Artesanos de la paz

El año 2016 fue muy intenso y dramático en Venezuela. A nivel personal pude vivir tanto momentos de satisfacción como otros difíciles, y en mayor o menor medida, a todos nos pasa igual, pero lo que no puedo dejar de agradecer es estar con vida y junto a mis seres queridos. Eso que parece obvio, no lo es.

Durante el año roban a mi hija, secuestran a un gran amigo, sin contar los habituales números de robos a quienes trabajan conmigo y muertes de conocidos; y para finalizar, el 24 de diciembre roban dentro de su apartamento a un vecino de mi edificio en Caracas, el 28 entran y roban en el Monasterio Trapense en Mérida, y finalmente, el Observatorio Venezolano de la Violencia dice que en Venezuela se cierra el año con 28.479 muertes violentas. Terrible panorama.

En todo este ambiente, me sorprendió el mensaje que envió el padre Abad del Monasterio Trapense de Mérida, luego de las 5 horas en las que los delincuentes ataron y sometieron a todos los monjes, visitantes y personal obrero:
“Continuamos con nuestra vida contemplativa de oración y trabajo según la regla de San Benito Abad, con la convicción que es la mejor contribución que podemos hacer a la concordia y la paz de nuestro país. Estos hechos lamentables no nos van a desviar de la llamada recibida de Dios. Hemos tenido presentes en la oración a quienes perpetraron este delito, deseándoles un cambio de vida, de manera que puedan buscar la felicidad donde realmente puede hallarse: en Dios.”

Qué conciencia del valor de su vocación tienen que tener estos monjes. Porque sin duda el miedo existe, el delito se denuncia y se toman acciones, pero luego señalan en su comunicado 3 factores importantísimos: a) claridad en que haciendo lo que les toca pueden contribuir más a la concordia y la paz de nuestro país (valor del trabajo); b) aun siendo lamentables los hechos, no los desvían de su llamado (vocación); c) rezan por los delincuentes pidiendo un cambio en su vida (perdón al enemigo y desear su bien).

El problema de la violencia en Venezuela es complejo y no tengo conocimiento en la materia, pero observando lo que pasa en el país: saturación en la cárceles con personas que ni siquiera han sido condenadas; que sólo se procesan el 2% de los homicidios; y así otros datos que demuestran todas las mejoras que son necesarias hacer en el sistema de justicia. Es necesario que se corte la espiral de impunidad donde muchas personas ya han adoptado la criminalidad y el robo como su oficio.

Si cada uno de nosotros, desde quienes tienen responsabilidades en cargos públicos hasta los estudiantes, valoráramos e hiciéramos con seriedad nuestro trabajo, tuviéramos conciencia de nuestro propósito en la vida y fuéramos capaces de no sólo no guardar rencor sino desear el cambio en nuestros agresores, el mundo sería otro.

Tarea nada fácil y casi imposible hacerla en solitario.

Pero para ayudarnos aún más, viene el Papa Francisco y envía su mensaje en la 50ma Jornada Mundial de la Paz, el pasado 01 de enero 2017, titulado «La no violencia: un estilo de política para la paz».

Quisiera resaltar algunos elementos de este mensaje porque los considero útiles para mí mismo, y para quienes nos toca vivir en países o situaciones donde la violencia se experimenta con frecuencia y por doquier.

El Papa nos pide “Que la caridad y la no violencia guíen el modo de tratarnos en las relaciones interpersonales, sociales e internacionales. Cuando las víctimas de la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la paz. Que la no violencia se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas.”

Y luego coloca un punto que nos hace tener el problema de la violencia más cercano, y no sólo culpar a los políticos y quienes tienen la responsabilidad de apretar un botón para comenzar una guerra, o el aplicar las políticas públicas de seguridad y justicia en un país, porque “Si el origen del que brota la violencia está en el corazón de los hombres, entonces es fundamental recorrer el sendero de la no violencia en primer lugar en el seno de la familia. Es parte de aquella alegría que presenté, en marzo pasado, en la Exhortación apostólica Amoris laetitia, como conclusión de los dos años de reflexión de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia. La familia es el espacio indispensable en el que los cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas aprenden a comunicarse y a cuidarse unos a otros de modo desinteresado, y donde los desacuerdos o incluso los conflictos deben ser superados no con la fuerza, sino con el diálogo, el respeto, la búsqueda del bien del otro, la misericordia y el perdón.”

Entonces no sólo tenemos que exigir justicia y que cada uno haga su trabajo: desde el juez, el fiscal del ministerio público y el policía; sino que es necesario educarnos en esa cultura de la no violencia y practicarla en nuestras relaciones cotidianas.

Para finalizar el Papa Francisco hace este llamado: “En el 2017, comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. «Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz»”

Reconozco que este es el camino más auténtico y por eso me sumo a la invitación, para que todos seamos “artesanos de la paz”, siguiendo lo que nos propone el Papa y nos han demostrado estos monjes de Mérida, para que cada uno de nosotros pueda pedir el don de la paz y construirla allí donde Dios nos ha puesto.

Alejandro Marius
@alemarius


Para leer el mensaje completo del Papa Francisco hacer clic aquí:
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/peace/documents/papa-francesco_20161208_messaggio-l-giornata-mondiale-pace-2017.html#_ftn25

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