MADRID – Las portavoces de Junts y de Eh Bildu han sido las últimas. Y no por casualidad. Pedro Sánchez lo ha decidido así. Ha querido cerrar la ronda de consultas, que iniciara con Yolanda Díaz líder de Sumar, con la catalana Miriam Nogueras, probablemente por lo delicada y compleja que es la materia en la mesa de negociación; y con Metxe Aizpúrua, por la polémica que la formación “arbetzale”, quiéranlo o no, siempre despierta.
Al término de la ronda de contactos se esperaba que Patxi López convocara a una rueda de prensa. No ha sido así. El Psoe, a través de un comunicado, informaba que la próxima semana el equipo negociador seguiría reuniéndose con los socios potenciales. Por su parte, fuentes socialistas apuntaban que las conversaciones con las portavoces catalana y vasca habían ido bien.
Eh Bildu ha calificado el encuentro de “hito”. Le sobran razones. Es la primera vez que el jefe de Gobierno conversa con la formación “arbetzale”, la cual finalmente pareciera haberle asegurado los votos de sus diputados.
Por su parte, la portavoz de Junts dijo que las posturas siguen alejadas. Después de la reunión con Sánchez, que duró más de hora y media, Nogueras ha reiterado que las condiciones del partido catalán ya habían sido expuestas por Carles Puigdemont. Y que siguen siendo esas. Fue diáfana en afirmar que no estaba “para escuchar o hacer lo que ya se ha hecho en los últimos cuatro años”. No aclaró si Junts votará la investidura del candidato socialista.
La reunión de Sánchez con Aizpúrua daba argumentos a la número dos del partito popular, Cuca Gamarra, para que pudiera arremeter contra el candidato a la investidura. Gamarra afirmaba que había sido “el mayor ejercicio de indignidad que se ha producido no solo en España, sino en cualquier democracia europea”. Tildaba la foto de la reunión de “imagen de la vergüenza”.
Gamarra no ha sido la única líder de los populares en atacar a Sánchez. El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha calificado el encuentro de “pacto de la vergüenza”. Elías Bendodo, coordinador de los conservadores, ha escrito en “X” que “por si alguien tiene duda, así se sella la vergüenza”. Y ha añadido que “muchos socialistas no esperaban eso cuando votaron el 23J”.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, tampoco quiso perder la oportunidad de expresar su opinión. No escatimó críticas, sazonadas de calificativos ofensivos. Tildó a Sánchez de “autócrata” y culpó a los que “votaron NO a la prohibición de Bildu cuando Vox la propuso”.
El éxito de la investidura, luego de la ronda de conversaciones que sostuvo Sánchez con los aliados potenciales, está en manos del equipo negociador del Psoe. Será este que tendrá que limar asperezas, acercar posiciones y finalmente construir puentes. El reloj sigue andando.
A.T./Redacción Madrid