MADRID – Un caso de presunta corrupción y tres escenarios: la Audiencia nacional, en la cual ha declarado el empresario Juan Carlos Cueto; los medios de comunicación que han entrevistado al ex ministro de Transporte, José Luis Ábalos; y el Congreso de los Diputados en el cual el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez se han acusado el uno al otro empleando un lenguaje inusual por su dureza.
Como era de esperar, el presidente del Partido Popular, quien venía preparándose hace días para el debate en la Sesión de Control al Gobierno, ha cargado contra el presidente Sánchez. Le ha acusado de conocer la existencia del caso de corrupción por la compra de mascarillas durante la pandemia. Para el líder de los populares, el presidente Sánchez no sólo lo conocía, sino que trató de taparlo.
“Sin rodeos: usted lo sabía y lo tapó – le espetó Núñez Feijóo -. Se lo digo en nombre de todo un país, consciente por la información que tenemos. Usted lo sabía desde al menos más de tres años. Usted cesó al señor Ábalos por lo que le dijeron que pasaba en el ministerio”.
La respuesta del presidente Sánchez no fue meno dura de las afirmaciones del líder de los “populares”.
“Causa sonrojo el que piense que puede sacar tajada política de la corrupción – comentó el jefe de Gobierno -. Usted, viniendo del partido que viene, llegando a liderarlo como llegó a liderarlo”.
Dijo que “este es un Gobierno implacable contra la corrupción” y que la combate “cara a cara”. Aseguró que “lo hace no con discursos vacuos”.
“No como hacen ustedes – añadió -, sino con hechos y con acciones: colaborando con la justicia, transparencia y rendición de cuentas, una comisión de investigación en este Parlamento. Y, en tercer lugar, la asunción de responsabilidades políticas más allá de las responsabilidades judiciales. Es decir, todo lo contrario de lo que hacen ustedes”.
Y si esto fuera poco, continuó recordando a la “mal llamada policía patriótica”
“Este Gobierno y este partido – dijo – no van a utilizar a elementos corruptos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para” hostigar “adversarios políticos y obstaculizar la acción de la justicia·.
“Este Gobierno y este partido – aseguró – lo que no van a hacer es destruir a martillazos las pruebas requeridas por los jueces”.
El tono del debate ha ido “in crescendo”. Y el argumentario se repitió en toda la sesión, aunque con protagonistas distintos. Decimos, entre Miguel Tellado, portavoz del Partito Popular en el Congreso, y Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes; y entre Cuca Gamarra, secretaria general de los “populares” y Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior.
Mientras el Partido Popular llevaba a cabo una ofensiva sin precedentes contra el Gobierno, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos daba un tour por los distintos medios de comunicación parta defender su inocencia. Y asegurar que es extraño a cualquier trama de corrupción.
“Si empezamos a hablar de responsabilidades políticas basadas en la capacidad de selección, en la capacidad de vigilancia – comentó -, pues dígame cuál es el límite de la vigilancia. Hasta dónde debe usted vigilar a los colaboradores, hasta dónde debe creerlos. ¿Cuál es el límite? Por ejemplo, en el límite de selección: quién se fía de quién en esa cadena de confianzas, porque las confianzas también se van concatenando. Si usted ve a una persona colaboradora, pues le merece confianza. ¿Dónde se pone el límite?”.
La referencia, aun cuando muy velada y disimulada es a Santos Cerdán, secretario de Organización del Psoe. De hecho, Koldo García, antes de ser asesor de José Luis Ábalos, ha sido colaborador de Santos Cerdán. Y cuando este pasó del Psoe Navarro a la sede de Madrid para trabajar con Ábalos, Koldo García lo siguió. Con el tiempo, se tornó persona de confianza del exministro.
Ábalos aseguró que, desde el “grupo mixto” seguirá su trabajo parlamentario. Tranquilizó al Psoe al comentar que no está en sus intenciones votar contra las iniciativas del que, hasta que no se le expulse, sigue siendo su partido.
Siempre en la mañana, el empresario Juan Carlos Cueto, presunto cabecilla de la trama de la mordida por la venta de mascarillas en lo peor de la pandemia, ha declarado en la Audiencia Nacional. El empresario, quien ha sido dejado en libertad, pero con prohibición de dejar el país, habría negado que pagara comisiones irregulares. Y asegurado que el precio cobrado por las mascarillas fue justo y acorde al mercado.
A.T./Redacción Madrid
