CARACAS – Lejos de ser una institución unitaria, la Asamblea Nacional (AN) se convirtió en la mayor evidencia de las divisiones entre las filas opositoras. La sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en el exilio contra el presidente Nicolás Maduro causó más problemas a la oposición que al propio Gobierno. Cuando el Parlamento buscaba un pronunciamiento claro al país, las fuerzas contrarias al Gobierno lo que menos transmitieron fue seguridad.
A pesar que la junta directiva de la AN convocó una sesión extraordinaria para debatir las nuevas medidas económicas, este fue el tema de menor relevancia. Los pronunciamientos previos a la sesión indicaban que el debate económico no es la prioridad entre los diputados de ninguna tendencia. Lo que más trajeron a colación, los diputados, fue una misiva publicada por el secretario general de la Organización de estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
Con su llegada al Palacio Federal Legislativo, el presidente de la AN, Omar Barboza, respondió al comunicado que fue dirigido directamente a su persona. Un texto que insta al parlamentario a acatar la sentencia del TSJ en el exilio, y que lo acusa de cómplice si no llegara a hacerlo. Barboza respondió lamentando el comunicado y asegurando que se fundamenta en un “falso supuesto”.
Las diferencias reflejadas en las declaraciones previas se evidenciaron aún más cuando ya transcurría la sesión extraordinaria en el Hemiciclo de Sesiones. En su turno de palabra, el diputado Omar González pidió al resto de sus colegas “no tener miedo” y ejecutar la sentencia dictada desde el exilio.
Las palabras de González se vieron interrumpidas por gritos por parte de algunos diputados que reprocharon la intervención del diputado de la fracción 16 de julio. Tal fue el altercado, que la sesión se detuvo durante varios minutos para aplacar la discusión existente y que todo volviera a la calma.
