MADRID – Ivan Espinosa De Los Monteros y Meritxell Batet han sido los protagonistas de la jornada política. El primero por dejar la dirección de Vox y renunciar al acta de diputado; la segunda, por haber anunciado su decisión de no repetir como presidenta del Congreso de los Diputados. Por lo tanto, el 17 de agosto su nombre no estará en la lista de los candidatos a presidir la “Cámara baja”.
Secretas y menos secretas. Frente a un “tinto”, en uno de los locales que abundan en las callejas alrededor del Palacio de las Cortes, o en sus pasillos. Los partidos apuran las negociaciones que llevarán a la constitución de la mesa del Congreso. El “bloque progresista”, por un lado, y el conservador, por el otro, ambos quieren hacerse con su control.
Maritxell Batet, a quien ya no veremos presidir los debates, confía en que la sustituya un socialista y que pueda formarse “una mayoría progresista en la mesa de la Cámara”
Por el momento, el Psoe no suelta prenda. No insinúa nombres, mucho menos desvela el rumbo de las negociaciones. Las indiscreciones, más o menos creíbles, se confunden con las especulaciones y estas con los “bulos” que nunca faltan. Lo único cierto, por el momento, es que cobra fuerza la posibilidad que un independentista pueda integrar la mesa. El Psoe estaría dispuesto a ceder uno de sus puestos, aun cuando preferiría que fuese Sumar quien se sacrificara.
A quien le preguntaba, María Jesús Montero, vicesecretaria general del Psoe e ministra de Hacienda, contestaba que “hay muchas conversaciones”. Y, por supuesto, que los contactos siguen “con discreción y prudencia”.
Tampoco Sumar, cuyo portavoz es ahora Marta Lois, descartó la presencia de un independentista en la mesa y subrayó que cualquier candidato, que no sea del Partido Popular o de Vox, será bienvenido.
Por su parte, los “populares” consideran que la presidencia del Congreso corresponde al partido más votado. Y agradecieron a Vox haber ofrecido su respaldo a la investidura de Alberto Nuñez Feijóo sin pedir algo a cambio.
La batalla por el control de la mesa del Congreso es la antesala de otra que tendrá en vilo al País: la que protagonizarán Psoe y PP por la investidura. Se enfrentarán dos maneras de interpretar el país: la progresista y la conservadora.
En Navarra, cuando ya se temía que, a falta de 20 días para el vencimiento del plazo, la repetición electoral era inevitable, el Partido Socialista de Navarra, Geroa Bai y Contigo-Zurekin han logrado un acuerdo que pone la candidata socialista, María Chivite, a un paso de la investidura. Con 21 votos a favor, Chivite solo necesitará la abstención de Eh Bildu.
Tras semanas de negociaciones intensas, Navarra será la tercera gobernación, junto con Asturias y Castilla La Mancha, que el Psoe, luego de las elecciones autonómicas de mayo, logra mantener. La estructura de gobierno, que ha sido el escollo mayor, queda inalterada. El reparto de carteras se mantiene: ocho para el PSN, cuatro para Geroa Bay y una para Contigo-Zurekin.
Sin esconder su satisfacción, Chivite dijo a los periodistas que, “a diferencia de otras comunidades”, el camino que seguirán en Navarra “será avanzar en derechos, en servicios públicos, en igualdad y en convivencia sin recortes ni retrocesos”.
Uxue Barkos, líder de Geroa Bai, aseguró que Navarra “tendrá un gobierno progresista y plural” al tiempo que Begoña Alfaro, portavoz de Contigo-Zurekin precisó que el acuerdo “integra propuestas políticas de gran calado” y garantizó que “responde a las demandas de la ciudadanía”.
A.T./Redacción Madrid
