Del ‘secuestro tradicional’ al ‘secuestro virtual’ también los delincuentes cambian y se adecúan

CARACAS – La verdad es que pocos, por no decir nadie, lo admiten. Mas, es una película que muchos conocemos. Y muy bien. Aun cuando no queramos revelarlo públicamente, muy a nuestro pesar, hemos sido sus protagonistas principales. Todo comienza por una llamada inesperada. Una voz autoritaria, segura, cortante. A menudo, con aquella cadencia típica de los colombianos. Algunas informaciones sobre nuestra familia. No muchas, a decir verdad. Las suficientes para despertar curiosidad y ganar nuestra atención. Acto seguido, la amenaza. Pagas o algo muy desagradable le ocurrirá a tu esposa o a tus hijos: “los secuestramos o algo aún peor”. Son las palabras mágicas. Todo nuestro mundo se nos viene abajo como un castillo de naipes. Y nuestra vida ya no será la misma. De ahora en adelante, sólo habrá temor, inseguridad, desasosiego.

– Los delincuentes saben que los venezolanos desconfiamos de los policías. Saben que la clase media alta, la clase profesional, vive en el terror. Por ende, representa un terreno fértil. Así comienza la cacería. Es lo que yo he llamado la “extorsión segunda parte”. Te piden dinero en efectivo. Y te ordenan entregarlo a un motorizado en una plaza pública. También es posible que te digan que lo deposites en una cuenta corriente, abierta con documentos falsos – el doctor Fermín Mármol es asesor en seguridad, experto en casos de secuestro y extorsión. Un viejo refrán reza: hijo de gato come ratón. En nuestro caso, nada más cierto. De hecho, nuestro entrevistado es hijo de Fermín Mármol León, uno de los criminólogos de mayor trascendencia y prestigio en el país. En el ejercicio de la investigación privada, el autor de “4 címenes, 4 poderes” y de otros best-seller, ayudó en la resolución de muchos casos de secuestro, en su mayoría responsabilidad de las guerrillas de las Farc y del Eln.

Por supuesto, otros contextos, otros escenarios, otras tecnologías. La sociedad venezolana evoluciona. ¿Por qué no deberían hacerlo también los delincuentes? Hoy, Fermín Mármol, al igual que su padre ayer, es uno de los asesores de seguridad más competentes en el país. Y, para muchos, el alumno superó al maestro.
– ¿Por qué la llama “extorsión segunda parte”? ¿Y cómo pudimos llegar a la ‘extorsión virtual’?
– La extorsión telefónica, en nuestro país – nos explica el experto -, data de 2005. Su génesis hay que buscarla en nuestras cárceles. Hay pruebas de ello. No son simples teorías o meras suposiciones. Los venezolanos tenemos la tendencia a olvidar. Sin embargo, invito a que hagamos un ejercicio de memoria. Años atrás, ¿cuál era la razón de las llamadas? Pues, muy simple, obtener dinero en efectivo de las víctimas.
Nos cuenta que el delincuente llamaba y se identificaba como miembro de una banda de forajidos que había sido “contratada para hacer un gran daño a tu familia: para secuestrarla o para matarla”.

– Sin embargo – continúa -, el delincuente afirmaba que esa persona, la que lo había contratado, había fallado en el pago. Así que, tenías que pagar tú esa cifra, si no querías que le pasara algo a tu familia. En el devenir de la conversación te decían: “Mira, vamos a hacer lo siguiente: no quiero que me llames. No quiero que me rastrees. Mejor yo te llamo. Para eso, tienes que comprarme ‘pin’ de tarjetas telefónicas ‘pre-pago’”.
La víctima de la extorsión, asustada, compraba 4 o 5 ‘pin’ de tarjetas telefónicas ‘pre-pago’. De esa manera, el delincuente, preso en una de las cárceles del país, obtenía una ganancia jugosa. Y es que “en las cárceles cada minuto en llamadas vale mucho dinero: llega a costar hasta 10 veces más que su valor real”. En consecuencia, el recluso podía obtener hasta 500 mil y más bolívares en ganancias de una tarjeta de 100 mil bolívares. Con estafar 4 o 5 personas al día, tenía asegurados ingresos significativos.

