CIUDAD DE MÉXICO – Cientos de migrantes de Centro y Suramérica se lanzaron este lunes al río Bravo para cruzar nadando la frontera y entregarse a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Haciendo caso omiso a las advertencias del Instituto Nacional de Migración (INM) mexicano, los viajeros optaron por dejar los campamentos que habitan en los márgenes del río, en precarias condiciones de servicios básicos y situaciones de inseguridad y violencia en México.
“Ya queremos cruzar, ya no aguantamos más (en México), nos acosan mucho», dijo una migrante a la prensa.
“Soy madre soltera, ya estoy cansada, estoy prácticamente durmiendo en la calle con mi hijo todos los días y no tengo alimentos para darle de comer”, señaló otra.
Aunque los funcionarios de migración y la guardia Nacional intentaron detener a los desplazados, fueron superados por la multitud de niños y adultos que bajaron del borde y se arrojaron al caudal en colchones inflables.
En su página oficial en Facebook, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos reportó que en las últimas 24 horas habían interceptado a 1.600 migrantes que ingresaron al país por medio del río Grande, entre Matamoros (Tamaulipas) y Brownsville (Texas).
Se estima que hay 3.500 migrantes varados en la ciudad de Matamoros que buscan acceder a Estados Unidos de manera legal o no, en su mayoría de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua.
México vive un flujo migratorio récord, con 2,76 millones de indocumentados detenidos en la frontera de Estados Unidos en el año fiscal 2022, y unos 900 migrantes fallecidos al intentar el cruce, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de los Estados Unidos.
Redacción Caracas