Los nuevos jeques y el café de la impostura

Sirena con dos colas y espejo

Por Denise Armitano Cárdenas


Fiesta de modas en Caracas

La glamorosa imagen captada por Willy Rizzo de cuatro damas estilizadas recorriendo la plaza O’Leary, es uno de los testimonios visuales que acompaña el reportaje del 8 de junio de 1953 “Life va a una fiesta de modas en Caracas” acerca de la gira de Christian Dior para preparar su comercialización en Venezuela:

“París ha sido el orgulloso huésped de las mujeres ricas y elegantes que acuden desde todos los rincones del mundo para comprar allí sus trajes y joyas. El mes pasado, sin embargo, dos de las casas más distinguidas de París, Dior y Cartier, dieron un paso para romper la tradición al abrir un salón en Caracas, la rica ciudad petrolera”.

La implantación de una marca, más aún si goza de prestigio internacional, debe ser antecedida, y acompañada, por una estrategia de mercadeo y comunicación que le dé notoriedad, realce y legitimidad a esa operación comercial. El caso antes relatado no fue la excepción, y el mismo Christian Dior asistió al Registro Mercantil de Caracas para formalizar la inscripción de su marca. A esto le siguió la inauguración de una réplica de la boutique parisina, en pequeña escala, ubicada la avenida Francisco de Miranda frente al actual Centro Lido.

Modelos DIOR 1953

 

El café de la impostura

En diciembre de 2021, sin ningún comunicado formal y apoyándose en el poder de la cultura del rumor, se esparce la noticia de la apertura de un local Starbucks en Las Mercedes. Ipso facto muchos acuden a su consumo ‒al precio de largas filas y costo internacional‒ para luego exhibirse en las redes creyendo haber vivido la experiencia Starbucks, que “es única”, porque “nos basamos en las emociones y sensaciones que siente el cliente en nuestros establecimientos” (Lorena Labrador Learning Manager de esa marca).

Así, en la villa caraqueña despojada de su carácter pujante, mas no de su esnobismo, la ilusión de esa experiencia halla terreno fértil en el deseo de muchos de pertenecer a la aldea global y tener acceso, aunque sea lo que dure un café, al brillo cosmopolita del “érase una vez…” antes del Viernes negro (y los que vendrían después).

Pronto un comunicado de la transnacional desmiente la implantación de una franquicia de su famosa marca en la Venezuela sancionada. Pero antes de eso, a ninguno de los que orgullosamente se retrató sosteniendo un vaso estampado con la icónica sirena de dos colas se le ocurrió buscar en la web “Starbucks Caracas”, pesquisa que les habría arrojado un decepcionante “No se encontraron tiendas”. Conservarán el recuerdo del sabor de la impostura y un vaso plástico, de contrahechura.

Comunicado Nestlé / “Resultado no encontrado”

 

“No se aceptan cheques, ni jeques”

Lo antes narrado revela la ingenuidad de ciertos consumidores locales aunada a su deseo de no sentirse marginados del mundo, fuera de la historia total. También evoca aquel episodio de 1982, cuando llegó a Caracas un jeque saudita ‒que curiosamente bailaba salsa como si le corriera sangre caribeña en la venas‒ prometiendo cuantiosas inversiones. Para avalarlo, repartió pepitas de oro y verdaderos relojes Rolex adquiridos con cheques sin fondos, antes de desaparecer en una polvareda que pronto evidenció su millonaria estafa: no solo al Hotel Tamanaco donde se alojó ofreciendo opíparos banquetes y fiestas, sino a varios empresarios locales, engatusados por el exotismo de tan colorido personaje y obnubilados por la codicia. Nunca se supo quién era el falso jeque que, así como llegó, se fue. Sin embargo el suceso fue rico en productos derivados, entre ellos “El Jeque”, una guaracha del cantante y compositor Manolo Monterrey con la orquesta Los Melódicos, así como los oportunos carteles para bodegas y abastos que durante un tiempo advirtieron: “No se aceptan cheques, ni jeques”.

Disco “El Jeque” / Aviso “No se aceptan cheques ni jeques”

 

Hoy a nadie parece importarle haber tomado parte en la farsa del café el pasado diciembre. La insignia del local con el logo engañoso, primero cubierta con bolsas de plástico negro, luego fue retirada. Quedan las imágenes, junto a numerosos memes, como ejemplo de lo que dejan algunas prácticas comerciales irregulares y deshonestas. La Federación de Comercio de Venezuela (Fedecomercio) anunció la expulsión definitiva e irrevocable de la empresa responsable de comercializar de forma ilícita los productos Starbucks en Caracas.

Emblema Starbucks desmontado

Aún así, se avizora que durante el 2022 otras marcas falsificadas (actualmente existe un local llamado “Amazon Depot” en la Esquina de Madrices) seguirán brotando en la escena comercial venezolana como el espejismo de nuevos jeques, para atizar la idea falaz de que el aparato productivo y el tejido económico y social del país ‒severamente erosionados y aquejados de hondas secuelas tras dos décadas largas de medidas desacertadas‒ de pronto “se arreglaron”.


Fuentes consultadas:

María Sigillo: Willy Rizzo, Caracas, junio de 1953.
María Ángeles Octavio: Christian Dior. Coqueteando con Venezuela.
Crónicas del Tanatos: No acepto cheques ni Jeques.

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