– La policía – nos dice el entrevistado – investiga. Se percata del origen de las llamadas: las penitenciarías. Y comienza a orientar a la ciudadanía. Esta, a través también de los consultores y asesores en la materia, se instruye, se educa, reacciona.

En otras palabras, la sociedad fue creando lentamente sus anticuerpos. Y la extorsión, cuando menos ese tipo de extorsión, fue mermando. Sin embargo, así como evolucionan las sociedades, de la misma manera se reinventan los delincuentes. Decimos, cambian, se modernizan. Para decirlo con una palabra muy de moda en el mundo industrial venezolano en los años ’80, se reconvierten.

– En aquel entonces – precisa Fermín Mármol -, las fuentes primarias de información eran los portales de venta masiva en internet: tucarro.com; tuinmueble.com u otros. Eso funcionó del 2005 al 2009. Fue la “extorsión primera etapa”.

El entrevistado comenta que los presos purgan sus penas u obtienen algún beneficio procesal. En fin, logran su libertad. Salen de los penales.
– Ya el delincuente – continúa Fermín Mármol – no aspira a obtener el ‘pin’ de la tarjeta telefónica. Su interés es otro: quiere dinero en efectivo.

La fuente primaria de información, también en este caso, son los portales de venta masiva por internet. Mas, ahora ya no son tan útiles como antes. Mucha información es reservada. Y no todos tienen acceso a ella. Hay restricciones, unas más severas que otras. El delincuente debe seguir otros caminos. Uno de estos es llamar directamente a la casa de la víctima probable. Es lo que en la argot policial llaman ‘fishing’. Decimos, la pesca. Fermín Mármol lo explica de esta manera:
– El delincuente marca un número telefónico al azar, escogiendo la urbanización de su preferencia. El número lo encuentra en la guía telefónica; en las páginas blancas. Llama a una hora en la cual sabe que contestará probablemente la doméstica, la señora de la casa o uno de los hijos. Puede presentarse como promotor de algún producto o de un banco. Por ejemplo, de una compañía de televisión por cable. Una voz, al otro lado de la línea, te dice que están promocionando un paquete de productos nuevos. Y comienza con las preguntas. Te informan que tienen programación familiar y preguntan cuántos miembros hay en la familia. Te proponen un “paquete” para niños de acuerdo al sexo y la edad. Preguntan si hay niños, sus edades y si son varones o hembritas. Así obtienen la información que necesitan para el ‘fishing’.

En horas de la noche se produce la extorsión. El entrevistado nos dice que “el delincuente llama, pide hablar con el hombre de la casa y comienza la amenaza”. Se hace pasar probablemente por el miembro de una banda y afirma que va a secuestrar a un integrante de la familia. Para evitarlo, “hay que pagar”.

– Cuando empieza la discusión – expresa Fermín Mármol – sacan a relucir las informaciones que obtuvieron en la mañana o el día anterior. Te dicen: “Déjate de pendejadas. Sabemos que tienes dos hijos: una hembrita y un varón. Y no me dejes decir más porque te va a salir más caro”. Entonces, piensas: “Saben dónde vivo, me llamaron a la casa. Saben cuántos somos y también cuántos hijos tengo”. ¡Ahí está! Se produjo el ‘fishing’. Lo mismo puede pasar en la oficina y la información, sin querer, la proporciona la secretaria o algún otro empleado. En fin, alguien a quien no se le ha dicho que no tiene que dar información privada.

Así como para el ‘secuestro express’ el imán es el vehículo, nuestro entrevistado asegura que el 90 por ciento de la extorsión telefónica es obra de ‘caza-bobos’ que se guían por la urbanización en la que vives. Y precisa que, “ahora, hay una pizca de sofisticación”. En fin, hay una preparación previa; hay un estudio. No obstante, la escogencia de las víctimas es aleatoria.

– ¿Cómo reconocer una verdadera amenaza? ¿Cómo saber que se trata de una extorsión virtual?
– Muy sencillo – nos contesta -. Hay que entender que la extorsión es una negociación. Por supuesto, ilícita; pero una negociación al fin. Usted negocia de acuerdo a cuán buena es la extorsión. Y esta, en un 90 por ciento, es mala. Si eres soltero, pides que te diga el nombre de tu esposa; si no tienes hijos, pides que te digan cuántos hijos tienes: hay que enfrentar al delincuente.

