CARACAS – “Los países serios tienen dos partidos: uno en el gobierno y otro en la oposición. El primero tiene la responsabilidad de administrar la cosa pública y el segundo hacer seguimiento a la gestión del gobierno y construir una alternativa democrática para sustituir al primero cuando corresponda”. Lo afirmó a “El Universal” Eduardo Fernández, presidente del Instituto de Formación Política Arístide Calvani (Ifedec). El ex secretario general (1979 y 1992) y ex candidato de Copei en 1988 considera que el “bipartidismo” no deja de ser el mejor sistema para el equilibrio político de un País. Sin embargo, la realidad pareciera orientada hacia el incremento en el número de gobiernos de coalición, en los cuales, como el caso de Italia, España y Alemania, no hay partidos hegemónicos.
Las declaraciones de Fernández a “El Universal” se dan en ocasión de los 60 años del organismo que preside; un organismo que, sostiene, “ha cumplido con su tarea fundacional: trabajar por la democracia, por la justicia social, por una economía moderna, por la erradicación de la pobreza y por la reconciliación de la ética con la política”.
– En alguna medida contribuimos a darle a Venezuela cuarenta años de República civil, de democracia y de Estado de derecho – dijo -. De respeto a los derechos humanos. En el orden internacional Ifedec estuvo presente en el proceso de democratización y pacificación de Centro y Sur América y del caribe. Basta recordar algunos nombres vinculados con la historia del Ifedec para sentir, con modestia y humildad, una legítima satisfacción: Eduardo Freí Montalba, Patricio Aylwin, Eduardo Freí Ruiz Tagle en Chile. Luis Bedoya Reyes y Lourdes Flores en el Perú.
Fernández, preguntado por el periodista, aprovechó la ocasión para dibujar las características que tendrían que prevalecer en un líder político.
– Lo más importante es el ejemplo – ilustró -. Un líder es un servidor público. En política hay personas que sirven a sus propios intereses. Quieren ser importantes y no útiles. Quieren tener poder sin saber exactamente para qué. La política es para servir, a un país, a una comunidad, local, regional, nacional o internacional. Un político – añadió – debe conocer la historia y la geografía de la comunidad a la que pretende servir. Debe conocer también las fortalezas y debilidades de esa comunidad. Pero sobre todo debe tener claro que la política es para servir a la gente y no para servirse de la gente. El líder debe colocar siempre los intereses de las personas por encima de las agendas partidistas o de los proyectos personales.
Redacción Caracas
