MADRID – “Hablar de ‘Memoria Histórica’ es muy restrictivo. Es limitarnos a lo que pasó hace muchos años, durante la guerra en España y en la inmediata posguerra. En cambio, ‘Memoria Democrática’ es un concepto más amplio. Con él, pretendemos abarcar todo lo que fue y representó la dictadura franquista”. Lo precisa Carmen Aguelo, miembro de la “Plataforma por la Comisión de la Verdad sobre los Crímenes del Franquismo”. Hoy, a distancia de casi 50 años, las heridas dejadas por la sangrienta dictadura del “Generalísimo” no han cicatrizado. Aún no. Puede que lo hagan algún día. Sin embargo, el recuerdo de aquellos años manchados de sangre nunca podrá desaparecer de la memoria de los españoles y de las páginas de historia.
El Gobierno del presidente Pedro Sánchez, en el cual cohabitan el Partido Socialista Obrero Español y Unidas Podemos, ha decidido acelerar los plazos para la aprobación de la “Ley de Memoria Democrática”. El “proyectos estrella” del Ejecutivo, con el cual se declara ilegal al régimen franquista y se contempla la eliminación de cada una de las entidades que lo exalten, ha superado el examen de la “Comisión Constitucional” con los votos del Psoe, IU, EH Bildu e PNV y la abstención de ERC. Tan solo se opusieron al proyecto el PP, Cs y Vox. Ahora la nueva “Ley de la Memoria” será remitida al pleno del Congreso y, después, al Senado donde el texto, se estima será el 14 de julio, deberá ser aprobado definitivamente.

Encontramos a Carmen Aguelo en la sede del Psoe-Chamberí. En los minutos que anteceden nuestra conversación, hablamos de la exhumación de los “desaparecidos” del franquismo y de la “memoria histórica”, una manera muy común para referirnos a las iniciativas orientadas a devolver a las víctimas de la dictadura su identidad y su dignidad. Y a los seres querido los restos, para que puedan darle una sepultura decorosa. Aguelo nos corrige. Nos dice que es impropio hablar de “memoria histórica” en lugar de “memoria democrática”.
– Cuando el presidente Zapatero propuso la “Ley de Memoria Histórica” – explica – había la necesidad de recuperar los restos de las personas que habían sido asesinadas por la dictadura y de declarar ilegítimas las condenas que se produjeron en el franquismo. Hemos alzado el listón. Ahora queremos hablar de la vulneración de los derechos humanos. En fin, pretendemos abarcar todo lo ocurrido a lo largo de la dictadura hasta la muerte de Franco y en los años posteriores, en la etapa de transición hasta la aprobación de la Constitución en 1978. Las del ‘60 y ’70, fueron décadas muy agitadas, en España. Hubo un sinfín de movilizaciones estudiantiles y obreras. Muchos fueron detenidos y encarcelados. Muchos otros, condenados a la pena de muerte, aunque luego la sentencia se conmutara en cárcel.
Precisa que los tribunales estaban integrados por militares. Y que estos juzgaban a los presos conforme con el cuerpo de leyes aprobadas por el gobierno de Franco, en los años 40. Subraya que los delitos de carácter políticos eran competencia exclusiva de los tribunales militares.
– El Ejército, al contrario de lo que hicieran la Policía, las Fuerzas de Seguridad y los Ayuntamientos – añade -, conservó todos los documentos de los Consejos de Guerra. Esos tribunales militares estuvieron actuando hasta principio de los años ’60. El contexto europeo obligó a un cambio importante. España comenzó a abrirse, a tener relaciones formales con los países en el contexto de la Guerra Fría. El régimen – continúa – necesitaba limpiar la imagen del dictador. Es así como se crea el “Tribunal de Orden Público”, cuya responsabilidad era juzgar a las personas que, se presumía, pudiesen ser culpables de asociación ilícita, reparto de propaganda y organización de manifestación. Ese Tribunal funcionó hasta 1976. Están documentados más de 50 mil expedientes abiertos y más de tres mil condenas.
Nos dice que “muchos casos nunca llegaron a juicio” y que un número importante de detenidos murieron.
