MADRID – No es la primera vez que Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León, desata la polémica. Y seguramente no será la última. Ofrecer de manera obligatoria a las mujeres embarazadas, incluyendo de paso también a las que se han decantado por el aborto, escuchar el latido del feto o acceder a una ecografía 4D para observar el feto en movimiento. Esta es la propuesta “provida” de Vox presentada por García-Gallardo.
El mundo progresista se amotinó al conocer el proyecto presentado por el vicepresidente de la Junta. Tal vez no era esa la reacción que esperaba. O, tal vez, sí. Lo cierto es que su iniciativa ha sido objeto de censura. Airada, a veces; sosegada, otras, como la de la vicepresidenta Nadia Calviño quien, al expresar su malestar, comentó que la propuesta “nos retrotrae a los tiempos más negros de nuestra historia”. Y acusó Vox de querer transformarse en “comisario en virtudes de mujeres”.
En la otra orilla, la de los conservadores, la propuesta de García-Gallardo ha despertado reacciones heterogéneas. Borja Semper, portavoz del Comité de Campaña del Partido Popular, ha señalado con contundencia que su partido discrepa de Vox y no respalda su propuesta sobre el aborto. Por el contrario, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, opinó que no hay motivos para criticar la propuesta del vicepresidente de Castilla y León. Considera que no los hay en “ofrecer a las mujeres toda la información para que “tengan el mayor número de elementos de juicio a la hora de decidir”. También la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso intervino en el debate. Lo hizo para informar sobre la creación de una línea telefónica para mujeres embarazadas «a favor de la vida y no en contra de nadie».
Puntual el respaldo de Santiago Abascal. Mas, eso se daba por descontado. El líder de extrema derecha ha defendido el planteamiento de García-Gallardo y ha asegurado que Vox se mantendrá firme en su propuesta.
Por el momento, las medidas del vicepresidente de la Junta, se quedan en aguas agitadas. Y, si damos por buenas las afirmaciones de la Consejería de Sanidad, no pasan de ser papel mojado. Aun así, no debe extrañar si, en plena campaña electoral, la polémica se extiende. La que en cambio pareciera destinada a amainar es la borrasca desatada por los comentarios desafortunados de la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez “Pam”. En el programa de la TVG, ha pedido disculpa; pero, insistiendo que sus declaraciones han sido “descontextualizadas” y subrayando que han sido parte de “una reflexión que se estaba haciendo en un podcast en el cual se estaba hablando de muchas cosas”.
“Si separar el debate sobre víctimas y la conversación acerca de los argumentos de la extrema derecha, fue desacertado, pido perdón”, ha finiquitado la número dos del ministerio de la Igualdad.
En materia de campaña electoral, cabe destacar la reunión de la Ejecutiva del Psoe para analizar la estrategia que caracterizará la campaña electoral. A los socialistas preocupan los resultados que pudieran obtener en las autonómicas, la antesala de las elecciones generales. El camino es cuesta arriba. Las encuestas hablan de un Psoe que no logra comunicar con su electorado y explicar el sentido de las medidas que se toman en la Moncloa. Los resultados económicos son favorables, pero el trabajador aun no percibe los beneficios. Los socialistas gobiernan actualmente en 10 de las 12 Comunidades autónomas. De ahí la importancia que otorgan a la cita del 28 de mayo. Un mal resultado complicaría las opciones electorales del presidente del Gobierno.
El Psoe tiene la mirada puesta en el Partido Popular. Las autonómicas podrían pasarle factura a Alberto Núñez Feijóo. Un resbalón alimentaría las ambiciones de Moreno Bonilla e Isabel Díaz Ayuso.
En Ferraz, las declaraciones de García-Gallardo cayeron como anillo al dedo. Ha permitido impulsar desde ahora lo que parece será el “leit-motive” de la campaña electoral: la dicotomía antagónica entre el Psoe y el Partido Popular. En fin, dos modelos distintos: el progresista representado por la coalición Psoe-Podemos y sus aliados parlamentarios y el conservador representado por los populares y la extrema derecha de Vox.
A.T./Redacción Madrid
