Día del Periodista: compromiso con la libertad y la verdad

 

Víctor Manuel Álvarez Riccio

CNP 22.781

El 27 de junio celebramos el Día Nacional del Periodista Venezolano. Lo hacemos en conmemoración del Correo del Orinoco, que empezó a circular este día en 1818 y se convirtió en vocero de la emancipación nacional. Este 2017, el Día del Periodista tiene una connotación diferente: nos invita a reflexionar sobre la labor de los comunicadores profesionales en medio de la trágica conflictividad social que agita nuestro país.

Esta hostilidad ha producido numerosas noticias de enorme impacto en la sociedad: las protestas ciudadanas y la brutal represión de los cuerpos de seguridad en las calles, que han dejado 76 fallecidos y más de 1.400 lesionados según el Ministerio Público; las alarmas por violación de Derechos Humanos de los venezolanos a través de asesinatos, detenciones arbitrarias y torturas; las denuncias por la ruptura del hilo constitucional que ha hecho la Fiscalía General de la República contra el Tribunal Supremo de Justicia; la promoción que realiza el Ejecutivo Nacional de una Asamblea Nacional Constituyente que no ha sido aprobada por el pueblo en referendo; la discusión de la crisis venezolana en los foros internacionales más importantes como la Organización de Estados Americanos; el empeoramiento de la situación económica con el aumento de la inflación y el deterioro de las condiciones de vida.

Estos escenarios son complejos y en el futuro podrían serlo todavía más, sea que el gobierno de Nicolás Maduro consiga instalar la Asamblea Nacional Constituyente sin la aprobación previa del pueblo venezolano, o sea que los ciudadanos que adversan ese proyecto y exigen respeto a la Asamblea Nacional, una salida electoral consensuada a la crisis, un canal humanitario para aliviar la escasez de alimentos y medicinas y liberación de presos políticos, consigan sus objetivos. En cualquiera de los dos posibles escenarios, es necesario y fundamental que los periodistas comprometidos con los Derechos Humanos y con valores y principios de la República, entre ellos el respeto a la ley, la libertad y la paz, puedan ejercer sus labores sin los obstáculos y riesgos que hemos visto en estos meses de confrontación.

Organizaciones protectoras de la libertad de comunicación, especialmente Espacio Público y el Instituto de Prensa y Sociedad, han registrado los ataques y agresiones que han sufrido periodistas que hacen cobertura de las protestas en el país. Estas organizaciones han criticado las órdenes de cese de transmisión que Conatel ha dado contra los canales Todo Noticias, de Argentina, El Tiempo, de Colombia, y ULA TV, de la Universidad de los Andes; las detenciones a periodistas, reporteros gráficos, operadores de cámara y corresponsales extranjeros; los robos de equipos; la limitación del oficio informativo a través de la intimidación y la amenaza; y el tratamiento despectivo que autoridades del gobierno han mostrado hacia los periodistas que trabajan en las protestas, a quienes algunos voceros oficiales han acusado de “terroristas”.

Aunque existan estos riesgos, los periodistas no debemos olvidar que nuestro compromiso es con todos los lectores, de todos los grupos políticos, que debemos presentar el relato de los hechos concretos y la pluralidad de sus interpretaciones para que nuestros lectores puedan tener una visión más amplia de los asuntos que se discuten en la sociedad.

Especialmente en momentos de rabia, confrontación, incomprensión y quiebre del orden social, es deber del periodista hacer que prevalezca la verdad y promover el derecho que tienen todos los ciudadanos a estar integralmente informados. No podemos, por otra parte, contribuir al problema: producir propaganda a favor de uno de los bandos en conflicto, como si sus ideas fuesen un dogma inapelable, e ignorar a la otra parte; ofrecer información descontextualizada, insuficiente y sesgada; poner nuestro foco de atención solo en las versiones de las autoridades, los voceros de organizaciones, y relegar la voz de las víctimas y de los ciudadanos que más padecen el conflicto; ceder a la retórica de las declaraciones altisonantes y olvidar que el enfoque de la noticia está en los hechos comprobados.

En Venezuela, ante las situaciones trágicas que vivimos, los periodistas tenemos una labor de servicio universal. Como dijo Ryszard Kapuscinski en su obra Los cinco sentidos del periodista, los comunicadores debemos recordar al mundo que “la guerra es el único fenómeno humano en el que todos son víctimas, todos padecen, todos terminan infelices”.

Exigimos, entonces, en este Día Nacional del Periodista, que las autoridades garanticen efectivamente la seguridad y el ejercicio pleno de la profesión en estas situaciones de conflictividad, que respeten el derecho a la manifestación que tienen todos los ciudadanos, que eleven por encima de los deseos de grupos y partidos el interés de los venezolanos, que rectifiquen el error de pretender cambiar las máximas leyes de la República sin previamente consultar a los ciudadanos si desean eso.

También necesitamos exigirmos a nosotros, como periodistas, el cumplimiento integral de nuestro código de ética, la independencia frente a los bandos en pugna y la disposición a servir a los valores y principios de la Constitución. Tenemos que comprometernos a defender, siempre, la libertad de todas las personas de comunicarse y de informarse bien no solo acerca de los problemas del país, sino de las soluciones y proyectos de desarrollo, aquellos relatos que dan esperanza y que pueden inspirar para que ocurran los cambios que queremos en Venezuela.