CARACAS – Patrick Leahy ha salido al paso. Rusia ganaría con esto. Recientemente Donald Trump ordenó la salida de 15 diplomáticos cubanos que estaban en Washington. La Casa Blanca retiró también a casi todo su personal en La Habana. Adicionalmente, se ha aconsejado a los estadounidenses que no viajen a la cálida isla antillana.
El senador demócrata estadounidense Patrick Leahy ha dicho que el testigo puede ser tomado por Rusia. A su entender, la tierra de Leo Tolstoi podría aprovechar para sus fines geopolíticos el incidente. Rusia ha sido el primero en respaldar al gobierno de Maduro ante los ataques de Trump y la UE, que se suman a las declaraciones de Almagro (OEA) y la ONU.
La vuelta de la armonía entre dos enemigos ancestrales, como EEUU y Cuba, trajo optimismo a Venezuela, donde Hugo Chávez también se encargó de sembrar discordia hacia el gigante del norte. Se habló de que eventualmente el orden y el concierto podría volver al continente, y que los discursos bajarían de tono.
Barack Obama, no obstante, sancionó a varios funcionarios venezolanos a la par de declarar a Venezuela una “amenaza”. Ya entonces los vínculos entre Washington y La Habana tampoco marchaban muy bien. Luego, más recientemente, Trump ha recrudecido sus políticas hacia las izquierdas, y emitió sanciones financieras contra Venezuela. No se descarta un embargo petrolero, e, incluso, una acción militar, pero a largo plazo. La ruptura con Cuba en coherente con todo lo anterior.
Geopolítica de Rusia contra Cuba
Leahy dijo que la respuesta de Trump a los supuestos ataques acústicos en Cuba habría estado orientada por la “conveniencia política”. A su vez, remarcó que “estas acciones no solo son contraproducentes para resolver este misterio, sino que inevitablemente castigarán al pueblo cubano”, escribió en The Huffington Post.
“Pese a que todos coinciden en que todavía les espera por delante un camino ‘difícil y complejo’, con la reapertura de sus embajadas en Washington y La Habana después de 54 años de cortocircuitos los dos viejos adversarios vivieron ayer un día lleno de optimismo y ponderaron los beneficios del diálogo”, se lee en un despacho de La Nación (Argentina) fechado el 21 de julio de 2015. Nadie esperaba tan pronto algo tan “difícil y complejo”.
La mediación del Papa Francisco y el gobierno del Canadá habrían logrado destrancar la histórica diatriba entre cubanos y estadounidenses, que se remonta a los inicios de la revolución castrista, de una rancia abstracción antiimperialista y marxista-leninista.
“Sin una pizca de evidencia, ni un motivo, que relacione al Gobierno cubano con estos incidentes, parece que nuestras acciones hayan estado guiadas por la conveniencia política, no por la diplomacia”, agregó Leahy.
