periodismo y honestidad

Cruz Ruiz es maestro de periodistas. Como confesó en julio del año pasado en una entrevista a “La Vanguardia”, aprendió “a leer muy tarde, a los nueve años”; pero, también subrayó que “a los 13 años ya escribía de fútbol en un periódico local”. Es uno de los fundadores del diario “El País”, junto con José Ortega Spottorno, hijo de Ortega y Gasset, Juan José de Carlos, Darío Valcárcel Lezcano y Carlos Mendos, entre otros. Ha sido jefe de Cultura y Opinión y adjunto a la dirección. También, profesor invitado en el Master de Periodismo de “El País”. Su vida ha transitado persiguiendo el olor de la tinta en el papel, el ruido de las máquinas de escribir de las redacciones y, ahora, el tecleo rápido, vertiginoso y, al mismo tiempo, tenue y ahogado de los “portátiles”.

– Desde sus comienzos – hacemos notar -, la prensa escrita ha sido instrumento de orientación. Los periodistas, en su mayoría, eran políticos. ¿No cree que el periodista, además de informar, debería orientar y ser un crítico del poder?

– Los periodistas son informadores…

– Hay una frontera invisible, casi imperceptible. La “Doctrina de la Objetividad” predica la separación entre información y opinión. No creo que se pueda ser un simple informador, objetivo. Se puede tener la intención de ser honesto. En la redacción de una crónica, de un reportaje o de una entrevista hay mucho de nuestro bagaje cultural, de nuestra formación política, del ambiente que nos rodea; inconsciente o conscientemente vertimos en nuestros artículos lo que somos… Por eso, debe haber la intención de ser honesto, ante todo.

– Estoy de acuerdo con esa distinción – comenta -. El problema radica en la palabra “honestidad”; en la palabra “honesto”. Siempre pensamos que somos honestos. No obstante, la honestidad hay que demostrarla con hechos. La honestidad – señala – es un disfraz para poder decir lo que te da la gana. Un periodista es honesto si usa bien los datos de que dispone.

– Sin duda alguna, pero los emplea de acuerdo con su formación. Se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Es lo que percibimos hoy con las cifras económicas. En opinión de algunos periodistas, el Producto Interno Bruto refleja el crecimiento del País; para otros, lo contrario…

– Estoy observando que los líderes políticos hacen como los periodistas – nos dice -, ven el vaso medio lleno o medio vacío según les interese…

– O prefieren hablar de otra cosa, como Alberto Núñez Feijóo. Pareciera que Sánchez le haya quitado un argumento que tradicionalmente era de la derecha…

–  Esa actitud de Núñez Feijóo – explica – depende del día en que se encuentre. Por ejemplo, para desmentir la naturaleza de la manifestación sobre la salud en España, dijo que en el fondo tenía propósitos políticos. Y, además, que lo que estaban afirmando no reflejaba la realidad, porque este, en su opinión, es el peor gobierno. El problema más grave de los españoles es que tienen que votar en unos meses. Y nada les resulta homologable o fiable.

– Eso depende mucho de la lealtad del elector, de cómo se identifica con su partido y de los vínculos emocionales que establece con este. Algo que el politólogo Lluis Oriols explica muy bien en su último trabajo “Democracia de Trincheras”.

– En mi opinión – comenta -, Orriols es uno de los mejores estudiosos de la demoscopia. Es un joven capaz de mirar los datos desde todos los puntos de vista. No es algo habitual. Echo de menos un mayor prestigio de las encuestas. Habría que hacer una encuesta sobre las encuestas. El problema es que ahora son totalmente disímiles. La oficial generalmente no falla tanto; sin embargo, tiene el estigma de ser poco confiable

–  Las encuestas se cocinan… los resultados hay que interpretarlos.

– Hay gente que se quema en la cocina.

Vox, hijo del Partido Popular

Cruz Ruiz es de hablar pausado. Es escritor, conoce el idioma y sabe que a veces las palabras se cuelan en los vericuetos de las conversaciones regalando sorpresas indeseadas. Todas tienen un peso y un significado. Permiten poner en la mesa ideas y opiniones, pero hay que saber ordenarlas para que todos puedan entenderlas. Nuestro entrevistado juega con ellas como un malabarista para luego acomodarlas, cada una en el lugar que le corresponde. Es así como, las que parecían cuerpos extraños, átomos aislados, se encuentran y, al mezclarse, dan formas y contenido a los pensamientos, a los conceptos, a las opiniones.

