“El Debate del Estado de la Nación”, un antes y un después

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (Foto Cortesía La Moncloa)

MADRID – Un antes y un después. El “Debate del Estado de la Nación”, que comienza mañana, representará probablemente el inicio de una nueva etapa para España, para el gobierno, para la oposición y para la sociedad. De hecho, podría ser la antesala de la carrera electoral cuyo disparo inicial, no oficial, se espera para luego de la pausa veraniega.

Las elecciones recientes en Andalucía, cuyos resultados todos conocemos, deberían ser las últimas para este año. La coalición de gobierno, a pesar de sus diferencias y discusiones, no tiene interés alguno en un anticipo de las generales.  Así que habrá que esperar la cita de las municipales, pautadas para el 28 de mayo, y luego de las generales, en noviembre de 2023.

Por ahora, el Partido Popular, si damos crédito a los sondeos y no hay razones para no hacerlo, estaría camino del triunfo. La estrategia de Alberto Nuñez Feijóo, presidente de los populares, cosecha sus frutos. O eso parece. En política, dicen, es tan importante el fondo como la forma. Y los sondeos parecieran darle la razón. El fondo del discurso del Partido Popular no ha cambiado. De hecho, sigue siendo igual de duro en sus críticas y señalamientos que el del expresidente Pablo Casado. Sin embargo, la forma, con Feijó, ha sufrido un cambio radical. El ex presidente de la Junta de Galicia no emplea descalificativos. Su tono al hablar es pausado, conciliador a veces. Podría afirmarse que es más elegante, institucional y conforme con la responsabilidad del cargo.

Feijóo, con su actitud moderada y sin moverse un ápice de algunas posiciones intransigentes, ha logrado frenar la hemorragia de votos hacia la extrema derecha y convencer a los electores de centro todavía reacios en dejar a Ciudadanos.

El Partido Popular, en Andalucía, ha logrado frenar las expectativas de Vox, su “competidor” a la derecha. Ahora, espera crecer lo suficiente para, en las próximas generales, asegurar una mayoría que no lo vuelva demasiado dependiente de Vox. En fin, que no condicione sus decisiones ni lo haga prisionero de sus demandas.

Alberto Núñez Feijóo

Los populares, al anunciar Feijóo la intención de derogar la nueva “Ley de la Memoria Democrática” y al seguir obstaculizando la renovación del Poder Judicial, han indicado cuál será su camino en un futuro próximo. Decimos, de llegar al gobierno. Las reformas de carácter social, al igual que los avances en los derechos civiles, podrían sufrir un retroceso. ¿De qué manera? Dependerá de la dependencia de Vox. Y también del espacio que Isabel Díaz Ayuso sabrá conquistar en el Partido Popular y su influencia como representante de la corriente más conservadora y reaccionaria de los populares.

Por su parte, el gobierno pareciera restarle importancia al debate de mañana. De hecho, ha pautado la presentación del “Plan Anticrisis” y la nueva “Ley de la Memoria Democrática” para esta misma semana. Después comenzará la etapa veraniega que dará un descanso a los debates políticos en espera de un “otoño” que, con el “pacto de renta” al centro de la atención, promete ser muy “caliente”.

El objetivo del gobierno es dar al electorado la imagen de una coalición fuerte, capaz de llegar al final de la legislatura sin mayores sobresaltos. Sin embargo, las discrepancias entre los socios de la coalición no ayudan. Todo lo contrario, debilitan al gobierno y a los partidos que lo constituyen. Ponen en tela de juicio la posibilidad de su reedición en el futuro.

Es poco probable, pero no imposible, que las críticas mayores al gobierno, en el “Debate de la Nación”, procedan de sus socios. El foco de la diatriba será el crédito de mil millones para la defensa. Este tema habría enfrentado Ione Belarra y Margarita Robles, antes, y Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, después. Para los partidos a la izquierda del Psoe el gasto militar siempre ha sido un tema delicado y una línea roja. La salida del “impasse” ha sido dejar el debate para el “gabinete de crisis”. Psoe y Podemos, entre bambalinas, buscan limar asperezas para devolver serenidad a la discusión.

La Vicepresidenta segunda y ministra del Trabajo, Yolanda Díaz

A nadie interesa provocar rupturas irreparables. La más interesada en que eso no suceda es Yolanda Díaz quien, el fin de semana, presentó su propuesta: “Sumar”. La Vicepresidenta segunda y ministra del Trabajo aspira construir un movimiento en el que todos se sientan representados; un movimiento transversal que trascienda los partidos y que sea capaz de presentar propuestas. Su proyecto, por ahora, carece de concreción. Por ejemplo, todavía no se sabe cuál será el rol de los partidos. Tampoco si “Sumar” será una plataforma electoral o si se transformará en un nuevo partido; uno más en el archipiélago de la izquierda republicana. Díaz necesitará de tiempo para que su proyecto se materialice. Y tiempo necesitará Podemos para repensar su futuro inmediato.

El Psoe, de acuerdo con los sondeos, ha perdido, si bien de poco, la leadership en el país. Y no es fácil entender las razones. Lo cierto es que sus logros económicos y sus reformas sociales no han permeado en la sociedad. Pareciera que los españoles tan sólo se fijan en la tasa de inflación; en la escalada de precios que erosiona el poder adquisitivo y cuya responsabilidad es de atribuir a factores exógenos. Decimos, la guerra en Ucrania, la escasez del gas producto de las sanciones a Rusia y el chantaje de Putin. Y, sin embargo, las consecuencias hubiesen sido aún peores de no haber logrado el Gobierno que la UE aceptara la “Excepción Ibérica”.  La economía ha crecido a pesar de las circunstancias. Y lo ha hecho alrededor de un 4 por ciento. El efecto del crecimiento económico se refleja en el empleo: más de 20 millones de afiliados en la seguridad social y menos de tres millones de parados. Son cifras récord que desmienten el discurso alarmante de la oposición. No hay razones para sospechar que la “crisis económica” pueda alcanzar proporciones dantescas. Al contrario, el gobierno, una vez que logre frenar la espiral inflacionaria a través del “Plan Anticrisis” que, de acuerdo con indiscreciones, plantea entre otras cosas poner techo a las ganancias de las eléctricas, planea seguir invirtiendo los fondos UE para asegurar que, a comienzo del próximo año, no se detenga el crecimiento de la economía y del empleo y la tasa de inflación pueda mantenerse en niveles aceptables.  Estas mejoras deberían crear un clima psicológico favorable al gobierno en proximidad de las elecciones.

Mauro Bafile

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