Pensar de otro modo

Michel Foucault
Michel Foucault
Michel Foucault

“‘Decir el presente’ y ‘pensar de otro modo’ son ideas independientes. Definen la tarea de lo que hoy puede llamarse filosofía.”(MOREY, 1999) El Profesor Morey a partir de sus análisis del estilo filosófico de Foucault nos abre una puerta para seguir reflexionando sobre nuestros aportes desde la postura crítica filosófica a la sociedad actual, a la convivencia pacífica en un ethos compartido y a la necesidad de construir una mirada solícita en lo social. En este sentido, Foucault y Sartre se dan la mano: para lograr “pensar de otro modo” y realizar aportes filosóficos constructivos a la sociedad actual, el pensar filosófico debe volcarse sobre sí mismo. ¿Qué significa eso?

En primer lugar, alude a que aquél que realiza la reflexión filosófica debe trabajarse, cuestionarse en su quehacer y hacerse las preguntas requeridas que le permitan trascender y alcanzar ese “pensar de otro modo”. Porque no se trata de “legitimar lo que ya se sabe” o de sostener lo que ya se da mayoritariamente en lo social, sino, más bien, de ser lo suficientemente imaginativos, desde una ars combinatoria filosófica, como para crear y re-crear lo social a fin de contribuir a disminuir las injusticias sociales existentes.

Esto es así porque las filosofías que proceden de ese trabajo sobre sí están abiertas a la escucha, no se consideran que tienen la verdad absoluta y menos que tienen que ir a decirle a los otros discursos configuradores de lo social (políticos, económicos y sociológicos, entre otros) dónde está la verdad y cuáles son los procedimientos para alcanzarla. Más bien, desde ese trabajarse sobre sí, se logra “pensar de otro modo” porque el enriquecimiento de múltiples discursos abocado a la construcción de lo social alcanza coherencia y se traduce en la praxis; se vuelve teoría actuada.

En segundo lugar, volcarse sobre sí mismo se refiere a que aquél que se hace la interrogación crítica desde la filosofía debe cuestionarse desde la actualidad, a saber, preguntarse cuáles son sus posibilidades para ennoblecer lo social en el momento histórico que le ha tocado vivir. Lo anterior con el propósito de aportar soluciones desde ese “pensar de otro modo” que se vuelve urgente ante las urgencias que vemos en lo social, que socavan lo humano y reproducen un mundo de enfrentamientos y hostilidades. Hemos mencionado en la entrega anterior que nuestro momento es el tardocapitalismo que toma matices diversos en cada región del planeta.

En nuestra Latinoamérica vemos la inoperancia y esterilidad de discursos políticos que se enfrentan y no hallan salidas conciliatorias mermando la calidad de vida de sus habitantes y reproduciendo nuestros ya conocidos males sociales: pobreza, inseguridad y violencia. Es, entonces, labor filosófica el intentar elaborar argumentos que persuadan e insten a los protagonistas políticos y económicos de la necesidad de no perder el norte en su labor, a saber, la construcción de una polis sana. Nos detendremos a aclarar qué entendemos por polis sana en las próximas entregas.

Y, finalmente, en tercer lugar, volcarse sobre sí mismo pretende no construir y ejercer una “filosofía analítica de la verdad” (FOUCAULT, 1984) sino, más bien, es una elección filosófica de aquél que practica esta área del saber de ver a las filosofías como una “caja de herramientas” a la cual acudimos con el fin, no de encontrar la verdad de lo social, sino de hallar las herramientas analíticas necesarias para que con el concurso de todas las disciplinas auxiliares encontremos salidas compartidas y en donde nuestro único incuestionable fin sea el de disminuir todo aquello que mina las posibilidades de edificar una mirada solícita en lo social, a saber, que efectivamente la calidad de vida del otro me importe. Eso es ser demócratas en serio.

Así, “pensar de otro modo” se hace, además de obligatorio, ineludible para todos aquellos que participamos de la polis porque el pensar requiere pensarse, sin excusas ni pretextos, cuando no logra imaginar o poner en práctica las salidas demócratas y dialógicas requeridas para solventar nuestros males sociales. Apostamos por la educación, presencial y virtual, como aquél lugar por excelencia en donde la “caja de herramientas” se cultiva y permite, con la participación de todas las áreas del saber, que los individuos reconozcan al otro en su diversidad y busquen con todos los ímpetus requeridos la convivencia pacífica en un ethos compartido promoviendo en la praxis, como intención y acción, una mirada solícita para con el otro.

Por Fernanda Guevara-Riera
Filósofa

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