David Malavé, “Ediciones Kalathos” un milagro venezolano en España

David Malavé y Artemis Nader, titolari della casa editrice "Kálathos"


Junto con su esposa Artemis Nader, emprendió la aventura del librero y del editor. Ambos fueron seducidos por la magia de las palabras, el embrujo de la imaginación y el olor de la tinta en el papel.


MADRID – David Malavé, fundador de Kalathos, gusta de los desafíos. Enamorado de la lectura y de la buena literatura, pasión heredada de su abuelo italiano, el mundo de las letras siempre ha ejercido en él una fascinación especial. Sin embargo, contrariamente a lo que pudiese pensarse, no transitó por la senda de los estudios humanísticos. Se graduó de psicólogo, una profesión que, como él mismo admite, ejerció con relativo éxito y fue pródiga de satisfacciones. Aun así, llegó el día en el cual su corazón sucumbió definitivamente a la magia de las palabras, al embrujo de la imaginación y al olor de la tinta en el papel. Su amor por las letras pudo más que la promesa de una vida tranquila y sin sobresaltos. Es así como abandona el ejercicio de la profesión que le brindaba seguridad y bienestar económico para seguir su vocación y emprender la aventura del “librero”. Pero, no la del librero común. Sino de aquel que, como un artesano seducido por su oficio, eleva su trabajo a la dimensión de arte.

Esta entrevista estuvo descansando escondida en el fondo de una gaveta por semanas, antes de volver a ver la luz del día. Es el resultado de una conversación, larga y amena, que se llevó a cabo en un rincón bucólico del “Parque el Retiro”, interrumpida solo de vez en cuando por el canto de los pájaros y la visita de algún pequeño gorrión audaz, irreverente y para nada timorato. David Malavé nos habla de los comienzos de su aventura y del largo trecho recorrido, siempre acompañado de Artemis Nader, su esposa y, ¿por qué no?, cómplice en sus sueños.

– Mi formación académica es la de médico – nos dice con un dejo de nostalgia -, a pesar de ser un lector voraz desde niño. Mi abuelo, también gran lector, vivía con nosotros. Siempre me comentaba sus lecturas y recomendaba libros. Fue él, italiano, por cierto, quien nos inoculó el veneno de la lectura; quien sembró la tentación del saber. A veces, cuando quería que leyera algo me decía con tono risueño, que ese no era un libro para niños. Era el resorte que necesitaba. Buscaba ese libro dónde fuese y lo leía con atención. Los libros, desde siempre, han sido parte de mi mundo, mis mejores compañeros. No imaginas cuánto disfruto con ellos.

Comenta que no estudió literatura. Sin embargo, confiesa que, en sus primeros años de universidad, cuando sus estudios de medicina se lo permitían, se colaba en las clases en la Escuela de Letras.

– Hasta hubo un momento en el cual pensé estudiar formalmente letras. Pero, no lo hice. Tengo que admitir que como médico me iba bien y como psicoanalista buenísimo. En algún momento pensé en lo de la librería.  Fue un giro brusco en mi vida. Pensé ingenuamente que iba a ser muy fácil… que iba a funcionar sola. No sabía en lo que me estaba metiendo.

El nuevo desafío lo fue “absorbiendo y absorbiendo cada vez más”.

– Sentí que lo que había estudiado ya había dado todo lo que podía – afirma -. Había tenido muchas satisfacciones. También había visto casos difíciles y mucho sufrimiento. Fue cuando, junto con Artemis, comencé a madurar la idea de una librería. Mi esposa siempre me ha acompañado en mis locuras. Sin darme cuenta, descubrí que tenía vocación de librero. Luego, ocurrió lo que todos sabemos en el país. Todo se puso muy difícil.

David Malavé y Artemis Nader en una caricatura de Rayma

– No nos apresuremos. Antes de llegar a eso… ¿Por qué Kalathos? ¿Por qué ese nombre?

