Cardenal Brenes: curas ordenados en Nicaragua piden marcharse

El presidente de Nicaragua Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. (ANSA)

MANAGUA– Los sacerdotes extranjeros recién ordenados en la Archidiócesis de Managua, están pidiendo regresar a sus países de origen, en medio de un clima de represión contra la Iglesia, informó el cardenal Leopoldo Brenes.

“Los sacerdotes que han salido del Seminario, los catecúmenos ordenados aquí, han querido regresar a sus países”, entonces eso merma un poquito el número (de los curas), aseguró Brenes en su homilía de la misa dominical en la Catedral de Managua, sin especificar la cantidad de clérigos que desean abandonar el país.

El cardenal, quien en 2018 afirmó que la Iglesia Católica es “perseguida” en Nicaragua, dijo no tener inconvenientes en el desarraigo de los neocatecúmenos extranjeros,, por lo que procederá a darles la licencia para ir a otras diócesis, pues “lo importante es servir”.

“Están en libertad y yo les voy a dar la excardinación…. “yo no soy dueño de la vocación” de ellos, apuntó el arzobispo de Managua.

El gobierno de Daniel Ortega anunció la semana pasada que  emprenderá «un juicio oral y público» contra monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa, detenido -junto con otros siete sacerdotes- desde agosto de 2022 por”desestabilizar el país», y “atacar a las autoridades constitucionales».

El año pasado el gobierno sandinista también expulsó al nuncio apostólico, Waldemar Sommertag, a 18 monjas de la ilegalizada Asociación Misioneras de la Caridad de la orden de la madre Teresa de Calcuta, y cerró varios medios católicos, entre ellos el canal de televisión de la Conferencia Episcopal.

Las tensiones entre los católicos y Ortega se agudizaron en 2018, cuando los religiosos abrieron las puertas de las iglesias a manifestantes antigubernamentales que huían de ataques armados de policías y «paramilitares», en el estallido social más grande del país en casi medio siglo. Ese año, el gobierno expulsó de Nicaragua a un sacerdote colombiano y a uno salvadoreño que entre ambos llevaban más de 50 años predicando en el país.

Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dichos ataques dejaron al menos 355 muertos, de los cuales Ortega ha admitido 300.

Según medios locales, la Secretaría de Estado vaticana y la Iglesia salvadoreña trabajan para abrir un  «diálogos» con el régimen sandinista para renar la represión.

«Hay que insistir con fuerza que la diplomacia actúa discretamente, pues se está moviendo en escenarios de alta tensión. Más que un proceso de ‘negociación’, se trata de un ‘diálogo’», dijeron fuentes vaticanas a la redacción de El Debate.

Redacción Caracas

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