Monseñor Azuaje: “El pueblo no puede claudicar”

CARACAS – El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor José Luis Azuaje, puntualizó que “aunque haya una mala política en el país, el pueblo no puede claudicar”.

Según Azuaje, “nada se logrará en Venezuela si el pueblo no toma consciencia de ser pueblo. Actualmente el pueblo anda como ovejas sin pastor. Siente el abandono del Estado y de los grupos políticos de oposición, de las instituciones”.

Agregó que a este pueblo se debe servir; no a grupos de élite, pero sí al hombre y la mujer que luchan por sobrevivir con dignidad.

Destacó que, a pesar de los malos ejemplos, se debe mirar el futuro aspirando a otros comportamientos y formas de hacer política. A su juicio, la rehabilitación de la política pasa por fundamentarla en el amor. “Este no solo se expresa en relaciones íntimas y cercanas sino también en las relaciones sociales económicas y políticas, lo que implica el desprendimiento del individualismo y la apertura a todos desde un amor social que integre y reúna”.

Indicó que, en ese contexto, la Iglesia debe seguir avocándose a la atención y el cuidado del pueblo.

Para el representante de la CEV, el impacto de la COVID- 19 ha agravado el colapso económico, en Venezuela, el cual ya había sido originado “por la inseguridad jurídica de un Estado controlador, impositivo en materia económica. En un mundo competitivo, lastimosamente nuestro país se ha ganado el premio de la mayor inflación, la mayor caída del Producto Interno Bruto (PIB) y la mayor tasa de desempleo”.

Con respecto a esto, la Iglesia ha querido ser responsable en el cuidado de la feligresía, por lo cual se han propuesto las normas y los equipos de bioseguridad en todas las instancias de servicio. “El espíritu cristiano se ha hecho presente en el acompañamiento y ofrecimiento de servicio a aquellos que se encuentran en situaciones difíciles para su manutención”, dijo.

Durante la instalación de la CXV Asamblea Ordinaria Plenaria de la CEV, de forma virtual, el prelado dijo que el pueblo vive una situación de quiebre en la economía nacional y doméstica. Azuaje envió una palabra de alientos a los venezolanos que han migrado debido a las condiciones precarias que atraviesa Venezuela.

Por otra parte, el presidente de la CEV dijo que la Iglesia continúa alegre y esperanzada por la pronta beatificación del Dr. José Gregorio Hernández. “Estamos conscientes de lo que representa para nuestro pueblo, principalmente para las personas más humildes y sencillas; su propuesta de santidad en el servicio a los hermanos debe esparcirse por todo el país”, señaló.

En la apertura de la Asamblea, que culminará el 9 de enero, monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal y vicepresidente de la CEV, sostuvo que no dudarán en tomar iniciativas y decisiones en favor de la comunidad eclesial lo harán después de las reflexiones que surjan. A Moronta le correspondió hacer la adoración eucarística desde su diócesis.

“Como obispos no estamos dedicados a un grupo pequeño de privilegiados; no nos distingue defender una parcialidad política, no nos alienta el afán de poder. Es nuestra decisión de servir al pueblo al que pertenecemos”, dijo.

El Papa ora por Venezuela

El papa Francisco manifestó su preocupación por la situación económica y sanitaria de Venezuela, en una carta en la que lamenta que el pueblo venezolano sea víctima de “la arrogancia de los poderosos”.

En la misiva, enviada al cardenal Baltazar Porras Cardozo, arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas, con ocasión de su onomástica, el pontífice reconoció que los venezolanos son víctimas de una grave crisis humanitaria y socioeconómica, agudizada por la pandemia de coronavirus.

“Qué Dios te siga dando fortaleza y parresia para que con corazón de padre sepas acompañar y reconfortar a Su Santo pueblo fiel, puesto a prueba por el sufrimiento causado por el azote de la pandemia, la arrogancia de los poderosos y la creciente pobreza que lo estrangula“, escribió.

Monseñor José Luis Azuaje se hizo eco de las palabras del Papa Francisco y destacó que se necesita “una economía con rostro humano, solidaria, que ponga al centro al ser humano y no el aprovechamiento, la corrupción y el despilfarro. Hay dos factores fundamentales en el ámbito económico para una sana economía: la dignidad de toda persona humana y el bien común”.

 

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