La pregunta no le sorprende. Sonríe. Hurga en los pliegues de sus recuerdos. Luego de una pausa y de un largo suspiro, nos dice:

–  Es el nombre de una revista cultural. Artemis la fundó en 1992, cuando internet comenzaba a ponerse de moda. Intuyó que podía ser un vehículo importante para la divulgación cultural. No creo equivocarme al afirmar que fue la primera revista electrónica que se publicó en Venezuela. Ella buscaba un nombre para la revista. Pensó en Kalathos…

– Un nombre griego…

– El padre de Artemis era un inmigrante mitad griego y mitad libanés – nos explica -. Kalathos es una vasija en forma de cesta. Se empleaba para llevar las ofrendas a la diosa Atenea. Tenía sentido ponerle ese nombre a una revista. Quería ser una ofrenda a la diosa de la inteligencia y del conocimiento.

Relata que años después, cuando quisieron dar un nombre a la librería, se dieron cuenta de que todos los que les gustaban habían sido registrado. Es el resultado de una mala costumbre, muy arraigada: registrar nombres para luego venderlos.

– Pensamos llamarla “El duende”, la “Hojarasca”… pero todos los nombres que nos venían a la mente, a la postre, resultaban tener dueños. Fue así como, un día, dije: “se llamará Kalathos”. Artemis estuvo de acuerdo. El nombre lo teníamos registrado desde que vio la luz la revista. Puede parecer contradictorio: un nombre griego para una librería que quería mostrar lo bueno que se produce en Venezuela en el ámbito literario.

De hecho, desde el primer momento, el objetivo de “Kalathos” ha sido mostrar el talento venezolano: destacar la riqueza cultural y literaria del país. Y lo ha logrado, al transformarse en un punto de encuentro y de reflexión.

De Venezuela a España

De Caracas a Madrid. No fue suficiente el reto que representó abrir una librería y transformarla en un cenáculo; una isla cultural en un país consumido por la crisis política, económica, institucional y, sobre todo, de valores. Un país que, sin embargo, ha mantenido el gusto por la lectura y la cultura. Y lo ha hecho a pesar de la decadencia preocupante en el ámbito educativo. Tal vez fue precisamente la coyuntura que vivía Venezuela, aunada a sus deseos de nuevos retos, que llevó a David y a Artemis a perseguir su otro sueño: dar el gran paso de libreros a editores. Y hacerlo precisamente en la cuna de la hispanidad: España.

– Sin experiencia alguna, lo primero que hicimos fue editar libros de poesías – nos cuenta -. Pero ese es un mercado muy pequeño, minúsculo. La poesía es un género muy particular.

– Todavía no se ha masificado… Leer poesías requiere una sensibilidad particular que no todos poseen.

– Así es. Ahora hay escritores poetas que, antes que nada, son “influencers”. Son “influencers” que escriben poemas y venden millones de libros.

David Malavé

– No es ciertamente el caso de los poetas venezolanos, hecha la salvedad por Rafael Cadenas quien ha sido reconocido en 2022 con el “Premio Cervantes”…

– En nuestro caso, como te decía – prosigue David -, empezamos con libros de poesías. Pensamos en la gran tradición venezolana en este género. Muchos poetas, amigos nuestros, frecuentaban la librería. En Caracas ya habíamos publicado una colección de poesías. Empezamos a hacerlo también en España. Entonces, se nos acercaron narradores que tenían interés en publicar en este país. Pensamos que era una buena idea abrirnos a la narrativa. Editamos los primeros libros de relatos, cuentos y novelas. Poco después, sentimos la necesidad de comenzar a publicar ensayos sobre el acontecer político de Venezuela. Es así como decidimos crear la “Colección Política y Ensayos”. Editamos ya algunos libros que denuncian la coyuntura actual venezolana.

– En Venezuela había una tradición al respecto. Se publicaban constantemente ensayos de carácter político, económico y sociológico.

– En ese momento – continúa -, el clima político de crispación iba a más.

Es el año 2017. La protesta estudiantil cobra fuerza. Se solidariza con ella una gran parte de la población. Los venezolanos  expresan, así, la repulsa más rotunda ante un gobierno incapaz de dar soluciones a la crisis económica e institucional; ante casi un cuarto de siglo de corrupción y pobreza. La represión es brutal, con un saldo de muertos, muchos heridos y aún más presos.