Admite que será una conversación “áspera, dura, difícil”. Habrá amenazas e insultos. El delincuente trancará el teléfono y volverá a llamar.
– No importa – continúa el entrevistado -. Simplemente hay que insistir: “contestas o no habrá dinero”. En el 90 por ciento de los casos, no podrá contestar. No tiene la respuesta.

Fermín Mármol precisa que “el delincuente venezolano es violento. Está convencido de que “es capaz de matar o secuestrar”. Mas, no está acostumbrado a extorsionar.
– En Venezuela – continúa -, es muy simple salir a la calle y buscar a un bobo con un Blackberry. En fin, a alguien con un teléfono que vale el equivalente de 3 o 4 salarios de un motorizado. Quien atraca por un Blackberry es un violento. Es un delincuente acostumbrado a sacar una pistola y a matar. Ese es el problema. El 90 por ciento de quienes extorsionan por teléfono son ‘caza-bobos’. Casi siempre todo se resuelve con un diálogo incómodo, con muchos insultos y lleno de amenazas.

Fermín Mármol señala que es lamentable que nuestro país sufra hoy el incremento de una modalidad delictiva que no existía en el país. Concluye:
– Parece mentira que hoy estemos entre los 10 países con más secuestros; que seamos el segundo país con más homicidios en América Latina; que superemos a Colombia en tránsito de cocaína. Y que en 15 años nos hayamos convertidos en una de las naciones más corruptas del planeta.

¿Policías cómplices de secuestros? Una ‘leyenda urbana’

CARACAS – Farc y Eln. También paramilitares. Eran ellos quienes se dedicaban a la extorsión y al secuestro. Delinquían en Colombia. Y lo hacían en Venezuela. Mas, sólo en las zonas fronterizas. Sus víctimas preferidas eran los ganaderos. Hoy la realidad es muy distinta. Ha cambiado. Mejor dicho, ha empeorado. En nuestros días, el secuestro se ha extendido a todo el país. No hay región en la cual el ganadero, el industrial, el comerciante y hasta el hombre de la calle no se sientan en peligro, amenazados. ¿Por qué el secuestro se ha popularizado tanto? ¿por qué su crecimiento casi exponencial? Lo preguntamos a Fermín Mármol quien nos explica:
– El secuestro es el delito ‘Rey’ en Venezuela. Desde febrero de 1999 hasta diciembre de 2010, se ha incrementado en 420 por ciento. No hay modelo delictivo en el país que haya tenido semejante expansión. En igual período, también creció la cantidad de homicidios. Sin embargo, sólo lo hizo en 240 por ciento. Es mucho, por supuesto. No obstante, el secuestro creció más. Estimo que para el cierre de este año pudiese llegar a un 500 por ciento. ¿Por qué?
La respuesta llega de inmediato:
– Muy sencillo. Los maestros del secuestro, del ‘paseo millonario’, son los mexicanos. Los colombianos, en cambio, lo son del ‘secuestro prolongado’. Y los venezolanos hemos sido tan buenos alumnos que hemos superado a los maestros.

Explica que en la sociedad venezolana se produjo una metamorfosis de la delincuencia. O, más bien, ¿deberíamos llamarla reconversión, hacia modalidades más rentables?
– Quienes antes se dedicaban al asalto al banco, al robo de camiones blindados o de joyerías –comenta – emigraron hacia el ‘secuestro prolongado’. Y lo mismo hicieron los disidentes de la guerrilla colombiana y de los grupos paramilitares que huyeron a Venezuela. En cambio, se dedican al ‘secuestro-express’ los pequeños delincuentes. Es decir, los que hurtaban o robaban carros o se dedicaban al micro-tráfico de droga. Estos aprendieron que podían dar un ‘paseo millonario’ a sus víctimas. Obligarlas a llevarlos hasta sus casas; casas que desvalijaban tranquilamente. Aprendieron que podían secuestrar y pedir un rescate.
– Pero, ¿Por qué creció tanto esta tipología de delito?
– Por la impunidad – contesta sin titubeos -. La impunidad induce a la imitación.
– Se habla mucho, y cada vez con mayor insistencia, de la complicidad de funcionarios de los distintos órganos de policía en los secuestros? ¿Mito o realidad?
Sonríe. Sin prisa y con mucha paciencia, como ha venido haciendo hasta ahora, nos explica:
– La posibilidad de que un funcionario policial esté involucrado en un ‘secuestro prolongado’ es un mito. En realidad, el porcentaje es muy bajo. No llega a los dos dígitos. Estimo que representa un 7 u 8 por ciento. No más. Sin embargo, la realidad, en los ‘secuestros-express’, es distinta. Es posible que sea cómplice algún efectivo de la policía uniformada. Saben que la respuesta policial, en los casos de ‘secuestros-express’, es muy poco efectiva. No hay capacidad operativa.

