¡Yo soy inocente! , repetía en voz alta, recordando las muchas historias de personas encarceladas injustamente. Para Manolo, estas palabras evocan un profundo sentido de injusticia y desesperación. Sabe que, en un sistema donde la corrupción y el favoritismo a menudo prevalece, la inocencia no siempre era suficiente para garantizar la libertad.
Manolo reconoce que las cárceles, aunque necesarias para mantener el orden y la seguridad pública, también son un símbolo de fracaso.
“Pero lo que hace reflexionar son aquellas sociedades donde los presos políticos, están en las cárceles. Para él, la prisión de disidentes políticos es una afrenta a los derechos humanos fundamentales y una señal de un gobierno autoritario que teme la voz de la oposición.
Manolo sabe que las cárceles no son la solución definitiva a los problemas sociales. Es fundamental abordar las desigualdades estructurales, promover la educación y el acceso igualitario a oportunidades, y trabajar en la reforma del sistema judicial para garantizar que todos sean tratados con dignidad y justicia.
En esta reflexión Manolo nos invita a reflexionar y a buscar formas de construir una sociedad más justa y compasiva para todos.
Manolo El Gallego es un faro de luz en tiempos de incertidumbre, recordando a todos la importancia de la empatía, el entendimiento y el compromiso con el bien común.
Los invitamos a visitar el sitio web de Carlos Dorado www.carlosdorado.net, donde pueden encontrar más escritos y reflexiones, o en su Instagram @manolo_elgallego