¿Cuánto cuesta un barril de derechos humanos?

barril petroleo
Photo by: imon Bonaventure ©

por Mariza Bafile

À la guerre comme à la guerre, este refrán francés, como todos los refranes, sintetiza en una breve frase una gran verdad. Las guerras ponen al descubierto lo peor de los seres humanos. Las deciden los gobiernos, a veces, como en el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania un solo hombre, y las padecen las sociedades. Todos sin excepciones. Los soldados que son enviados a los frentes de batallas desde los países agresores, los que están en el otro lado y por primera vez toman un arma para defenderse y las poblaciones cuyas vidas, bienes, trabajos, sueños, quedan destruidos irremediablemente.

Las guerras modifican también el panorama informativo que está enfocado esencialmente en el desarrollo del conflicto. Todo lo demás queda confinado en un segundo plano. Por ejemplo, pasó prácticamente desapercibido el importante informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), Cambio climático 2022: Impactos, adaptación y vulnerabilidad.

Resultan realmente preocupantes las afirmaciones de los científicos que componen este Grupo. “El aumento de olas de calor, sequías e inundaciones ya ha superado los umbrales de tolerancia de las plantas y los animales – se lee entre otras cosas en el informe aprobado el 27 de febrero de 2022, por los 195 Estados Miembros del IPCC –, y ha provocado la mortalidad en masa de diversas especies, como árboles y corales. Estos fenómenos meteorológicos extremos se producen de manera simultánea, lo cual genera impactos en cascada que resulta cada vez más difícil controlarlos. Debido a estos fenómenos, millones de personas han quedado expuestas a una situación de inseguridad alimentaria e hídrica aguda, especialmente en África, Asia, América Central y del Sur, así como en islas pequeñas y el Ártico”.

A pesar de esas gravísimas afirmaciones pareciera que a nadie les importan mucho, en este momento, las consecuencias del cambio climático.

Es más, la crisis energética que ya están enfrentando los países europeos y en menor medida Estados Unidos, podría aconsejar a los gobiernos archivar, en el corto y mediano plazo, las políticas vueltas a acelerar la producción de energía limpia y a poner énfasis nuevamente al consumo de petróleo, de gas y sobretodo de carbón.

El peligro de un ataque ruso a las centrales nucleares de Ucrania pone Europa frente a una grave e importante disyuntiva. ¿Seguirá la Comisión de la Unión Europea considerando “verdes” la energía nuclear y el gas, y, por consecuencia, permitiendo que se inviertan en ellas los fondos destinados a la implementación de las energías renovables?

Si el deseo de Putin es el de cambiar la geopolítica internacional, la crisis energética y el miedo que genera el alza de los precios del petróleo ya lo están logrando.

Los Estados Unidos, tras prohibir toda importación de petróleo ruso, se está acercando a países y gobiernos considerados hasta hace pocos días autoritarios y por lo tanto peligrosos para la democracia.

Lo ha intentado con Arabia Saudí y Emiratos Árabes, cuyos líderes Mohammed bin Salman y Mohammed bin Zayed, respondieron con una humillante negativa a su propuesta de diálogo vuelto a negociar un aumento de producción que bajaría los precios del petróleo. Una dulce venganza para el príncipe Mohammed bin Salman a quien Biden, en campaña electoral, llamó “paria” a raíz de las sospechas que sobre él recaen como mandante del asesinato del periodista Khashoggi. Y lo hizo con Venezuela encontrando, allí sí, puertas abiertas y la gran sonrisa de Maduro relamiéndose los bigotes frente al inesperado regalo que le llega con la guerra ruso-ucrania.

Ya dos presos norteamericanos están libres, pequeño obsequio al diablo gringo que, si llega con dólares, puede sustituir al dios ruso cuyos rublos casi no valen nada.

¿Pero, qué pasa con los otros presos? ¿Qué pasa con los derechos humanos pisoteados en esos tres países? ¿Cuál fue la bomba que destruyó el sueño de un mundo democrático y libre de dictadores? ¿Qué haremos con esos escombros?

Si el precio del barril de petróleo ha logrado tanto en tan poco tiempo, nos preguntamos: ¿Cuál es el precio que deberemos ofrecer para un barril de derechos humanos?

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