Expresa que “se ha regado la leyenda urbana de que detrás de los secuestros hay a menudo la complicidad de policías”. Mas, subraya, no es así. Es una ‘leyenda urbana’ que se alimenta de la actitud de los delincuentes: muchos actúan como policías. Y, en efecto, son numerosos los delincuentes que, en algún momento, lo fueron. Son ex funcionarios, destituidos y expulsados de la institución por su conducta poco ética.

– Sin embargo – vuelve a precisar -, los ‘secuestros-prolongados’ son en su mayoría organizados por delincuentes. No hay complicidad de policías.
Y aconseja:
– La familia de la víctima, en caso de un ‘secuestro prolongado’, debe acudir inmediatamente a la policía, sea esta el Cicpc (Cuerpo de Investigaciones Científica, Penales y Criminalísticas, ndr) o el Grupo Antisecuestro y Antiextorsión de la Guardia Nacional. Estoy convencido de que en presencia de problemas difíciles y delicados hay que acudir al especialista. Si estás enfermo vas al médico; si tienes un problema financiero, acudes a un asesor y experto en la materia. Pues bien, si eres víctima de un secuestro debes acudir inmediatamente a la policía. Un secuestro prolongado puede quebrar a una familia.

Subraya que los resultados obtenidos por el Cicpc y el Gae, en el caso de secuestros prolongados, son muy buenos. No obstante, admite que existen fallas en el caso de los ‘secuestros –express’. Y señala las razones:
– Es muy poco el tiempo que se tiene a disposición. La policía no puede responder con eficiencia. Y no puede hacerlo porque, en primer lugar, carece del personal necesario. No tiene el número suficiente de efectivos para resolver un caso cuyo desenlace es cuestión de horas y no de días. En segundo lugar, nuestra policía no cuenta con la tecnología adecuada. Y, en tercer lugar, las telefónicas no facilitan en tiempo real las informaciones que se le solicita.

Fermín Mármol concluye que, en consecuencia, no es mucho lo que se puede hacer en los casos de ‘secuestros-express’. Por supuesto, existen alternativas. Y una de estas es el ‘pago controlado’. Decimos, la familia llega a un acuerdo con el delincuente. Se fijan monto del rescate y lugar de entrega. La policía interviene sólo a último momento, cuando se produce la entrega del dinero. Una vez que se haya logrado arrestar al delincuente, se le interroga para llegar al lugar de retención de la víctima.

Mueve negativamente la cabeza y comenta:
– La familia de la víctima saca una ecuación muy simple. Me están pidiendo un dinero que tengo o que, en todo caso, puedo conseguir. ¿Por qué no pagar? El gran problema en Venezuela – añade para concluir – es que de cada 10 secuestros que se llevan a cabo, 8 son ‘express’. Son secuestros que nadie denuncia. Esto explica el por qué de su crecimiento.

El hampa gana terreno

CARACAS – Con pausada precisión. Fermín Mármol, cifras en manos, ilustra una realidad inquietante: un país en el cual el hampa gana terreno, día tras día. Es una realidad que tal vez sospechábamos y que ha cambiado seguramente nuestras costumbres. Guste o no, ha trastocado nuestras vidas.

