La jornada política – Los tanques de la discordia

MADRID – También España enviará tanques al ejército de Ucrania. No podías ser de otra manera. El Gobierno tomó la decisión luego que Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y otros socios de la OTAN resolvieran hacerlo.

Para el presidente Sánchez no fue una decisión fácil. Y no la hubiese tomado si el gobierno del canciller Scholz, tras resistirse por meses, no hubiese accedido a entregar a Ucrania un número no determinado de Leopard. Es este el “carro de combate” europeo más potente.

De acuerdo con lo declarado por el ministro de la Presidencia, Feliz Bolaños, España “estará con sus socios de la OTAN” porque “la unidad es lo que da fortaleza a las respuestas”.

La decisión del presidente Sánchez, respaldada por todos los ministros socialistas, abrió una nueva grieta en el gobierno de coalición. Una más. El partido Podemos, socio minoritario, marcó distancia. Y lo mismo hicieron los representantes de Esquerra Republicana y de Eh Bildu. Preguntado por los periodistas si estaba de acuerdo con el envío de los tanques, el líder de ERC, Gabriel Rufián, fue lapidario en su rechazo. Se limitó a un simple, pero categórico, “no”. Más locuaz la portavoz de EhBildu en el congreso, Mertxel Aizpurua, quien explicó que “la solución para el conflicto pasa por el diálogo y las vías diplomáticas”.

En el Gobierno conviven dos almas. Y, en la medida en que se acercan las elecciones, sus contradicciones saldrán a flote con mayor fuerza. La tolda morada, desde un principio, se ha manifestado contraria al envío de armas a Ucrania. En su opinión, de esta manera se contribuye a alargar el conflicto, a provocar más muertes, y a alejar la posibilidad de un acuerdo entre las partes en conflicto. La ministra de los Derechos Sociales, Ione Belarra, se encargó de dejarlo claro.

A pesar de las posiciones encontradas, el gobierno, al cual se daban pocos meses de vida, resiste. Cohesionados por intereses comunes, Podemos no rompe con el Psoe y el Psoe tolera a Podemos.

En la medida en que crecen las discrepancias entre los socios de la coalición, de la misma manera aumentan las diferencias entre la ministra Yolanda Díaz y Podemos. Mientras el partido morado tomaba las distancias de los socialistas sobre la oportunidad de enviar los Leopard a Ucrania, la vicepresidenta, con mucha diplomacia, se puso de perfil. Y a los periodistas que le requerían una posición clara se limitó a expresa su “enorme preocupación” por la escalada bélica, sin cuestionar la decisión del Gobierno. El asunto es delicado y Díaz, en lugar de romper puentes, prefiere tenderlos. Por eso, el año pasado, sobre el mismo tema, respaldó la resolución de la mayoría socialista.

La cercanía de un proceso electoral está tensando las relaciones entre los socios de la coalición. Es normal que Podemos quiera marcar distancia de los socialistas. Lo ha hecho en los tres años de gobierno. Aún más lo hará ahora.

Más que una oleada, un tsunami.  En Barcelona, las manifestaciones organizadas por los sindicatos de los servicios públicos – léase, sanitarios, maestros y taxistas – fueron las grandes protagonistas de la jornada. Todos reclaman mejoras en las condiciones de trabajo y acuerdos transversales. De acuerdo con la Guardia Urbana, salieron a la calle alrededor de 17 mil personas. De estas, unas 10 mil eran sanitarios.

Las protestas permitieron al presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, solicitar una vez más que se aprueben los presupuestos. Hay el peligro de que el gobierno regional tenga que prorrogar las cuentas. Esto es motivo de preocupación para los partidos políticos y más aún para las organizaciones sindicales.

El presidente de la Generalitat sostiene que las nuevas cuentas permitirían mejorar los servicios públicos y, al menos en parte, satisfacer las reivindicaciones de sectores como el sanitario y el de los maestros. El pulso, por el momento, es entre el líder de la oposición, el socialista Salvador Illa, y Pere Aragonés.

A.T./Redacción Madrid

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