WASHINGTON – El control del Congreso de Estados Unidos continúa pendiente, tras unas elecciones de medio mandato muy ajustadas el pasado domingo, en las que el Partido Demócrata redujo los daños que se habían previsto ante una arrolladora “ola republicana”.
La batalla por las cámaras se mantenía viva un día después de los comicios con resultados parciales y proyecciones basadas en sondeos a boca de urna, en los que se disputan los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de las 100 bancas del senado, además de 36 de 50 gobernaciones y una gran cantidad de funcionarios locales.
Actualmente, los demócratas tienen la mayoría en la Cámara, con 220 escaños y el Senado, que tiene dos escaños por cada uno de los 50 estados del país, está dividido a la mitad, con 50 republicanos y 50 demócratas.
Los resultados electorales, que son responsabilidad de cada uno de los 50 estados ya que no existe una autoridad central, pueden tardar días o incluso semanas, según han adelantado las autoridades.
Karine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca indicó en rueda de prensa que: “puede que no sepamos quiénes son los ganadores de las elecciones durante algunos días. Toma tiempo contar todas las paletas de una manera ordenada”.
Las proyecciones de los medios muestran al Partido Republicano en posición de conquistar la Cámara de Representantes, pero con un escaso margen, mientras en el Senado, los demócratas mantienen posibilidades de mantener el control.
En el Senado estadounidense, según las estimaciones, ambos partidos aparecen igualados con 48 escaños, pero todavía quedan por decidir cuatro contiendas clave: las de Wisconsin, Georgia, Arizona y Nevada.
De estos, Nevada y Wisconsin tendrían representantes republicanos y Arizona demócrata, mientras que en Georgia los candidatos posiblemente tendrán que acudir a una segunda vuelta el próximo 6 de diciembre en caso de no obtener ninguno el mínimo necesario de 50 % de los votos.
En la Cámara de Representantes, la composición sigue sin resolverse aunque los republicanos van camino de recuperar la mayoría. Según las proyecciones de los principales medios estadounidenses los republicanos se aseguran 199 escaños, por 172 de los demócratas, pero ambos están aún lejos de los 218 necesarios para asegurarse la mayoría.
En cuanto a las gobernaciones, los demócratas habían arrebataron dos gobernaciones a los republicanos, Maryland y Massachusetts, cuando se habían dado por resueltas 30 de las 36 carreras en juego.
Los republicanos mantuvieron, como se esperaba, el control de grandes estados como Florida y Texas, mientras los demócratas conservaron los gobiernos de otros territorios importantes como California, Nueva York y Pensilvania, además de Minesota, Hawái, Nuevo México, Connecticut, Míchigan y Maine.
Horas antes de las votaciones, el ex presidente Donald Trump, sembró dudas sobre la limpieza del proceso en el mitin de cierre de en Ohio: “Toman cajas de papeletas y las ponen aquí y toman una carretilla llena y la ponen allí, nadie sabe lo que está pasando. ¿Por qué están moviendo todas esas papeletas? ¿Se van? Este es el sistema más corrupto”, dijo a la vez que pidió una “una avalancha tan grande que la izquierda radical no pueda amañarla ni robarla”.
Además de determinar la composición del Congreso y las autoridades regionales, las elecciones servirán de termómetro tanto para el presidente Joe Biden como para Trump con miras a las presidenciales de 2024.
