Como representante del COM.IT.ES Oriente, Patricia Tibari ha extendido su vocación de servicio hacia la comunidad ítalo-venezolana. Su trabajo ha permitido conectar a muchos italianos en la región con sus derechos, cultura y raíces, incluso a aquellos que desconocían la existencia del comité. «Ha sido un trabajo de hormiguita, muy satisfactorio. Ahora nos buscan, nos conocen y saben que estamos aquí para apoyar», relata con entusiasmo.
Gracias a iniciativas culturales, gastronómicas y lingüísticas, se ha fortalecido la identidad de los ítalo-descendientes en el oriente venezolano. Para Tibari, transmitir ese legado a las nuevas generaciones es una responsabilidad compartida que no puede quedar en el olvido. «Nuestros hijos y nietos deben seguir conociendo sus raíces. Nunca debemos olvidar de dónde venimos», afirma.
Una mujer, muchas responsabilidades
Patricia no separa su vida personal de su vocación. Aunque fuera del uniforme ejerce como madre, abuela y profesional del derecho, su mente siempre está proyectando el próximo paso en la Cruz Roja o el COM.IT.ES. «La inquietud del mañana es la que me recarga las energías. Siempre estoy pensando en lo que viene», confiesa.
Esa inquietud, más que una carga, la impulsa a seguir adelante con un equipo de voluntarios que, según dice con orgullo, «son lo mejor que he conocido en mi vida».
Tibari visualiza un futuro prometedor para la comunidad ítalo-venezolana. Considera que el COM.IT.ES debe tener un papel cada vez más protagónico en el ámbito social, cultural y económico, donde el intercambio entre Italia y Venezuela puede consolidar nuevas oportunidades. «Este estado fue formado en gran parte por italianos, y eso no lo podemos olvidar», subraya.
A la hora de definir su misión en una sola palabra, Patricia Tibari no duda: voluntad. Porque en su historia no hay ego, solo servicio. No hay protagonismo, solo equipo. Y no hay rutina, solo pasión por seguir construyendo un mejor mañana para todos.
