MADRID – Un proyecto “coherente con la letra y el espíritu de nuestra Constitución”. Es la apuesta, y también la promesa, del presidente del Gobierno en función, Pedro Sánchez. Lo ha reiterado, como desde hace semanas insiste públicamente la dirigencia de su partido, en la sede central de la CEOE, al presentar en Madrid la propuesta estratégica de la Presidencia española en la Unión Europea.
Sánchez espera reeditar la coalición de gobierno, con el apoyo externo del archipiélago de partidos nacionalistas e independentistas, y mantenerse en el poder por otra Legislatura. De vuelta a la arena política, de la que lo mantuvo alejado el Covid, Sánchez, luego de ilustrar sus propuestas para fortalecer la competitividad y garantizar una autonomía mayor de la Europa, no pudo evitar referirse a la investidura en marcha: la de su adversario político, el popular Alberto Núñez Feijóo.
Ha criticado al líder conservador, “por hacer perder tiempo” a los españoles por insistir en una candidatura sin futuro. Ha subrayado que “el tiempo es oro”, algo que, ha dicho, en la CEOE se valora. También ha asegurado que, de no prosperar la candidatura de Núñez Feijóo “como ya da por descontado el candidato”, y si el rey decidiera encargarle la tarea de formar un nuevo gobierno, se dedicará “en cuerpo y alma a lograr una investidura auténtica”.
Al igual que los líderes de su partido, no ha querido soltar prenda. En su discurso nunca ha hecho referencia a la “amnistía”, aun cuando la palabra estuvo en boca de todos los presentes. Tan sólo se ha limitado a repetir como un mantra que cualquier acuerdo con independentistas y nacionalistas tendrá una línea roja: la Constitución. Decimos, cualquier acuerdo será coherente con “la letra y el espíritu de la Constitución”. También aseguró que se dedicará a dialogar con el resto de las fuerzas políticas y con la sociedad civil “para poner en marcha un proyecto político positivo”.
Cada día que pasa, el clima político se torna, más y más efervescente. El hermetismo del Psoe, que no ofrece detalles de las negociaciones por temor que una palabra mal dicha o mal interpretada pueda perjudicarlas, y los reiterados reproches del Partido Popular a los socialistas, por supuestamente pretender aprobar una Ley de Amnistía a medida de Carles Puigdemont, no contribuyen a transmitir tranquilidad.
En Génova, desde que el rey encargara a Núñez Feijóo la formación de un gobierno, ha sido un vaivén de mensajes contradictorios. Como resultado, tanta confusión y no menos desconcierto. Las declaraciones recientes del expresidente de gobierno, José María Aznar, no contribuyeron a aclarar el panorama.
Los populares han convocado a una manifestación para el día 24 de septiembre. A saber, apenas dos días antes el discurso de investidura de Núñez Feijóo en el Congreso. La fecha es lo único que, a ciencia cierta, se ha conocido. Todavía hay confusión en su formato. De hecho, no se sabe si será un acto político del Partido Popular y quién, además del presidente de los populares, intervendrá. En Génova se teme la repetición de la “foto de Colón”. De “Plaza de España”, como se había especulado en un primer momento, el “mitin” ha sido trasladado a la “Avenida Felipe II” por “cuestiones de aforo, disponibilidad y de accesibilidad”. En realidad, se ha especulado que se habría decidido cambiar de ubicación por temor a no llenar la plaza y cumplir con las expectativas.
Desde Génova se han esmerado por evitar que el acto pueda parecer el de un partido ya en la oposición. También por desmentir que haya sido organizado sobre “la marcha” luego del llamado a una “movilización popular” de José María Aznar. El expremier lo hizo en un foro de la fundación FAES. Ha convocado a un nuevo “¡Basta ya!”, reminiscencia de las protestas contra el terrorismo de Eta
La foto que ha caracterizado la jornada política ha sido la del encuentro en Waterloo entre Andoni Ortuzar y Carles Puigdemont. El primero, presidente del Partido Nacionalista Vasco y, el otro, expresidente de la Generalitat quien mueve los hilos de Junts. Los dos líderes analizaron la coyuntura política española e intercambiaron opiniones de cara a las negociaciones para la investidura. Sus formaciones, en las elecciones generales, obtuvieron un puñado de diputados. Sin embargo, sus votos son indispensables para la formación del futuro gobierno. En fin, Ortuzar y Puigdemont están conscientes de tener la sartén por el mango y quieren sacar al mayor provecho de la situación.
A.T./Redacción Madrid