– Carol Prunher escribió un libro-documental muy interesante: “Sangre y Asfalto” – prosigue -. Reúne testimonios escritos y fotográficos. Quería publicarlo. El canal que encontró para hacerlo en Europa ha sido nuestra editorial. A raíz de eso, comenzó a tomar auge la colección de corte político. Ahora, muchos políticos venezolanos, quienes viven en el exterior, quieren publicar con nosotros.

Nos explica que el mundo editorial español “funciona por volumen”. Decimos, hay que “garantizar un volumen para ingresar y permanecer en los gremios, en la Feria del Libro y, en general, en el mundo de las editoriales”.

– Me pareció que valía la pena hacer el esfuerzo – comenta -. Tampoco es que haya mucho espacio. Mira, aquí no hay espacio ni para los escritores españoles.

– En Europa en general…

– Todo está hecho. Son economías maduras. He hablado con escritores y editores españoles que se han acercado a nuestra “caseta” en la “Feria del Libro”. Preguntan cómo se hace para entrar en este ambiente. No es fácil. Y no lo es porque se exige un gran número de publicaciones. Cada vez exigen más. Creo que la formación médica me ha enseñado los mecanismos biológicos de supervivencia. Los aplico a la actividad editorial. Hemos trazado una estrategia para varias “colecciones”. Por ejemplo, la colección de libros infantiles, que ha resultado muy exitosa.

– La primera vez que visité la Feria del Libro en España, salvando las diferencias, recordé a las que se realizaban en Venezuela. He notado un interés creciente por los libros infantiles. Eso, en mi opinión, dice mucho de la madurez cultural alcanzada por las familias españolas.

– Me lo han comentado algunos amigos venezolanos, quienes se dedican a la escritura o a la actividad editorial. Están observando como crece la literatura infantil. En Venezuela era una tradición; había una pasión por la literatura infantil.

– Creo que no hay niño, en Venezuela, que no haya sido embrujado por los cuentacuentos, una de las puertas hacia la costumbre de leer.

– Está cobrando fuerza también en España, en Europa – asegura -. Cada vez hay más interés por la literatura infantil. Una escritora venezolana me causó mucha gracia. Trajo un cuento muy bello sobre una niña; con versiones en español y en inglés. Publicó el libro en los Estados Unidos. Algunos libreros, en la “Feria del Libro”, mostraron interés. Se lo pidieron. Pero, hay un problema: aún no ha sido publicado en España.  Vino a mí. Tuve que explicarle lo complicado que es publicar en España. Europa tiene sus mecanismos. Son diferentes a los de los Estados Unidos, donde la autoedición es frecuente y aceptada.

Nos dice que en España hay normas. Por ejemplo, “hay que estar en editoriales aceptadas por los gremios”. La “Federación de Gremios de Editores de España”, que gestiona la Agencia ISBN, reúne la mayoría.

– Ser aceptado por los gremios – subraya sin esconder su orgullo y satisfacción – ha sido nuestro logro mayor. Se lo expliqué. Lo entendió. Vamos a ver si lo editamos el próximo año.

Nos habla también del libro “El País de los Abuelos” de Sonia Hecker, quien ha sido su profesora de Fisiología en la Facultad de Medicina y está “muy vinculada con el pensamiento, con el intelecto y con la literatura”.

– Hecker ahora vive en Argentina. El libro nos habla de unos abuelos cuyos nietos viven en el exterior, como tantos de la diáspora venezolana. Ha sido un exitazo. Uno se priva de muchas cosas, pero no deja de comprar libros a sus hijos, a sus nietos con la esperanza de que aprendan a amar la lectura.

La memoria histórica

No solo el deseo de seguir una vocación que había estado hibernando largo tiempo en la espera del momento oportuno para despertar con determinación. También contribuyó al cambio radical que dieron las vidas de David y Artemis la coyuntura política, económica y sobre todo social que transformaron el país desde inicio de este siglo hasta nuestros días.

