MONTEVIDEO – Una sequía considerada como de las más graves del siglo en Uruguay ha provocado inéditas medidas de ahorro de agua y pérdidas económicas estimadas en 1.800 millones de dólares por cosechas arruinadas. El ministerio del Ambiente difundió el fin de semana un mensaje institucional en que explicó que Uruguay está sufriendo una sequía que afecta las reservas de agua para el consumo de la población, por lo que es necesario cuidar el recurso para que no se agote.
“Los uruguayos ya demostramos que somos capaces de superar emergencias. Si reducimos el uso de agua, podemos sostener las reservas hasta que lleguen las lluvias que tanto necesitamos”, escribió el despacho en su cuenta Twitter.
Ante el prolongado verano, las autoridades pidieron reducir tiempo de duchas y controlar el uso en la limpieza del hogar y en el aseo personal.
En tal sentido, dieron una serie de recomendaciones como no regar jardines, reparar instalaciones defectuosas que generan pérdidas en el hogar y denunciar fugas en las calles; controlar desagües, tanques de agua y fosas sépticas y cerrar llaves de paso si se ausentan durante varios días de sus casas.
También conminaron a usar lo menos posible la cisterna y encender la lavadora y el lavavajillas con cargas completas y usar recipientes para lavar frutas y verduras, o baldes en el caso de los vehículos.
En marzo pasado, la empresa Obras Sanitarias del Estado aumentó la salinidad del agua potable para intentar estirar lo más posible el recurso ya que los embalses que se usan normalmente están agotados por una sequía que ya ha que ya ha durado tres años y son insuficientes para garantizar el abastecimiento.
Esta medida despertó preocupación de las personas con problemas de tensión arterial e insuficiencia renal, como así también embarazadas y padres de bebés menores de seis, por lo que el Ministerio de Salud Pública tuvo que hacer una serie de recomendaciones para prevenir su uso en pacientes de riesgo y diseñó un programa social para subsidiar la compra de agua embotellada para embarazadas, familias con bebés y pacientes de riesgo.
La medida también trajo como consecuencia inmediata la triplicación de ventas de agua embotellada y la preocupación de un posible desabastecimiento; algo que, hasta el momento, no ha sucedido.
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) calcula un impacto económico de, al menos, 1.800 millones de dólares por la pérdida de las cosechas y la reducción de las exportaciones de soya.
Mientras el Banco de Seguros del Estado (BSE) prevé pérdidas entre 80 y 90 millones de dólares por el pago de pólizas del agro activadas frente a los daños ocasionados por la sequía.
A causa de esta situación, el ministerio de Economía y Finanzas prevé un menor incremento del Producto Bruto Interno (PBI) para este año, que estima será de un 2%, casi 3 puntos menos que el año pasado (5,9%) .
Redacción Caracas