– Es el caso de Enrique Ruano, quien cayó presuntamente por una ventana – afirma -. Es lo que se informó. También de la muerte de Julián Grimau, quien era un militante importante del partido Comunista. Los familiares de todas las víctimas del franquismo – explica – quieren dignificar su memoria. Piden que se anulen sus condenas o se revisen. Cada familia, cada persona tiene sus razones. También están los que fueron torturados por la policía. Tal vez no lo sepas; pero, el centro de detención al que llevaban a los detenidos para interrogarlos se llamaba antiguamente “Dirección de Seguridad”. Su sede era el palacio que hoy hospeda la Presidencia del Gobierno Autonómico de Madrid.
– Resulta difícil de imaginar…
– Pues sí – insiste -, en sus sótanos operaba todo el aparato policial. Ahí llevaban a los presos políticos. En España, actuaba la “Brigada político-social”, un cuerpo de la Policía Nacional.
Vox, el franquismo y la “Memoria Democrática”
El debate sobre el franquismo y sus crímenes ha cobrado fuerza desde la irrupción de Vox en la escena política. Es este un movimiento de extrema derecha que reivindica la sombría etapa de la dictadura de Franco y habla de ella con un dejo de nostalgia. Preguntamos:
– ¿Recordar un pasado que nunca hubiese tenido que ser, no pudiera ser motivo de contraste en una sociedad que trata de curar heridas que aún sangran y que tal vez nunca dejarán de hacerlo?

– ¡Por supuesto que lo es! ¡Claro! – exclama -. Las familias tienen el derecho de conocer la verdad, de poder reivindicar la memoria de sus seres queridos, de saber dónde están sus restos. Dicen que es algo que pasó hace mucho tiempo, ¿para qué reabrir heridas? Bueno, es lo que piensan algunos. Otros no están de acuerdo y exigen conocer la verdad. Pertenezco a la “Plataforma para la Comisión de la Verdad”. Viene actuando desde hace unos 10 años. Es decir, desde cuando tomó realmente impulso lo relativo a la memoria democrática. Tuvo su origen en el proceso que empezó el Juez Baltazar Garzón, quien ha sido perseguido, juzgado y apartado de la carrera judicial por querer instruir el proceso.
Precisa que el Tribunal Supremo crea jurisprudencia y sus sentencias son definitivas. Por tanto, inapelables. Nos cuenta que “una sentencia del Tribunal Supremo fue un aviso al resto de las instituciones judiciales”.
– Esa sentencia – nos dice – afirmaba que los crímenes del franquismo no podían ser juzgados porque ya habían prescrito. No obstante, la doctrina internacional sobre los derechos humanos, la doctrina de la ONU, señala que los crímenes de lesa humanidad, nunca prescriben. Al cerrarse la vía judicial, se creó esta plataforma con el objeto de explorar vías distintas. Por ejemplo, la legislativa.
– No siempre, en los países oprimidos por una dictadura sangrienta, la transición hacia la democracia ha sido pacífica. Sin embargo, en naciones como Chile o España se ha logrado, evitando un baño de sangre inútil. En España, los partidos, como por ejemplo el Partido Comunista de Santiago Carrillo, supieron asumir sus responsabilidades. Muchos republicanos aceptaron la “monarquía constitucional”, muchos políticos se sentaron en la misma mesa en la cual estaban quienes los habían torturados. ¿Consideran que la Ley de Memoria Democrática pueda abrir el camino que cerró el Tribunal Supremo?

– Queremos que la “Ley de Memoria” se interprete bajo la luz de la filosofía de los derechos humanos y de la Justicia restaurativa – afirma convencida -. Es decir, la ley de amnistía no puede borrar los horrores que se cometieron anteriormente. El ciudadano tiene derecho a investigar. La ley de amnistía no es una ley genérica que lo impida. Estamos conscientes de que hay mucho sobre qué discutir en el ámbito jurídico; pero, esa es nuestra interpretación. Esos delitos no han prescrito. Entonces, queremos que se investiguen, queremos que se sepa la verdad, queremos que las víctimas tengan voz y queremos que se demuestren los hechos o se anulen las condenas que establecieron los Tribunales de la dictadura.
