CARACAS – El representante del “Consiglio Generale degli Italiani all’Estero” en Venezuela, Antonio Iachini, se pronunció respecto al decreto aprobado que limita la ciudadanía italiana a dos generaciones, y señaló que “la italianidad no se mide en generaciones”.
Dada la relevancia de este tema para las comunidades italianas, Iachini precisó algunas de sus implicaciones:
El decreto-hace cambios en la forma en que Italia reconoce la ciudadanía por descendencia (‘derecho por sangre’), pues hasta ahora se podía reclamar la ciudadanía sin límite generacional, pero las modificaciones obligan que para que se reconozcan la ciudadanía, deben probarse vínculos efectivos con Italia. Es decir, se requiere que padres, abuelos o la persona misma hayan nacido en Italia y que los padres hayan vivido allí al menos dos años antes del nacimiento del interesado.
Estos cambios afectan principalmente a descendientes de italianos en países como Argentina, Brasil, Venezuela o EEUU., donde muchas familias llevan generaciones fuera de Italia, quedando excluidas las personas que iniciaron trámites antes del 27 de marzo de 2025.
Destacó que dicho decreto además de limitar los derechos, niega la historia y mencionó los esfuerzos de algunas institucione por mantener las tradiciones, la cultura y el estudio de la lengua italiana, entre ellas la Società Dante Alighieri, los colegios italiano venezolanos que en el acto cívico cantan “Il Canto degli Italiani”, todas las mañanas; los coros que hacen resonar el ‘Va Pensiero’ en el Sistema Nacional de Orquestas por todo el mundo, llevando la voz de Italia a rincones donde ni siquiera llegó la migración original.
Mencionó además los 27 centros italiano-venezolanos dispersos en diversas regiones del territorio, desde Maracaibo hasta Ciudad Bolívar y desde Caracas hasta San Fernando de Apure, así como las sedes de la Cámara de Industria y Comercio Venezolano-Italiana, que desde 1953 teje relaciones económicas más fuertes que cualquier decreto y que permite el flujo constante de importaciones italianas.
Igualmente, las asociaciones regionales que recrean los sabores y memorias de una patria lejana, sin dejar de mencionar los documentos amarillentos – cartas, fotografías, partidas de nacimiento “que conservamos no por obligación administrativa, sino por amor filial, como reliquias de una identidad que ningún gobierno puede borrar con firmas y fechas de caducidad”.
“Son Italianos… pero no lo suficiente”
Respecto al por qué de esta medida por parte del gobierno italiano, explicó que es para evitar que millones de personas con nacionalidades de otros países obtengan pasaporte italiano (y europeo) sin tener conexión real con Italia, además de aliviar la saturación en consulados.
Entre tanto, las personas que ya poseen la ciudadanía conservan todos sus derechos.
De manera que las modificaciones implican que la ciudadanía automática se restringe a dos generaciones (hijos y nietos de italianos), pero excluye a bisnietos y tataranietos, y los descendientes deberán demostrar que mantienen conexión con Italia.
Por otra parte, los consulados dejarán de gestionar solicitudes y se creará una oficina centralizada en la Farnesina (Cancillería).
Asimismo, el representante del CGIE estima que la población reconocida como “italiana” en el exterior se reducirá drásticamente, y los Com.It.Es (Comités de italianos en el exterior) no contarán con electores ni representantes, al tiempo que el CGIE (Consejo General de Italianos en el Exterior) perderá legitimidad al no representar a comunidades activas.
“Este decreto, no quiere comunidades organizadas que exijan derechos (pensiones, escuelas bilingües, representación política), sino que prefieren italianos “simbólicos”, que consuman cultura, pero sin costos burocráticos”.
Advirtió Iachini que el decreto refleja una gran contradicción, porque Italia promueve su cultura global, pero niega la ciudadanía a quienes la preservaron y promueve el Turismo delle Radici procurando incentivar a los descendientes a visitar sus “pueblos de origen” para revitalizar economías locales, sin embargo, esos mismos descendientes no podrán ser ciudadanos italianos, porque el texto legal deja un mensaje “Ustedes son Italianos… pero no lo suficiente”, poque Italia prefiere turistas que gasten, no ciudadanos que exijan pensiones o servicios consulares.
Redacción Caracas