La amistad a menudo está mal valorada, no son los días de juerga, diversión y fiestas los mejores jueces, son las situaciones de necesidad, los tiempos difíciles y la distancia lo que suelen definir los verdaderos amigos.
Para que una amistad pueda ser real debe tener cierta equidad entre lo que se da y lo que se recibe, entre alegrías y penas, entre gozo y dolor, caso contrario, será el tiempo el encargado de demostrar que no es verdadera.