Nos cuenta que, “en los primeros 10 años después de la guerra civil, se fusilaron alrededor de 50 mil personas y muchas otras fueron víctimas de asesinatos extrajudiciales”. Asegura que, en dictadura, la gente “aceptó el silencio” por miedo. Y ese mismo silencio se instituyó para que fuera posible la transición.
– Al final – prosigue -, todo tiene una salida natural. Las generaciones cambian. Los hijos, los nietos queremos saber la verdad. No tenemos ese miedo. Tampoco, los prejuicios de nuestros mayores. Es nuestro derecho saber.
– ¿Se trata simplemente de la rehabilitación del nombre, de la dignidad del individuo o está implícita la búsqueda de sus restos, para darles una sepultura adecuada?
– En la medida que se pueda, las 2 cosas – afirma -. Cuando el Gobierno del presidente Zapatero redactó la Ley en 2007, delegó la búsqueda de los restos y su identificación a la órbita privada, a los familiares de las víctimas. Ahora, es distinto – comenta -. El Gobierno lo hará de oficio. Al cabo de 80 años, las carreteras, la red vial, los propios cementerios, todos los lugares físicos en los cuales se sabe que había fosas, en muchos casos, han cambiado. En fin, no se podrá excavar; pero, sí se podrán hacer memoriales. Construir o poner algo que recuerde esas tragedias. En muchos otros casos, se podrán recuperar los restos; pero, será imposible identificarlos. En realidad, se quiere recordar a las víctimas que lucharon para defender los valores democráticos.
A quienes aducen que se trataban de “acciones de guerra”, Aguelo responde “media España fue gobernada por Franco desde el principio”. Es decir, “no hubo guerra”.
– El general Mola, desde mayo del ’36 – asegura -, tenía planeado cómo iba a ser la represión. Todo estaba planificado. En los lugares en los cuales no hubo guerra – añade -, la tenían fácil. Iban a las oficinas de los sindicatos, a las de los partidos políticos y cogían los ficheros. Las elecciones municipales, el alcalde, los concejales… Todo era público. Esa gente fue detenida, perseguida, asesinada. Se fusiló de manera sistemática. Todo eso lo enmarcamos en los cuatro pilares de la justicia restaurativa internacional: verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. Son los pilares básicos que nos guían como Partido Socialista y como Gobierno; los que guían la plataforma a la que pertenezco.
“Memoria democrática” y nuevas generaciones
Cuando preguntamos a Carmen Aguelo sobre la etapa franquista y las nuevas generaciones, se queda algunos segundos con la mirada fija en la nada. Sólo ve sus pensamientos. Luego como regresando a la realidad, arquea las cejas, frunce el ceño y nos dice:
– Las nuevas generaciones… en general, desconocen lo que ha pasado en los últimos 20 o 30 años. Por ejemplo, la lucha al terrorismo vasco. Creo que hay un desconocimiento general. Muchos jóvenes, al escuchar hablar a las víctimas, cambian de actitud. Se están realizando muchas actividades; hay muchos proyectos para atraerlos.
– ¿Y en las escuelas?
– En las escuelas – comenta para concluir -, se quiere introducir una asignatura que explique qué fue la dictadura. Hay muchas iniciativas individuales de las que no se tienen noticias. He grabado un video para un proyecto que se llama “Memorízate” de la Fundación Baltasar Garzón. Comencé hablando de la vida durante el franquismo para explicar cómo era en los años posteriores. Empecé a trabajar en 1980. Ya teníamos la nueva Constitución y, sin embargo, para abrir una cuenta bancaria, al ser yo soltera, tuve que pedirle permiso a mi padre. ¡Hablamos de 1980! La gente que ha crecido en este Estado de bienestar que ha caracterizado los últimos 30 años, piensa que siempre ha sido así y que siempre lo será. ¡No imagina cuán fácil es perderlo todo! Creo que en nuestro país todavía padecemos las consecuencias de 40 años de franquismo, de dictadura. Todavía nos falta mucha formación democrática.
Mauro Bafile