CARACAS – La desnutrición aguda en Venezuela se redujo 12% entre 2017 y 2019. Sin embargo, con la llegada del COVID-19, la cifra volvió a crecer. Lo dio a conocer la nutricionista y experta en seguridad alimentaria y nutrición pública, Susana Raffalli, quien informó que el país tiene un retraso del crecimiento en 33% de niños con desnutrición aguda. Este porcentaje puede crecer progresivamente y provocar que el país, en los próximos años, tenga impactos negativos en la productividad y generar una carga sanitaria.
Rafalli, junto con Cáritas, presentó el estudio “Patrones de emaciación y retraso del crecimiento lineal en niños venezolanos” en menores de dos años. Precisó que, del total de la población estudiada, 13% de niños presentó desnutrición. Esto significa que 87% tiene retrasos de crecimiento y no está incluido en programas de asistencia.
La experta destacó que no siempre los niños con retraso del crecimiento pasaron hambre, pero su nutrición no era la más efectiva. Aclaró que no tener hambre no es suficiente porque se necesita “calidad y seguridad nutricional”.
“Es necesario demandar calidad nutricional de los subsidios del Estado o de las canastas nutricionales que se reciben de las agencias internacionales y nacionales. Cada acción de caridad, de participación social y de respuesta humanitaria tiene que llevar el mensaje de que es necesario comer, pero comer con una calidad nutricional y de forma digna”, puntualizó Rafalli.
Redacción Caracas
