MADRID – Patricia Guasp, portavoz de Ciudadanos, hace malabarismos para presentar una realidad que, para los expertos en la materia y también para los menos expertos, no deja de ser virtual. Decimos, la de un partido aún fuerte que se organiza para dar la batalla en las elecciones del 28 de mayo.
Es verdad, la tolda naranja, en estos días, probablemente tenga confirmadas algunas candidaturas. Lo es también que posiblemente logre “papeletas liberales en todos los rincones de España”. En esto Guasp no miente. Mas, la suya es una verdad a medias. La refundación del partido no está logrando frenar la sangría de militantes de base y cuadros medios. La fuga ya no es hacia el Partido Popular. O, más bien, ya no es sólo hacia el Partido Popular. Ahora, también es hacia los partidos pequeños, regionales y nacionalistas. Producto de esta deserción es la proliferación de nuevos partidos locales que lucen un futuro incierto. Nacen ya con fecha de caducidad.
Guasp la tiene difícil. Mantiene a flote un barco que zozobra. Su objetivo es evitar que se hunda antes del 28 de mayo y, al mismo tiempo, es mostrar los músculos con la esperanza de obtener representación en algún ayuntamientos y municipios. Los duchos en la materia consideran que la sobrevivencia de la tolda naranja dependerá de los resultados que obtendrá. Las elecciones serán su última oportunidad. No tendrán otra.
El rifirrafe entre la ministra de la Defensa, Margarita Robles, y la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, sigue con sus altibajos. Y, a medida que se acerca la fecha de las elecciones autonómicas y municipales, con más altos que bajos.
La guerra, en la campaña electoral, es una invitada incómoda. A traerla a colación, en estos días, ha sido Belarra, ministra y secretaria general de Podemos. Ha vuelto a criticar el envío de armas al ejército de Ucrania, que se defiende de la agresión rusa. Ha insinuado que hay una escalada que podría culminar con el envío de tropas a los teatros de guerra. La observación de Belarra ha irritado a la ministra de la Defensa quien le ha pedido “prudencia”. Sobre el tema también ha intervenido el titular de Exteriores, José Manuel Albares, para criticar a la líder de los morados.
El clima de crispación crece. La convivencia entre socios del gobierno se está tornando cada vez más difícil. Sin embargo, Psoe y Podemos aseguran que, a pesar de las diferencias, no habrá divorcio.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sigue con su estrategia comunicativa, en proximidad de la cita electoral. Entrevistado por “Telecinco”, pocas horas después de registrar Vox la moción de censura, ha recriminado al Partido Popular la decisión de abstenerse. El jefe de Gobierno ha afeado a Alberto Núñez Feijóo su postura aséptica. De hecho, el líder de los populares, aun criticando la decisión de Vox, informó que los conservadores no votarán contra la moción, como hicieran con Pablo Casado en su oportunidad. Es evidente que Núñez Feijóo no quiere irritar más de lo necesario a la extrema derecha con la que pareciera condenado a entenderse para gobernar. Sánchez ha subrayado que la decisión de Núñez Feijóo, desde un punto de vista político, tiene trascendencia.
Por otro lado, el jefe de Gobierno, quien ha considerado un error el desplante de Pere Aragonés al Rey Felipe VI, no quiso dar la fecha precisa de las elecciones generales. Tan solo ha señalado que, más que en noviembre, el gobierno estaría orientado en fijarlas en el mes de diciembre.
A.T./Redacción Madrid