Artemis Nader

– Estaba cada vez más convencido de que nuestro país exigía otra cosa – nos dice -. Demandaba una acción en lo colectivo más que en lo privado.  Me pareció que el libro me permitía preservar mejor todo lo que estábamos perdiendo en Venezuela. Entre otras cosas, la memoria histórica: todo lo bueno que nuestro país aportó, todo lo bueno que hizo nuestra gente.

– Hay una generación a la que se le ha negado una educación de calidad. Y se les niega el sueño de una vida mejor. Se ha formado sin saber cómo éramos y de cómo la sociedad, a pesar de todas sus fallas que las había y eran muchas, ofrecía la movilidad vertical. Lo que llamamos el “ascensor social”.

– Por eso, lo que haya que hacer, lo que haya que publicar, lo estamos haciendo. Por ejemplo, ahora hay un proyecto para ilustrar lo que fue la industria petrolera. El doctor Humberto Calderón Berti está trabajando en él. De alguna manera, hay que aprovechar esta ventana que se nos ha abierto.

– ¿Cómo nace un libro? ¿Cómo se decide cuál manuscrito publicar y cuál no?

Sonríe y se encoge de hombros.

– Hay mucho de ese saber de lo inconsciente que se llama intuición – contesta sacando a relucir el psicólogo que hay en él -. Por ejemplo, “El País de los Abuelos” de Sonia Hecker. En realidad, no estaba muy convencido de continuar la “Colección Infantil”. Sin embargo, después de comentarlo con Artemis, pensé que ese libro reflejaba una realidad del país: el dolor de tantos venezolanos cuyos hijos y nietos emigraron y ahora están viviendo en otros países. En fin, me acosté con una idea y, en la mañana siguiente, desperté con otra. A veces se piensa mucho para luego dejarse llevar por la intuición.

Explica que conversa con los autores y que recibe miles de proyectos. Confiesa que, a veces, hay empatía inmediata hacia algunos autores con quienes, luego, “se trabaja muy bien”. Subraya que mucho depende de la relación que se establece entre editor y escritor.

 Un venezolano en la Feria del libro

La “Feria” de Madrid es una de las exposiciones de libros de mayor prestigio en Europa y en el mundo. Es la meca deseada por cualquier escritor, editor o librero. No todos tienen el privilegio de estar presentes con una “caseta”. Hay protocolos, requisitos que cumplir. En fin, si no respetas las varias“conditio sine qua non” es imposible acceder.

– ¿Cómo empezó la aventura de “Ediciones Kalathos” en la “Feria del libro” en España?

– El mercado español es muy exigente. Me convencí de que para nosotros los venezolanos era muy importante estar en la “Feria”. Somos muchos los que vivimos en España. Estimo unos 800 mil. Tal vez un millón, si damos crédito a los expertos en la diáspora venezolana. En enero estuve en Caracas. Quedé impresionado. Tuve la sensación de que había mitad de su población. La capital, el país se ha vaciado.

Tal vez la diáspora venezolana no alcanza los 8 u 9 millones de personas, como afirman algunos analistas del fenómeno venezolano. Sin embargo, sí supera los 6 millones, lo cual es mucho decir. Son demasiados para un país como el nuestro. El bullicio en las calles de nuestras metrópolis se ha transformado en un susurro apenas audible. La población rehúsa perder la alegría que siempre nos ha caracterizado; pero, es una alegría que expresa sin las ruidosas carcajadas del pasado. Hoy esconde decepción, dolor, rabia y frustración. Decepción por las promesas incumplidas. Dolor por ver a hijos, nietos y amigos salir del país en busca de una vida mejor. Rabia por la represión policial ordenada por el gobierno. Y frustración por ver como sus deseos de cambio se estrellan una y otra vez contra la arrogancia del poder y se les escapan como la arena de entre los dedos.