– Venezuela, en el 2011 – nos dice –, comienza la segunda década del siglo XXI comprometido seriamente en la lucha contra la criminalidad. Son muchas las pruebas. Nuestro país inicia este año perteneciendo al club nefasto de los 10 países con el número mayor de secuestros ‘per cápita’ en el planeta. Ocupa el noveno lugar entre las naciones con el número mayor de secuestros por cada 100 mil habitantes. Además, comienza la segunda década de este siglo siendo el segundo país con más homicidios ‘per cápita’ del continente americano.

Y si todo esto fuera poco, Venezuela, de acuerdo a nuestro entrevistado, ocupa un lugar destacado entre los países más corruptos del planeta. Para sustentar su afirmación, saca a relucir las estadísticas de “Transparencia Internacional”.

– Dinamarca – precisa – es el país más honesto al tiempo que Somalia se encuentra en el extremo opuesto. Venezuela, por su parte, ocupa un lugar entre las 15 naciones más corruptas.
Y continúa:
– En junio 2010, se dio a conocer el informe de las Naciones Unidas sobre las drogas. Venezuela es el país con el más alto índice de decomisos en Europa y Africa. El 52 por ciento de la droga incautada en los mares europeos y africanos, más de la mitad, proviene de nuestro país. Es muy grave. Y lo es aún más si se compara con el 5 por ciento de Colombia. Eso quiere decir que Venezuela está siendo utilizado como puerto seguro para el embarque de cocaína y de otras drogas. Nuestras autoridades parecieran no darse cuenta.
Por último, más no por eso menos importante, tenemos la impunidad. Fermín Mármol nos dice que Venezuela cerró el año 2010, la prima década de este siglo, “con el 92 por ciento de impunidad”.

– Eso quiere decir que de cada 100 delitos que se cometen en nuestro país, 92 quedan sin solución y sin castigo – subraya -. Todo esto indica que Venezuela carece de políticas serias en la lucha contra el delito. Hoy la sociedad está más expuesta. Los venezolanos, por esta razón, ya no salimos de noche y pensamos mudarnos al exterior. Los que tienen recursos económicos viajan en carros blindados y se llenan de escoltas.

Mejor prevenir que lamentar

CARACAS – Prevenir es mejor que lamentar. A veces, pocas normas, algo más de prudencia, un cambio de costumbres pueden despistar al delincuente. Y evitarnos una aventura desagradable.

– En materia de ‘secuestro-express’ – indica Fermín Mármol -, la actividad delictiva se despliega porque el delincuente escogió el carro que usted posee. En otras palabras, en un 90 por ciento es casual.
La banda sale a la calle. Y se dirige a las urbanizaciones en las cuales viven las personas con mayor poder adquisitivo. Las víctimas se escogen de acuerdo al modelo y a la marca de carros. Decimos, cuánto más lujoso es el coche que manejamos tanto más corremos el riesgo de ser la próxima víctima.

¿Recomendaciones? Fermín Mármol aconseja:
– De noche Usted debe salir en el vehículo menos costoso, menos elegante y menos llamativo. Debe tener un cochecito con estas características. Además, hay que tener puesto todos los seguros de las puertas y los vidrios cerrados con papel ahumado oscuro; un papel ahumado que no permita ver cuántas personas viajan en ese vehículo. Un automóvil de una marca y de un modelo que no llamen la atención no es apetecible.
Sin embargo, Fermín Mármol advierte que nuestra conducta es precisamente la opuesta. Ni hablar de nuestros jóvenes. Decimos, nuestros hijos se llevan el carro más costoso y lujoso; van con los vidrios abajo para ver y para que lo vean. Además, no se dirigen a un sólo sitio nocturno, sino a dos o tres sitios distintos.
– Y al final – continúa – se paran en una arepera o en una venta de perro calientes. Y son precisamente estos los sitios en los que esperan los ‘compañeros del delito’. Estos estudian a los muchachos, observan el carro que maneja, se fijan en el tipo de ropa que cargan, en la marca del reloj o en las cadenas de oro. Si llenan sus expectativas, los siguen y los interceptan. Nuestros muchachos están pidiendo a gritos que los secuestren.

Por último, nos dice:
– No podemos dejar de señalar que nuestro país no cumple con los estándares de números de policías por habitantes. El Cicpc, por ejemplo sólo tiene en tareas reales de investigación 4 mil 200 funcionarios. De acuerdo al estándar que indica la Onu deberían ser 25 mil.