– El PSOE y el Partido Popular se mantienen más o menos al mismo nivel. Con Podemos y Vox pasa lo contrario. ¿Por qué Vox ha logrado crecer en los últimos años, pese a que todavía es muy reciente el recuerdo del franquismo? ¿A qué se debe esa nostalgia por una época en la que no había libertad alguna?

– Hubo una época en la cual, en el Partido Popular, había gente como Santiago Abascal – nos cuenta -. Él es hijo del Partido Popular, como Jaime Mayor Oreja quien fue ministro. Hubo diputados del Partido Popular que se opusieron al aborto, se opusieron al divorcio, se opusieron a la inmigración. Hicieron oposición desde el gobierno del Partido Popular contra las conquistas de la democracia. Cuando el Partido Popular se debilitó, dejó de tener esas posiciones tan conservadoras. Fue en la segunda etapa de Rajoy. Con Pablo Casado empezó a prosperar una tela de araña franquista. Es la que domina la facción del Partido Popular que se llama Vox.

Nos aconseja la lectura del libro de Ignacio Martínez de Pisón, “Castillo de Fuego”, recién publicado por Seix Barral. Nos dice que en sus páginas está reflejado el clima que se respiraba en Madrid en la época posfranquista. En su opinión, con leer las primeras 100 páginas es suficiente para entender hasta qué punto “los elementos más significativos del franquismo siguen residenciados en la conducta de Vox”.

– El franquismo – explica – se replegó, en la época de Adolfo Suárez. Aznar hizo que Federico Trillo, su ex ministro de Justicia, presentara un recurso contra la Ley del aborto en el Tribunal Constitucional.

– Hace 13 años…

– Sí, hace 13 años – precisa – el Partido Popular quiso ilegalizar el aborto. Vox, hoy, quiere lo mismo que aquel Partido Popular. En una manifestación en Andalucía, Vox decía que el Partido Popular ya no era la “derechita cobarde”. Ahora, es la socialdemocracia.

Subraya que Vox quiere “la destrucción de los valores democráticos de la sociedad”, para que pueda parecerse más a la España de Franco. Se pregunta “¿cómo pueden presentarse como demócratas los amigos de Bolsonaro?”

Isabel Díaz Ayuso y Vox

La conversación, como no podía ser de otra manera, recala lentamente hacia la sintonía singular que une a la presidenta de la Comunidad de Madrid con Vox. El matrimonio de los populares con la extrema derecha no ha tenido sobresaltos. No los ha tenido hasta la decisión de Vox de no votar los presupuestos. Y todo por el retraso de la extrema derecha en registrar las enmiendas al proyecto; un retraso de pocos minutos, es verdad. Y, sin embargo, los suficientes para que la Mesa de la Asamblea, con mayoría conservadora, no los admitiera. Entonces, Vox anunció que votaría en contra. In extremis, Santiago Abascal, a cambio del voto favorable de Vox, propuso a Díaz Ayuso pactar algunas leyes que para la formación de extrema derecha resultan “inadecuadas”. “In primis”, la Ley Trans autonómica. La respuesta ha sido el portazo de la presidenta madrileña a Vox y a su propuesta, al negarse mercadear derechos por cuentas públicas. El resultado lo conocemos. Fue un revés tan duro como inesperado para la presidenta quien aspira repetir en el cargo. Y hacerlo por mayoría absoluta.

– A veces, las posiciones de Díaz Ayuso parecieran más extrema que las de Vox. Contrastan con el esfuerzo de Núñez Feijóo por parecer moderado. En estos días se cumplió un año de la denuncia de Pablo Casado contra la presidenta de la Comunidad de Madrid. En cuestión de días, cosa inusual en la política, el denunciante se transformó en acusado. Ahora, se conocen muchos pormenores. Sobre todo, se sabe que quienes lo habían aplaudido fueron los mismos que, pocos días después, encabezaron la rebelión que produjo su caída. Casado ha sido el único presidente de los populares no escogido a dedo. ¿Por qué un final tan traumático, tan humillante?  

–  Estás leyendo mi pensamiento – afirma -. Lo que estás diciendo nadie lo ha puesto de manifiesto. Ese episodio fue gravemente lesivo para los instrumentos de la democracia. Pablo Casado hizo la denuncia. Dos días después, Isabel Díaz Ayuso organizó personalmente una manifestación en su contra. Trajeron de Galicia al presidente gallego para entronizarlo.

Nos revela que la defenestración de Casado se fraguó “en un restaurante muy cerca de la Plaza de Santa Ana, durante una cena”. Y manifiesta su preocupación por “el devenir democrático de un país europeo normal”.