– Es muy doloroso, es muy triste – continúa -. Siento que pasamos unos duelos tan fuertes… situaciones de pérdidas tan tremendas. Siento sinceramente que, con todo esto, estamos ejerciendo la psiquiatría, el psicoanálisis más que cuando estábamos en el consultorio. El año pasado me hizo mucha gracia cuando un editor, de Valencia aquí en España, me dijo que los venezolanos teníamos un duelo terrible porque, observaba, “el español viene, compra el libro, y se va… ustedes los venezolanos no. Venís, compráis el libro y os quedáis horas hablando de vuestro país”.

Nos explica que “cuando hay dolor se necesita un espacio”. Sostiene que la “Feria del Libro” permite mostrar que “a pesar de todo el horror que hemos vivido, de todas las cosas dolorosas de las que hemos tenido que reponernos, podemos seguir produciendo ideas, contenidos, proyectos”.

Retomando nuestra pregunta, nos cuenta que, una vez tomada la decisión, comienza a estudiar los requisitos para ingresar en la “Feria.

– Me ha llevado 8 años. Bueno, en realidad 6 porque aprobaron nuestra solicitud hace dos años. Una vez que aprueban tu ingreso, hay un año de “noviciado”. No te asignan una “caseta”. Simplemente estás en “la dulce espera”; a la espera de que se abra un espacio.

La conversación no es lineal.  Cómplices los recuerdos que van y vienen. De hecho, David, al hablar de la “Feria” y de los muchos libros ávidos de lectores, rememora cuando en Venezuela, en cuestión de días, llegaban las últimas novedades de las letras española: novelas, poesías, ensayos. Nos habla de lo alentador que resultaba conversar con los libreros de “Suma”, “Cruz del Sur” o “Lectura” y sumergirse en un mundo en el cual la calidez de lo mágico y la austeridad de lo real se entrelazaban para despertar un sinfín de sentimientos.

Nos dice que cuando se emprende una nueva aventura, como la que comenzó en España junto con su esposa Artemis, no hay que desfallecer frente a las dificultades y saber “sobreponerse” a los malos momentos.

– La primera vez que fuimos a hablar con los responsables de la “Librería Machado” – confiesa -, salimos con un sabor amargo en la boca. Ahora, nos tenemos un gran respeto y, sobre todo, un gran cariño. Vieron que hay muy buenos escritores venezolanos. Y un público solidario que va a las presentaciones, compra y lee.

Aún se emociona cuando recuera el momento en el cual recibió la noticia de que su solicitud para participar en la “Feria del Libro” había sido aceptada.

– Íbamos rumbo a París, Artemis y yo, para la presentación de un libro de Alejandro Padrón. Viajábamos en tren para llevar en las maletas la mayor cantidad de ejemplares. En el tren me percato de que había llegado un mensaje a mi móvil. Lo abro. Y puedes imaginar mi sorpresa y alegría al leer que la solicitud de “Editorial Kalathos” había sido aceptada, junto con la de “Editorial Eterna Cadencia” de Argentina. Esta es una “editorialaza” de Buenos Aires. Me informaban que la decisión había sido tomada por unanimidad.

Son tantas las preguntas que quisiéramos hacer. Pero, quedarán en el “tintero”. Las agujas del reloj no se detienen. El tiempo pasa volando, en especial cuando la conversación es amena e interesante. Sin embargo, no podíamos concluir sin preguntar:

– ¿Cuál fue la reacción de Artemis cuando le insinuaste que querías dejar el consultorio por una librería… que sentías la necesidad de comenzar un nuevo proyecto?

– Hubiera querido que me detuviera – nos contesta con una sonrisa -. Pero, no fue así. Artemis siempre ha sido una mujer apasionada de la cultura y de la lectura. Como te dije, ha sido suya la primera revista cultural online en Venezuela. Le gustó la idea y se entusiasmó de inmediato. Dijo: “vamos a hacerlo”.  Se involucró desde el primer momento. Ella es muy intuitiva. Por eso, las decisiones… “instintivas”… las delego a ella. Es una mujer exquisita, tiene muy buen gusto y, diría, un lado “brujil”. Tal vez yo sea el que sepa diseñar, conversar con los libreros, subir los textos en la plataforma y hablar con los gremios. Pero su opinión es fundamental en las decisiones sobre qué se va a publicar y qué no.

Mauro Bafile

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