MADRID – En el ojo del huracán. Y no es para menos. La reacción de Alfonso Guerra a las críticas de Yolanda Díaz, quien en una entrevista en “La Vanguardia” reprochaba a Felipe González la falta de rigor político al referirse a la amnistía, ha sido dura, inoportuna, desmedida y con una gran carga machista. Sucedió en el programa “Espejo Público” que conduce Susanna Griso. A la pregunta de la periodista, quien le solicitaba un comentario al respeto, Alfonso Guerra contestaba: “¿La vicepresidenta criticando la falta de rigor político? ¿Ella? Le habrá dado tiempo entre una peluquería y otra”.

Como era de esperarse la reacción de la vicepresidenta y ministra del Trabajo no se hizo esperar. Comedida y serena, se limitaba en señalar que por suerte “se acabó con el machismo en España y en Europa”. Más vehementes han sido las palabras de la exvicepresidenta Carmen Calvo. La veterana socialista calificaba de “absolutamente detestables” que se juzgue a las mujeres “por el pelo en vez de las neuronas”. Y remataba señalando que “Guerra se lo tiene que mirar”. También Irene Montero, a pesar de las muchas desavenencias con Yolanda Díaz, salìa en defensa de la vicepresidenta. Y comentaba que no hay nada de “novedoso que algunos hombres respetados como Alfonso Guerra, tiren de machismo ‘en modo Rubiales’ para cuestionar a una mujer que hace política”.
Si las declaraciones de Guerra han sido calificadas de polémicas e inadecuadas no menos controvertidas e inoportunas han parecido las palabras de Alberto Núñez Feijóo. El líder de los populares ha tildado de “fraude electoral” la posibilidad de que su adversario, Pedro Sánchez, proponga una Ley de Amnistía, para obtener los votos de los independentistas y nacionalistas; además, lo calificaba de “fraude reincidente”. Las expresiones de Núñez Feijóo, en algunos sectores políticos, han sido consideradas muy elevadas de tono. Y más proprias de un líder de la oposición que de un candidato a la investidura.
A las expresiones del presidente de los populares, que en algunos sectores políticos han sido calificadas de desproporcionadas, contestaba Isabel Rodríguez quien señalaba que “un fraude es venir a la política española a decir que es un moderado y haber sellado acuerdos con la extrema derecha”.
Mucha expectativa ha despertado el “meeting” político que el Partido Popular celebrará dos días antes del discurso de investidura de Alberto Núñez Feijóo. Los “populares”, de acuerdo con indiscreciones, estarían fletando autobuses para traer militantes y simpatizantes de distintos lugares del país. En Génova se teme que, aun siendo la Plaza Felipe II un espacio más reducido que Plaza España, no logren llenarla. Quieren que el “meeting” sea una manifestación de fuerza y de respaldo popular al candidato a la investidura.
Fuego amigo. Los socialistas sierran filas. Algunos dirigentes históricos del Psoe se enfrentan al liderazgo emergente encabezado por Pedro Sánchez. No se trata de un rifirrafe sin importancia porque pareciera reflejar una fractura generacional profunda precisamente en un momento delicado para los socialistas quienes aspiran repetir un gobierno de coalición.
El ministro de Cultura, Miguel Iceta, a los periodistas que le solicitaban una opinión sobre las palabras de Felipe González y Alfonso Guerra, se limitaba a calificarlas simplemente de “Antiguas” mientras Adriana Lastra, ex número 2 de los socialistas, expresaba su “admiración y respeto a los padres fundadores” aunque confesaba no estar “de acuerdo con ellos”.
Más duro fue Santos Cerdán, secretario de Organización del Psoe quien señalaba que “desleales son los que no respetan las mayorías del partido”. Remataba subrayando que “lo que digan ex dirigentes lo respetamos, pero no es la decisión del Psoe.
La polémica sobre el uso de las lenguas co-oficiales en el Congreso ha sido zanjada con una votación que no deja lugar a duda. De hecho, la propuesta de reforma del reglamento interno del Congreso fue aprobada con el voto favorable del Psoe, de Sumar junto con los de los partidos nacionalistas e independistas y el añadido de un voto sorpresa: el de la diputada popular Rosa Quintana de Galicia; en cambio votaron el contra solo el Partido Popular, Vox y Upn. En fin, 180 voto a favor y apenas 170 en contra.
A.T/Redacción Madrid