La Jornada Política – Y Sánchez pronunció la palabra prohibida: amnistía

El presidente del gobierno en función, Pedro Sánchez

MADRID – Pedro Sánchez, al final, pronunció la tan ansiada palabra: amnistía. Lo hizo en el marco de la rueda de prensa a conclusión de la Cumbre de la Unión Europea en Granada. Charles Michel, presidente del Consejo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, tuvieron que resignarse. Y observar como la política local era la protagonista mientras los grandes temas del acontecer internacional, como la “cuestión migratoria”, desempeñaban un rol secundario.

Sánchez, muy cuidadoso con las palabras para no herir susceptibilidades y por temor a algún traspié difícil de enmendar, dejó claro que el proyecto de Ley de Amnistía de Sumar “no es el del Psoe”. También admitió que el que presentará próximamente Yolanda Díaz en Barcelona no es el único. Dijo conocer la propuesta de su vicepresidenta en función, “como la de otros partidos políticos”. Y comentó que “no deja de ser una manera de superar las consecuencias judiciales” de una de las “peores crisis territoriales de la historia democrática”. Evitó confirma lo para todos es una obviedad: la amnistía es el plato fuerte, aunque indigesto, del Psoe en la mesa de la negociación con los independentistas.

A la insistencia de los periodistas quienes le solicitaban que ahondara más en el argumento, ha contestado limitándose a afirmar que “no habrá acuerdo hasta que todo esté pactado”. Y ha añadido que “esto se aplica en todos los órdenes de la vida y de la política”.

Yolanda Díaz dijo a los periodistas que este martes presentará el proyecto de amnistía de Sumar.  Comentó que, para los juristas que trabajaron en él, es la mejor fórmula posible. La vicepresidenta segunda en funciones aseguró que tanto el presidente del Gobierno, como “otros actores políticos, sociales y sindicales se están dejando la piel para que todo salga bien”

Felix Bolaño, ministro de la Presidencia en funciones y uno de los negociadores del Psoe, comentó que el proyecto que presentará Sumar “sin duda alguna es muy respetable”, pero dejó claro que no refleja “la posición de los socialistas”.

A partir del lunes, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones y secretario general del Psoe, tendrá una semana atareada. Comenzará la ronda de contactos para la investidura. Lo hará con Alberto Núñez Feijóo, cabeza de la oposición mientras, el viernes, concluirá con catalanes y vascos. Decimos, con los líderes de Junts y Eh Bildu. También mantendrá contactos con las fuerzas sindicales – léase UGT y Comisiones obreras –, con representantes del mundo de la cultura y aunque no está precisado en su agenda semanal, con exponente de la patronal.

Carles Puigdemont, líder de Junts

En consecuencia, en las oficinas del Psoe en el Palacio de las Cortes desfilarán, Alberto Núñez Feijóo, presidente de los “populares”, Pepe Álvarez y Unai Sordo, líderes de UGT y CCOO respectivamente; los portavoces del BNG en el Congreso, Néstor Rego; del PNV, Aitor Esteban; de Erc, Gabriel Rufián; de Eh Bildu, Mertxe Aizpurua, de Junts per Catalunya, Miriam Nogueras; y los diputados de Unp, Alberto Catalán, y Coalición Canaria, Cristina Valido. Sánchez ha sido muy categórico en afirmar que en la ronda de consulta no encontrará a la extrema derecha, representada en la Cámara baja por Vox.

Sánchez, y su equipo negociador aseguran que la investidura está a su alcance. Y razones no les faltan.  La única fuerza política que podría sacar provecho de una repetición electoral es el Partido Popular. Para todas las demás, el indipendentismo en especial, sería un salto al vacío.  El principal obstáculo es la Ley de amnistía. No lo es desde el ámbito legal, pareciera que sobraran resquicios por los cuales colarla. Lo es desde el aspecto ético y moral. Una pregunta queda en el aire: ¿Es aceptable amnistiar a alguien que no renuncia a la unilateralidad y que continúa en promover el referéndum secesionista? Es decir, el delito del cual se le acusa

El tema de la amnistía sigue en el centro del debate, al tiempo que el nerviosismo crece en las filas del Partido Popular y de Vox. En Génova se habla de cambios en la dirección del partido. El foco, por el momento, está puesto en Cuca Gamarra, Elías Bendodo y Miguel Tellado.

Es probable que Cuca Gamarra deje su rol de portavoz de los populares para encargarse únicamente de la secretaría general. Su lugar en la Cámara baja podría ocuparlo Borja Semper. Es uno de los fichajes estrella de Núñez Feijóo. Representa la faceta moderada del partido en el Congreso, en contraposición de Cayetana Álvarez de Toledo que representa la corriente radical. Bendodo y Tellado, por ahora, desempeñan cargos muy parecidos que, a veces, han llevado a confusión. Es probable que Núñez Feijóo espere el resultado de la investidura de Sánchez, antes de proceder a construir una cúpula dirigente en la que se sienta cómodo.

En Vox, en cambio, pareciera existir un clima de “caza de brujas”. Altos cargos del partido han dimitido, como el gerente Juan José Aizcorbe, o cesados, como la vicesecretaria Marta Castro. Santiago Abascal y su “hombre fuerte”, Jorge Buxadé, están concentrando el poder en sus manos y eliminando las voces del disenso.

Pepa Millán, portavoz de la formación “ultra”, ha justificado los cambios en su partido con la necesidad “de aligerar la estructura”. A través de un comunicado, Vox explica que los cambios en la cúpula tienen por objeto permitir “un funcionamiento más ágil y coherente” del partido, adecuado con la coyuntura que le toca vivir. Decimos, estar presente “en cinco gobiernos autonómicos y numerosas instituciones en toda España”.

Es la razón por la cual, se habrían eliminado las vicesecretarías nacionales, a cargo de Patricia Rueda y Marta Castro; la vicesecretaría de Relaciones Internacionales, que hasta hace poco era responsabilidad de Iván Spinoza de los Monteros; y las de Relaciones con las Cortes, a cargo de José María Figaredo, entre otras.

A.T./Redacción Madrid

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