– Son las enfermedades de una democracia aún joven y, quién sabe si también de las menos jóvenes…

– Las democracias – sentencia – tienen que avanzar. Si no lo hacen, se producen retrocesos graves que pueden acabar con las libertades. No puedes luchar para alcanzarlas y luego, en cada legislatura, resignarte a volver atrás. En Italia, la jefe del Gobierno actual no ha podido imponer las ideas que traía en su mochila.

– No ha podido porque actúa en el contexto europeo. Hay normas que contrastan con las ideas que la presidenta Meloni todavía guarda en su mochila.

– Macron, en Barcelona, descalificó a quienes pactan con Vox.

– Los países del Grupo de Visegrád, han logrado crear una alianza cultural y política. En cambio, Francia, España, Italia y Portugal, países de la cuenca mediterránea, no han logrado ponerse de acuerdo… crear su propio club. Sería una alianza económica y poblacional de mucho peso en el seno de la Unión Europea  

– Lo que reclamaría para Europa es memoria – nos dice -. Yo leo mucho, escucho mucho y veo muchos documentales sobre el fascismo. La lectura que te recomendé trata de lo rápido que se implantó el fascismo en España; lo rápido que el miedo atrae la barbarie.

– En el caso de Ucrania, pareciera que Europa recordó su historia, el camino que condujo a la invasión de Polonia y a la segunda guerra mundial. De no existir la Unión Europea, de no haber reaccionado como hizo, tal vez la realidad, hoy, sería distinta.

– ¿Te has preguntado por cual razón la guerra en Irak fue acompañada por una avalancha de manifestaciones en contra y, en esta ocasión, no ha habido ruido?

– Sí, pero no he encontrado la respuesta…

–  Pues, yo tampoco – confiesa -. En la guerra en Irak salieron muchos jóvenes a manifestar. ¿Qué ha pasado con las universidades? ¿Qué pasa con los jóvenes?

– ¿Han dejado de ser críticos?

– O habrán dejado de recibir información

– ¿Con avalancha de informaciones que reciben a través de Internet? ¿Considera que tanta información junta pueda provocar desinformación?

— Pienso que sí – admite -. Por ejemplo, Estados Unidos, en el 2003, era el protagonista de la guerra en Irak. Y era contra lo que la gente manifestaba. Ahora, es protagonista de la guerra contra Putin. Partidos de izquierda, como Podemos o como el Partido Comunista, no han movilizado a sus bases para que salgan a la calle a manifestar. No estoy prejuzgando, pero me pregunto, ¿qué ha pasado?

La pregunta queda sin respuesta. Tal vez no la tenga. Al final, nuestra atención vuelve a España y a la próxima cita electoral: la autonómica y municipal. Todos, o casi, aseguran que las regionales tendrán efectos profundos en las generales. Preguntamos a Cruz Díaz ¿qué podría pasar de sumar el Partido Popular algunas regiones o municipios a los que ya gobierna? Al fin y al cabo, será muy difícil, por no decir imposible, que el Psoe logre repetir en todas y en todos.

– No me gusta especular – confiesa -. Creo que los representantes socialistas en las comunidades, excepto en las que ya dominan los populares, son más potentes en su gestión qué la oposición que los acosa. Pasa, por ejemplo, en Valencia, en Zaragoza, en Aragón, en Navarra, en Extremadura, en Castilla La Mancha. Todos los candidatos de la oposición tienen una hoja de servicio mediocre; más que las de sus oponentes en el poder. Otra cosa es el efecto que pueda tener la ola anti-Sánchez. Generalmente la gente, en las localidades o en las provincias, vota en función de cómo les ha ido.

– Es casi seguro que el Partido Popular necesite del apoyo de Vox para gobernar en algunos municipios o regiones ¿Qué reflejos podría tener en las generales?

– Feijóo no ha hecho muy buenos avances para poder ser considerado mejor que Pablo Casado – afirma -. Ha tenido una idea, a mi parecer inteligente: incorporar a Borja Sémper. Lo hizo para generar la sensación de que él sí quiere ser un moderado. Y eso le puede acercar al PNV o a los catalanes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el Partido Popular ha sido muy esquivo con los partidos nacionalistas.

 – Bueno, con Aznar…

– Sí, pero eran otros tiempos – interrumpe leyéndonos el pensamiento -. Hemos tenido el “procés”.  El “155” lo puso en marcha Rajoy. El PSOE ha mejorado la situación de los catalanes; ha mostrado un respeto mayor sin importar de que sean independentistas o no. No sé… realmente no sé qué va a pasar.

Mauro Bafile

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